El marplatense pidió por una “una patria más justa y más fraterna”. En una emotiva ceremonia en la Catedral provincial, recordó su paso por la ciudad: “Es y será siempre mi diócesis materna”.
En una multitudinaria celebración en la Catedral provincial, el marplatense Gabriel Mestre asumió esta tarde como nuevo arzobispo de La Plata.
“En continuidad con una rica historia eclesial, inicio hoy mi servicio pastoral como arzobispo de La Plata”, señaló Mestre, que reemplaza en el cargo a Víctor “Tucho” Fernández, quien fue designado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano.
En la misa de iniciación, el marplatense primero agradeció a las autoridades de los ámbitos políticos, civiles, de seguridad y eclesiásticos. En estos últimos hizo especial hincapié.
Reconoció a sus “hermanos obispos”. Por caso, a monseñor Jorge García Cuerva, arzobispo de la ciudad de Buenos y primado de la Argentina; a Antonio Marino, ex obispo de Mar del Plata; a Guillermo Garlatti, quien fuera su rector a lo largo de 8 años de seminario; y destacó una “muy linda y afectuosa llamada” de Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata, que no pudo asistir a la ceremonia por motivos de salud.
Luego, como es habitual, propuso tres ejes para reflexionar con los fieles que llenaron la Catedral: amar, conocer y entregar.
Sobre el primer punto, destacó su “amor por Jesús”. Y dijo que, sin él, “nada tiene sentido en la vida de la Iglesia; la fe deja de ser vital y se vuelve ideología”.
“Por eso quiero renovar mi amor a Dios como el elemento esencial para ser imagen del buen pastor para ustedes”, expresó.
En un mensaje a la comunidad de la Arquidiócesis de La Plata, le pidió a los fieles que le exijan “muchas cosas”, sobre todo “el amor a Jesús”. Y añadió: “No traigo ningún plan pastoral especial. Asumo la rica tradición de vivencia, transmisión y compromiso de la fe de la iglesia desde el inicio”.
Respecto al segundo punto, el nuevo arzobispo de La Plata sostuvo que tiene el gran desafío de conocer “en profundidad” a los cinco partidos que integran la Arquidiócesis, con el deber de ser “padre y pastor”.
De todos modos, recordó que en La Plata tomó “algunas de las decisiones más importantes de su vida” cuando fue seminarista.
“Acompañamos con otros seminaristas la crisis económica y social de 1989. También conozco algo del ámbito más secular: he tomado mates en la ribera de Punta Lara; fui a comer pizza o hamburguesas en el Camino General Belgrano; he paseado por los boulevares y ramblas que tiene la ciudad; he vibrado algún domingo ante el clásico platense, sin ser futbolero”, enumeró.
Y agregó: “Buscaré, de corazón, escuchar y dialogar con todos y todas. Quiero conocer el latido del corazón de la comunidad arquidiocesana en todas sus expresiones. Conocer en profundidad las realidades más visibles y también a los que por diversos motivos no están visibilizados”.
En relación al tercer eje, Mestre aseguró que entregará su vida “como siervo de Dios”. Y remarcó: “Querida iglesia de La Plata, a partir de hoy mi vida les pertenece, es de ustedes”.
Bajo el lema “Cristo es nuestra paz”, el arzobispo manifestó que buscará con todos los sectores políticos “una patria más justa y más fraterna, en el camino del bien común y la justicia social, superando toda grieta”.
“Quiero animar a transitar los caminos de la cultura del encuentro y la amistad social que nos pide el Papa Francisco. Entrego mi vida para trabajar por la dignidad de las personas en el trabajo, la educación ,el desarrollo y la promoción humana integral”, anunció.
En la misma línea, en el marco de un nuevo aniversario de la Noche de los Lápices, Mestre mostró su “compromiso como pastor de colaborar siempre para fortalecer la democracia y cultivar la memoria activa”, con la finalidad de “rechazar cualquier tipo de dictadura que no respete los derechos humanos fundamentales”.
Por último, Mestre dijo que la comunidad arquidiocesana de La Plata es desde hoy su “familia”. Aunque aprovechó la ocasión para recordar a su ciudad natal: “Mar del Plata es y será siempre mi diócesis materna. Como laico, presbítero y obispo. La diócesis materna es como la madre. Aunque no esté presente físicamente, siempre se la ama y nunca se la puede olvidar”, finalizó.
La Arquidiócesis de La Plata comprende los partidos de Berisso, Ensenada, La Plata, Magdalena y Punta Indio, con una superficie total de 4.652 kilómetros cuadrados y una población de 1.040.280 habitantes, de los cuales se estima que el 85 por ciento son católicos. Cuenta con 78 parroquias, 138 sacerdotes (123 diocesanos y 15 religiosos), 4 diáconos permanentes, 87 seminaristas mayores, 45 religiosos, 333 religiosas y 192 centros educativos de la Iglesia.
Entre otros, en la ceremonia estuvieron presentes el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; los intendentes de La Plata (Julio Garro), Berisso (Fabián Cagliardi) y Ensenada (Mario Secco); los ministros provinciales de Justicia y Gobierno, Julio Alak y Cristina Álvarez Rodríguez; la titular del Instituto Cultural, Florencia Saintout; y el director del diario La Capital, Florencio Aldrey.
Mestre nació en Mar del Plata el 15 de septiembre de 1968 y fue ordenado sacerdote el 16 de mayo de 1997 por monseñor José María Arancedo, entonces obispo de esta ciudad.
Fue elegido obispo marplatense el 18 de julio de 2017 por el papa Francisco y ordenado el 26 de agosto de 2017 en la catedral marplatense.
Es, además, licenciado en teología, con especialización en Sagrada Escritura por la Universidad Católica Argentina, y miembro de la comisión de Catequesis, Animación y Pastoral Bíblica en la Conferencia Episcopal Argentina.
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