La máxima autoridad religiosa ucraniana en Argentina pedirá a La Consolata el fin de la guerra

La máxima autoridad religiosa ucraniana en Argentina pedirá a La Consolata el fin de la guerra

Invitado por el párroco Osvaldo Leone, monseñor Daniel Kozelinski Netto, obispo de la Eparquía de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires, participará de las actividades el lunes 20 y acompañará al obispo Adolfo Uriona en la procesión y misa central

Invitado por el párroco de Sampacho y rector del Santuario de La Consolota, presbítero Osvaldo Leone, monseñor Daniel Kozelinski Netto, quien es obispo de la Eparquía de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires (con jurisdicción en toda Argentina) y visitador apostólico en Paraguay, Chile y Uruguay, confirmó recientemente su participación en las actividades centrales en honor a la Virgen de La Consolata el próximo lunes 20 de junio y que acompañará al obispo diocesano monseñor Adolfo Uriona en la procesión y misa central.

Así lo adelantó a Puntal el cura párroco de Sampacho, quien resaltó la importancia de la presencia de la máxima autoridad religiosa ucraniana en el país y el sur de Latinoamérica en la celebración patronal de la localidad.

“En primer lugar, es de destacar el deseo de venir a conmemorar a la Virgen Santísima, nada más ni nada menos que la Virgen del consuelo. Que venga monseñor Daniel a unirse a los festejos programados, a nuestro obispo diocesano, muestra esta comunión de la Iglesia oriental, presente en Ucrania, y la Iglesia de Occidente, a través de nuestra Iglesia Católica Apostólica Romana. Y hace presente a esta tradición tan fuerte que son las iglesias de oriente”, expresó Leone.

Para agregar: “Que venga él a unirse también a nosotros nos tiene que llamar a la reflexión y hacernos más cercanos. Porque aunque estén en otro lugar del mapa, que no nos haga lejanos sino que nos acerque al dolor que sufre un pueblo, en este caso, Ucrania, y en medio de toda una guerra. Para nosotros significa mucho. Pidamos también a la Virgen de La Consolata el consuelo y la fortaleza para este pueblo que sufre y el fin de la guerra”. El párroco mencionó que será la primera vez que Kozelinski Netto visite la Diócesis de Río Cuarto. “Que monseñor Daniel se haya hecho un lugar para venir, viajar y estar con nosotros, caminar en la procesión, rezar y unirse a la misa, es muy significativo, en esta comunión para toda la Iglesia”, señaló Leone.

Origen de la Iglesia

La Iglesia greco-católica ucraniana es una de las diversas iglesias católicas orientales existentes en el mundo, una de las más grandes y representativas de la tradición bizantina. Por eso, generalmente se coloca un complemento en su identificación con el agregado “de Rito Bizantino Ucraniano”.

“Que monseñor Daniel se haya hecho un lugar para viajar, venir y estar con nosotros, caminar en procesión, rezar y unirse a la misa, es muy significativo”, consideró Leone.

“Esta Iglesia ha sufrido un largo calvario durante el régimen comunista soviético, produciendo innumerables mártires y desgraciadamente tiende a ser perseguida en los días actuales por los mismos enemigos. Esta Iglesia se sitúa entre dos mundos culturales diferentes, el latino y el eslavo”, se explicó.

Es una Iglesia particular “sui iuris”, denominación latina para designar que tiene su derecho propio, o sea, que tiene sus leyes, autonomía y existencia propia. “Es una Iglesia reconocida por la Santa Sede y es considerada la mayor Iglesia Oriental en plena comunión con el Papa, siguiendo sus determinaciones”, precisaron.

Para añadir en la descripción: "El rito es el patrimonio litúrgico, teológico, espiritual y disciplinar, distinto de la cultura y de las circunstancias históricas de los pueblos, y que se expresa en el modo de vivir la propia fe de cada Iglesia ‘sui iuris’”. La Iglesia greco-católica ucraniana posee el status canónico de Arzobispado Mayor desde el año de 1963. "El Arzobispo mayor es el Metropolita de una sede determinada o reconocida por la suprema autoridad de la Iglesia, que está al frente de toda una Iglesia oriental sui iuris no dotada de título patriarcal. Lo que se dice en el derecho común sobre las Iglesias patriarcales o sobre los Patriarcas, hay que entender que tiene validez para las Iglesias arzobispales mayores o para los Arzobispos mayores, a no ser que sea prevista otra cosa en el derecho común o que conste por la naturaleza de la cosa”, explican los documentos constitutivos de esa Iglesia.

En Argentina

Por razones de falta de perspectivas y aprovechando la propaganda de los países de América, numerosos ucranianos inmigraron para los países de América: Canadá, Estados Unidos, Brasil, Argentina y Paraguay. En estos países, la Iglesia está organizada en varias eparquías (diócesis) y desarrollan sus funciones entre los inmigrantes y sus descendientes.

En Argentina, esta Iglesia está presente desde 1908, con la llegada de los primeros sacerdotes del rito, para trabajar con los colonos de la región de la provincia de Misiones. Después de la Primera Guerra Mundial, nuevos inmigrantes llegaron al país y se establecieron en la región de Buenos Aires, Chaco y Formosa. “Actualmente, contamos con 150 mil ucranianos y descendientes, que hacen parte de la Iglesia greco-católica ucraniana”, precisaron.

“Estamos organizados con más de 100 comunidades, establecidos principalmente en Chaco, Misiones y Gran Buenos Aires”. 

Desde 1961, la Iglesia greco-católica ucraniana está organizada canónicamente en Argentina, con el nombramiento de su primer obispo, monseñor Andrés Sapellak. “Hoy estamos organizados con más de 100 comunidades, establecidos principalmente en Misiones, Chaco y Gran Buenos Aires. La sede episcopal está localizada en Floresta, Buenos Aires, y de allí realizamos nuestra acción pastoral en todo el país. Hoy contamos con 15 sacerdotes, que, si bien son pocos, son sacerdotes que continuamente se encuentran en viaje, para poder atender a todos, y contamos con tres comunidades de religiosas femeninas que realizan una gran función pastoral en medio de toda nuestra comunidad en Argentina”, explicó Kozelinski Netto.

El eparca dijo que la Iglesia ucraniana hoy busca estar al lado de sus fieles: inmigrantes o descendientes, que siguen el rito greco católico ucraniano. “Todas las funciones litúrgicas son realizadas siguiendo las orientaciones del rito, buscando mantener la unidad entre todos. Donde es posible, se mantiene la lengua original, pero, en consideración a las nuevas generaciones, se usa la lengua local”, manifestó. Para expresar: “Los ucranianos están en toda la Argentina, porque buscan nuevos medios de vencer en la vida, principalmente los más jóvenes, teniendo en cuenta los estudios y oportunidades de servicio. Esto exige una atención especial, para poder mantener la unidad de la Iglesia como tal”.

“Con la actual invasión rusa, la Iglesia se mantiene abierta”

“Somos Iglesia católica, solo que practicamos el Rito diferente. La unidad en la diversidad”, resalta el Monseñor Kozelinski Netto.

La sede de la Iglesia greco-católica ucraniana está situada en la ciudad de Kiev, residencia del Arzobispo Mayor. “Todos los años los obispos tienen su Conferencia, que llamamos de Sínodo, significa que solo el Colegio Episcopal, junto con el arzobispo mayor, tienen la voz y la posibilidad de realizar cambios, de modo especial en lo que dice respecto la cuestión ritual”, precisó.

Y añade: “Llamamos la Iglesia greco-católica ucraniana como la Iglesia de los Mártires, porque siempre fue perseguida por otros países interesados, principalmente Rusia, con el Patriarcado de Moscú, que querían una sola Iglesia, todos bajo la potestad del Patriarcado de Moscú, amparado por el Imperio de los Czares de Rusia y después, por el gobierno comunista soviético”.

Manifestó que en tiempos del Imperio ruso, la Iglesia greco-católica ucraniana sobrevivió en las pequeñas aldeas bajo el protectorado de Polonia y el Imperio Austro Húngaro. “Asimismo, fue una Iglesia que vivió siempre fiel al catolicismo, nunca siguiendo las orientaciones de las iglesias ortodoxas de Unión Soviética o del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla”, sostuvo.

“Con la actual invasión rusa, la Iglesia se mantiene abierta en auxilio continuo a sus fieles y al pueblo en general, no viendo la diferencia de credo”. 

Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, esta Iglesia fue anexada al Patriarcado de Moscú. Sus obispos, todos deportados a los campos de concentración de Siberia, bien como la mayoría de sus sacerdotes, religiosas y millares de laicos. La Iglesia continuó viva en la diáspora y en la clandestinidad en el territorio ucraniano y recuperó su libertad solo en 1991, con el fin del régimen comunista soviético. “Hoy está muy bien organizada en Ucrania, con 16 Eparquías –diócesis – y en proceso de organización, principalmente en las regiones del este ucraniano. Con la actual invasión de la Federación Rusa, la Iglesia se mantiene abierta en auxilio continuo a sus fieles y al pueblo en general, no viendo la diferencia de credo. Con esta actuación, la Iglesia cumple su misión de ser guardiana de la vida, en estos tiempos difíciles”, resaltó.

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