“Tenemos el enorme desafío de incorporarnos a la nueva cultura digital, que no es sólo una revolución tecnológica, sino la creación de un nuevo mundo. Un nuevo mundo en el que estamos llamados a ser presentes”.
Con estas palabras, Arturo Sosa Abascal, el superior de la Compañía de Jesús, abrió su conferencia en el auditorio Diego de Torres, de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
El papa negro, como se conoce tradicionalmente a los máximos referentes de la orden, centró su exposición en los cambios y los desafíos que tiene por delante el desarrollo del conocimiento superior, la investigación y su relación con el mundo del trabajo, las desigualdades sociales, el compromiso democrático y el cuidado del medio ambiente.
Ante un nutrido auditorio, entre los que estaban presentes el obispo Carlos Ñáñez y el rector de la UCC Alfonso José Gómez, quien se encargó de su bienvenida, Sosa Abascal se refirió al cambio de época que atraviesa el mundo y, en particular, el ámbito de la investigación y el conocimiento, y a la necesidad de darle “profundidad” a esta transformación desde una óptica “apostólica”.
“No basta alcanzar la profundidad en estos tiempos. El verdadero desafío es que sea haga de manera apostólica”, dijo el sacerdote licenciado en filosofía y doctor en ciencias políticas nacido en Venezuela.
Su conferencia, que duró poco más de una hora, tomó casi al pie de la letra el discurso social y ambiental del papa Francisco, también jesuita.
Citó a Laudato Si, la segunda encíclica del pontífice del año 2015. Allí, Francisco habla del “cuidado de la casa común”, es decir, del cuidado de la Tierra, las consecuencias de la falta de protección del medioambiente y los problemas que genera el exceso de consumo.
En relación con lo social, Sosa Abascal repasó muchos de los conceptos que vertió en el reciente documento que coronó el encuentro de universidades a cargo de la Compañía de Jesús en Bilbao, también en sintonía con lo que señala el Papa.
Se refirió al “actual e injusto orden mundial”. Y puso el acento en el padecimiento de los “migrantes, los pobres y los excluidos”.
También apeló a la responsabilidad ciudadana. “Como nunca antes, el mundo cuenta con mecanismos de transparencia y rendición de cuentas”, dijo. Sin embargo, aseguró que aún hay “oscuridad”.
Identificados con la academia y con la investigación, los jesuitas siempre pusieron énfasis en la importancia de la educación superior. En este sentido, Sosa Abascal señaló que en América latina se prevé un crecimiento sostenido de estudiantes en los próximos años, que en la mayoría de los casos se trata de primeras generaciones universitarias.
“Asistimos a un continuo aumento de estudiantes universitarios”, dijo el sacerdote, quien remitió a un reciente video en Paraguay en el que una joven le lleva a su padre, un albañil, su diploma mientras él está trabajando.
Punto seguido, criticó la concepción mercantilista de la educación, sobre todo en el ámbito superior. “Esta expansión de la educación no siempre se corresponde con la calidad”, aseguró y apeló a la necesidad de dotarla de valores cristianos, ciudadanos y comprometidos con el bien común.
La exposición estuvo atravesada por dos conceptos: el humanismo y la utilidad ignaciana. En toda su exposición, se refirió a ambos como los elementos que marcan la diferencia dentro del cambio.
El máximo referente de los jesuitas a nivel mundial se refirió a la necesidad de diálogo y al encuentro entre las personas. En su discurso, señaló al Comipaz como un buen ejemplo de este encuentro de religiones, pensamientos diferentes y convivencia. “La tarea de la reconciliación es vital”, dijo.
Comentá la nota