En un contexto de perplejidad, agitación e incertidumbre, el equipo arquidiocesano cree "imprescindible iniciar, lo antes posible, nuevos caminos de encuentro y de diálogo sincero entre todos".
La Pastoral Social de Mendoza hizo un nuevo llamado a la paz social, ante lo que evaluó como “momentos de perplejidad, de agitación, de nuevas incertidumbres, de preocupaciones por nuestro hoy y nuestro mañana”.
“Las expresiones de pobreza, de marginación, de hambre, de soledad, de angustia y de miedo van creciendo. Tememos que se hagan crónicas. Los pocos esfuerzos para superar esta realidad no alcanzan”, advirtió.
En un mensaje con el título “Lo mejor de nosotros”, la Pastoral Social consideró “imprescindible iniciar, lo antes posible, nuevos caminos de encuentro y de diálogo sincero entre todos, así como un nuevo modo de gestionar lo público y lo privado, con propuestas creativas, generosas y concretas que ayuden a todos y nos permitan vislumbrar horizontes con esperanza”.
Texto del mensaje
Un nuevo llamado a la paz social se hace necesario. Estamos viviendo momentos de perplejidad, de agitación, de nuevas incertidumbres, de preocupaciones por nuestro hoy y nuestro mañana.
Las expresiones de pobreza, de marginación, de hambre, de soledad, de angustia y de miedo van creciendo. Tememos que se hagan crónicas. Los pocos esfuerzos para superar esta realidad no alcanzan. Sufren los pobres que no pueden dar de comer a sus hijos; sufren quienes ven partir a sus hijos sin futuro; sufren quienes no pueden ver coronados sus esfuerzos y empresas con la justa retribución; sufren quienes al final del camino se encuentran con las manos vacías y jubilaciones insuficientes. Se impone despertar una nueva sensibilidad ante el dolor, la injusticia, el cansancio de la población y las heridas sociales.
Creemos imprescindible iniciar, lo antes posible, nuevos caminos de encuentro y de diálogo sincero entre todos, así como un nuevo modo de gestionar lo público y lo privado, con propuestas creativas, generosas y concretas que ayuden a todos y nos permitan vislumbrar horizontes con esperanza.
Estamos llamados hoy a dar lo mejor de cada uno de nosotros desde nuestro lugar personal, familiar, social, político e institucional. No es hora de insultos, ni maltratos o descalificaciones. Es hora de verdad, de solidaridad fraterna entre los argentinos y de justicia social.
Para afianzar nuestra esperanza que no falte la invocación a Dios, fuente de toda razón y justicia.
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