La exhibición en la Casa de las Madres sobre los mártires de la fe incluye a los palotinos, el cura-barrendero, el obispo Ponce de León, pastores evangélicos y jóvenes scouts, entre otros.
POR LUCAS SCHAERER
Una gran cruz con diversos colores. Enchapada con el dibujo de rostros femeninos, casas sencillas, frutas y verde de vegetación. “El Salvador” tiene escrito a la derecha. En la vitrina deja la cruz Fátima Cabrera, mientras explicaba a la agencia Télam que la trajo desde América Central cuando participó de la beatificación de San Romero, monseñor Óscar Arnulfo, asesinado el 24 de marzo de 1980, en el altar durante una misa, por su corajuda prédica en favor de los más pobres y los derechos humanos.
Fátima es quien sigue explicando a una mujer y su compañero recién llegados a la muestra: “En el cuadro junto a la cruz está Jesús Silva, que sostiene una foto de su hermano, también cura como él, pero a la vez barrendero. Ellos eran parte de los Hermanitos del Evangelio que fueron diezmados por la dictadura militar en Argentina”, recordó la catequista que en la década del ’70 por su tarea evangélica en la Villa 31 y Soldati termina siendo detenida-desaparecida y ocho años después, en el exilio, se reencuentra con el sacerdote irlandés Patrick Rice, también del carisma del santo contemplativo Charles de Foucauld, con quien conforma una familia de tres hijos y pasan a formar parte del movimiento por los derechos humanos que se resume en la memoria, verdad y justicia.
En otra parte de la muestra, que se mezcla con grandes fotos en blanco y negro de la Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, estaba Laura Macchi, la curadora, colocando fotos del obispo Enrique Angelelli, una de ellas caminando junto al entonces gobernador de La Rioja, Carlos Menem, otras del prelado en el campo montando un caballo, o junto a una señora de pueblo con una pava en la mano.
Un afiche rojo, al estilo pasacalle, cruza el salón, delante de una escalera. Tiene escrito en letras negras: “con un oído en los pobres y el otro en el evangelio”. Entremezclada fotos los mártires, como el cura villero Carlos Mugica, y los acompaña la frase “religiosos/as, laicos/as, desaparecidos/asesinados presentes! Abajo colgado de la pared una gran foto del obispo Carlos Ponce de León sentado en una mesa de familia, en una sobremesa de almuerzo, junto a una señora de pueblo, dos hombres detrás parados, uno que sostiene un bebé, y la frase: “he venido a servir y no a ser servido” (Mt. 20-28, que era el lema episcopal elegido por Ponce de León).
Marisa, como todos llaman a la sobrina del monseñor que fue asesinado en un fraguado accidente automovilístico hace 45 años, junto a su hija, Eugenia, han colocado banners del obispo Ponce, y me cuenta que su tío “le salvó la vida a 27 personas, por lo que figura en la causa judicial, entre sacerdotes, delegados sindicales, estudiantes secundarios y hasta militantes del Partido Comunista, porque él resguardaba la vida ante todo, no importaba de donde viniera la persona bastaba con que su vida corría peligro por la persecución de la dictadura”.
Los pastores evangélicos detenidos-desaparecidos son parte de la muestra, en el ex centro clandestino de detención y tortura ESMA. De anchos bigotes y cuadrados anteojos se lo ve a Mauricio Amílcar López, secuestrado el 1 de enero de 1977, en la provincia de Mendoza, por su participación en el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) “donde volcó todo su amor como pastor evangélico, su conocimiento como rector de la universidad de Cuyo, además de ser un doctor en psicología y filosofía”, narró Alexis Kalczynski mientras con sus manos coloca cinta detrás de las fotos que estaba colgando para la muestra. Es abogado, militante kirchnerista en FORJA y parte de una familia donde su abuela, Carmen Conde, primero católica y luego conversa al evangelismo pentecostés, le transmitió la fe y la lucha por su tío, Juan Carlos, que aún está desaparecido. Alexis se entusiasmó contando detalles de otros referentes evangélico que lucharon contra la dictadura y refugiaron perseguidos. Entre otras cosas Alexis estaba pegando un listado poco conocido. Los 228 desaparecidos o asesinados confesionales por el terrorismo de Estado. Es provisorio porque aún siguen apareciendo personas que no estaban reconocidas por su activismo en la fe. “Sólo el MEDH tiene 20 mil denuncias en dictadura y nosotros a diferencia de la iglesia católica, organizada en episcopal, o sea por el mando de los obispos, los evangélicos somos congregacionales, entonces es muy diverso y no está centralizado”.
Los jóvenes scouts de los ‘70 están en la muestra. Unos 75 miembros fueron desaparecidos. También la lista con el tiempo sigue creciendo. Daniel Genna, que vivió dos años en el exilio primero en Roma protegido por una congregación en el Vaticano, explicó para este artículo que “seguimos incorporando scouts porque no siempre se reconoce el origen del desaparecido. María Clara, de la Noche de los Lápices en La Plata, venía de Bahía Blanca de un grupo scouts”. Se paró delante una foto y me señaló con el dedo: “acá son 20 los scouts y un cura desaparecidos de la parroquia San Francisco de Asís de Villa Bosh” y cerró con el dato: “Hace poco nos pasó en Córdoba viajaron compañeros que se enteraron allá que había desaparecido un cura y cuatro scouts”.
Las primeras palabras de la inauguración de la muestra “mártires del pueblo, compañeros de todos” corrieron por cuenta de la alegre María Adela Antokoletz, que sigue la lucha que inició su madre del mismo nombre por su hijo mayor detenido-desaparecido. Luego Ramiro Varela, de los Palotinos, detalló que “la muestra fue una construcción colectiva, pese a las grandes distancias”, y que pretenden hacerla itinerante con los distintos militantes de los derechos humanos parados desde la fe.
La muestra no es una acción aislada. Es un ciclo de actividades, llamado “el mes de los mártires”, que iniciaron el 5 de julio con una charla de Taty Almeyda, referente de las Madres Plaza de Mayo, y Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de Nación, sobre los palotinos. Que siguió en San Nicolás, el 11 de julio por el obispo Ponce.
La próxima charla será el lunes 25 de julio sobre los avances y retrocesos en las causas judiciales de los mártires, para ello expondrá Juan Murray por el obispo Ponce de León; Ramiro Fresneda por los mártires riojanos; Pablo Llonto por el cura-barrendero y Varela por los palotinos.
Para el cierre de la muestra, el próximo viernes 29 de julio, se construirá colectivamente una baldosa en memoria de Mauricio Silva y por último la señalización de la calle “mártires del pueblo”, el sábado 6 de agosto, a partir de las 11 horas, en la exESMA (av. Libertador 8151, CABA).
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