Estaciones de radio y televisión con contenidos religiosos se escuchan cada vez más en México, sobre todo en comunidades rurales, pero todas son clandestinas pues la ley prohíbe su existencia.

Mientras las Iglesias, principalmente la católica y la protestante, presionan con fuerza al gobierno para que elimine esta restricción, las emisoras suelen disfrazarse como radios o televisoras sociales o comunitarias.

Asociaciones civiles que suelen ocultar sus vínculos con organizaciones religiosas suelen solicitar concesiones de este tipo al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que se las ha otorgado creyendo que sus transmisiones buscan solo fines no lucrativos o comunitarios.

Sin embargo, por todo el país se extienden emisoras como Radio María México, Voz de Esperanza, patrocinada por la Fundación Cultural para la Sociedad Mexicana, que difunde misas católicas así como los noticieros religiosos.

"Hay organizaciones y personas que se hacen pasar por asociaciones civiles para engañar al órgano regulador y obtener concesiones sociales", afirma María Elena Estavillo, ex comisionada del IFT.

"Una vez que se les asignan, transmiten contenidos religiosos aunque no esté estipulado en la barra programática que entregaron", indicó.

El representante en México de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, Héctor Camero, indicó que se ha detectado acercamiento de personas y organizaciones religiosas para solicitar su afiliación a la entidad para que las apoye a conseguir concesiones.

La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público prohíbe a las Iglesias poseer o administrar directa o indirectamente concesiones para explotar estaciones de radio y televisión y prestar servicios de telecomunicaciones.

Sin embargo, corresponde al ministerio de Gobernación (Interior) vigilar los contenidos de las radiodifusoras o televisoras.

La proliferación de emisoras religiosas es palpable sobre todo en el sureste del país, la zona más pobre de México, donde también es creciente la expansión de confesiones protestantes y la reducción preocupante de la masa de feligreses católicos.

A la par de programas religiosos en emisoras comunitarias, también se extienden emisiones esotéricas o dedicadas a promover la brujería y creencias supersticiosas, de acuerdo con Erick Hueta, coordinador de Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad.

Desde hace años, la iglesia católica y en menor medida la protestante, presionan al gobierno para que se levante el veto que les impide contar con concesiones para operar emisoras radiales o televisoras.

En diciembre pasado, se dio a conocer el borrador de una iniciativa de ley promovida por el gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda) para modificar el Estado Laico vigente desde hace más de siglo y medio, que incluye cancelar esta prohibición.

La propuesta de permitir a las Iglesias contar con estos órganos de difusión para "realizar actos de culto y propagar su doctrina" generó un inmediato rechazo de diversos sectores.

Según los analistas, detrás de la iniciativa estaría la Iglesia protestante, que ha ganado una creciente influencia en el gobierno del presidente Andrés López Obrador, quien ha recibido en su despacho al líder de la Confraternidad de Iglesias Evangélicas (Confraternice), Arturo Farela.

Los críticos no ocultan su temor de que en el futuro los evangélicos se conviertan en una poderosa fuerza capaz de inclinar la balanza en una elección muy competida, como ha sucedido en casos como el de Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil y Jimmy Morales en Guatemala.

De hecho, la Iglesia protestante ya cuenta con un partido político, llamado Encuentro Social (PES), minoritario pero que se alió en la última elección del 1 de julio del 2018 al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de López Obrador. El presidente Andrés López Obrador rechazó por ahora apoyar la iniciativa de Morena en el Congreso para modificar el estatus legal de las Iglesias que les otorgaría derecho a manejar emisoras de radio y TV, pero no se descarta que la respalde en el futuro.