Mano a mano con el presidente de AMIA, Ariel Eichbaum

Mano a mano con el presidente de AMIA, Ariel Eichbaum

El presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum, dialogó con Vis á Vis y realizó un balance de este 2020 y expresó lo que espera para el 2021.

 

«Sin dejar de mencionar el dolor y el sufrimiento que esta pandemia provocó para miles de familias, el balance es sumamente positivo. Logramos estar cerca de quienes más lo necesitaron. El año que finalizó será recordado como un momento de quiebre en el que el desafío fue enorme y la institución estuvo a la altura», aseguró.

El titular de la mutual contó cómo tuvieron que modificar las prioridades, la implementación de nuevas metodologías de trabajo y la cantidad de iniciativas llevadas a cabo desde cada una de las áreas y el impacto alcanzado.

Ante la pregunta sobre los cuestionamientos a las obras de infraestructura que se están realizando para mejorar la prestación de los servicios fúnebres en la sede de Loyola, Eichbaum afirmó que «las críticas son absolutamente marginales y responden más a un interés electoral».

El presidente de AMIA también se refirió a las elecciones postergadas y su visión sobre lo que vendrá.

Si tenés que hacer un resumen sobre este 2020 inesperado, ¿crees que fue positivo o negativo en líneas generales?

Si tuviese que sintetizar lo actuado y el desenvolvimiento institucional durante un año tan complejo como fue el 2020, y sin dejar de mencionar el dolor y el sufrimiento que esta pandemia provocó para miles de familias tanto en nuestro país como en el mundo, con pérdidas irreparables de seres queridos y con una profunda crisis social y económica, el balance de la labor que llevamos a cabo desde AMIA es sumamente positivo.

De manera inmediata pudimos realizar un diagnóstico de la situación que íbamos a enfrentar ante la nueva realidad, adaptarnos muy rápidamente y no descuidar nuestras funciones esenciales. La pregunta que se hace siempre un dirigente comunitario es si está custodiando la misión de la institución y yo creo, una vez más, ante un desafío tan trascendental, logramos cuidar todas las variables que podían verse afectadas, trabajando con absoluta responsabilidad en la readecuación del presupuesto, de los programas, proyectos y actividades, ampliando la capacidad de respuesta ante las nuevas necesidades.

En síntesis, a pesar de todas las dificultades, hemos tenido un año sin dudas exitoso. En toda la agenda que desarrolla AMIA, departamento por departamento, en alianza con diferentes organizaciones comunitarias, organismos gubernamentales, instancias públicas y privadas, nacionales e internacionales, logramos estar cerca de quienes más lo necesitaron. El año que finalizó será recordado como un momento de quiebre en el que el desafío fue enorme y la institución estuvo a la altura.

¿Tuvieron que reformular objetivos a partir de marzo?

No sé si reformular objetivos, pero sí reacomodar prioridades. En el momento en que se estableció la cuarentena y tuvimos que redefinir casi por completo nuestro accionar, establecimos un Comité para seguir en forma diaria la evolución económica y financiera del presupuesto institucional, con la convicción de que la demanda social iba a crecer en forma exponencial y debíamos contar con los recursos para poder responder.

Implementamos una metodología de trabajo y de seguimiento que nos permitió alcanzar todo lo que nos fuimos proponiendo, analizar, evaluar y volver a planificar. Fue posible gracias al compromiso de la Comisión Directiva que tengo el orgullo de liderar y con el trabajo profesional de un equipo de excelencia. Al realizar el repaso de la cantidad de iniciativas implementadas desde cada una de las áreas y el impacto alcanzado, realmente creo que la vara para medir lo que será este 2021, está en un lugar muy alto.

Cuando comenzó el 2020 quedaban pocos meses para que dejes la presidencia por la culminación de la gestión. Esta nueva realidad modificó ese escenario, ya que no se pudieron llevar a cabo las elecciones. ¿Tuviste que modificar asuntos privados para seguir al frente de la comunidad? ¿Cómo se tomó familiarmente, cómo lo tomaste vos? ¿Pensaste en algún momento en no continuar?

Sí, cuando comenzó el 2020 estábamos en plena campaña electoral, con la institución vigorosamente ejerciendo la democracia, preparándonos. Desde ya nos tomó por sorpresa la situación que en un comienzo escuchábamos que se manifestaba con fuerza en otras latitudes y luego llegó a nuestro país. Estuvimos reunidos en su momento con los diferentes factores que habían manifestado su voluntad de participar de las elecciones y, cumpliendo con las indicaciones de las autoridades sanitarias, se decidió postergar los comicios. En ese mismo marco, el INAES dispuso que los mandatos vigentes se prorrogaran.

A nivel personal, naturalmente los planes que tenía se modificaron, como le pasó a muchísima gente, pero tengo un gran apoyo de mi familia para poder continuar con la dedicación voluntaria como presidente de AMIA y mi vocación comunitaria que tanto me identifica. AMIA es una institución excepcional, es la centralidad de la comunidad judía argentina, una de las comunidades más grandes del mundo por fuera de Israel. Como cada uno de mis colegas de Comisión Directiva, lo hacemos con orgullo y responsabilidad. En ningún momento pensé en no continuar. Las necesidades de las familias más vulnerables son muchas y no había posibilidad de pensar en otra cosa durante el 2020.

¿Qué fue lo más difícil que tuvieron que enfrentar como CD durante este año de pandemia?

Siento que lo más complicado fue adaptar la modalidad de trabajo. Como le pasó a cada uno desde su lugar, entender que debíamos gestionar en un marco de absoluta incertidumbre. En momentos como el que seguimos viviendo, no hay horarios ni límites, los espacios personales y laborales se solapan en forma permanente. Las reuniones por Zoom, videollamadas, etc, te obligan a estar disponible en todo momento.

Se desdibujó la línea entre lo público y lo privado, el descanso y el trabajo, y eso fue complicado para todos. Fue un aprendizaje permanente.

Nosotros encaramos nuestra tarea en AMIA con un profundo afecto, amor y un alto grado de compromiso. Entonces cuando uno tiene todas esas sensaciones juntas lo toma como una misión en la vida. Cuando uno tiene esa mirada en la vida, los obstáculos se superan con mayor facilidad.

¿Y lo de mayor satisfacción?

La satisfacción es la devolución que tenemos permanentemente de gente que pudo recibir ayuda. La que participó de una actividad. La que encontró una respuesta ante una necesidad urgente, que accedió a una segunda oportunidad, que no estuvo sola.

Pudimos duplicar el presupuesto en áreas tan sensibles como la educación, consolidar el diálogo con las demás instituciones centrales y las instancias comunitarias más relevantes, con la seguridad de que debíamos enfrentar una realidad inédita trabajando en forma mancomunada y con estrategias compartidas.

A pesar de la distancia, logramos estar cerca de las personas, familias y organizaciones de la comunidad, fortaleciendo la continuidad de la vida judía en Buenos Aires y en cada rincón de nuestro país.

¿Podes resumir brevemente los principales objetivos para el 2021?

Estoy convencido de que esta conducción va a dejar, a modo de legado, muchas cuestiones que considero muy relevantes. En diciembre se pudo llevar a cabo el RAT (Asamblea de Representantes de Socios), en la que se aprobaron todos los puntos presentados en la orden del día, lo cual es muy importante para avanzar con la gestión en un marco de absoluta transparencia.

Por ejemplo, hemos trabajado durante todo este tiempo en el desarrollo de una normativa de Compliance, que se comenzará a aplicar en 2021, donde se detallan una gran cantidad de instrumentos muy mordernos relativos a las buenas prácticas para todos los que formamos parte de la institución. Es un avance muy importante y absolutamente innovador en el ámbito de las organizaciones de la sociedad civil argentina.  Esto para mí es un legado que está vinculado con un estilo de gestión, vinculado con la honestidad y con la integridad.

Leer más: Ariel Eichbaum: «Ha sido siempre de público conocimiento que AMIA no forma parte de ese juicio y, por lo tanto, no es parte querellante»

Por supuesto que están las obras de infraestructura dentro de las que se destaca la que estamos iniciando para mejorar la prestación de los servicios fúnebres. Es un área fundamental y fundacional, muy sensible para la AMIA. Casi todas las personas de la comunidad se vinculan en algún momento con la institución, en una circunstancia dolorosa como es el fallecimiento de un ser querido. Es necesario contar con un espacio de atención digno que pueda ofrecer un marco de respeto y acompañamiento. Y es por ello que comenzamos la renovación integral de la sede de Loyola. Es un objetivo muy importante que vamos a concretar durante 2021.

Y por supuesto la permanente ampliación de derechos que hace a la AMIA desde su labor social, con inclusión y más oportunidades para todos. Creo que tenemos una cantidad de objetivos muy altruistas, siempre con la intención de seguir mejorando la calidad de gestión y los resultados de nuestra tarea.

¿Qué significa para la AMIA la absolución de Telleldín? ¿Seguirán junto a la DAIA y apelarán el fallo?

Por supuesto que para la AMIA la absolución de Telleldín, por lo menos en esta instancia del Tribunal, fue algo doloroso y creemos que es vergonzoso de cara a toda la sociedad. Nosotros no tenemos ninguna duda del vínculo de Telleldín con el atentado. Las pruebas están, nadie discute que él acondicionó y vendió la camioneta que se utilizó el 18 de julio de 1994. Creemos que el Tribunal tenía una oportunidad histórica de condenar y no lo ha hecho. Lamento decir que tampoco es una sorpresa porque muchos de los crímenes que se cometen en Argentina permanecen impunes. Es una falla del sistema de justicia muy grave que empaña nuestra democracia.

Por supuesto que la AMIA tiene como misión luchar por la memoria y por la justicia. Y por supuesto apelaremos el fallo junto con la DAIA con quienes compartimos la querella en esta causa. Es un compromiso que tenemos como institución. Vamos a pelear cada instancia, en cada lugar donde sea necesario, haciendo lo que tenemos que hacer. Porque creemos firmemente que cuando haya justicia podrán empezar a cicatrizar las heridas de los familiares de las víctimas fatales, de los sobrevivientes y de una sociedad entera que sigue esperando y reclamando.

En diciembre se realizó el RAT y se aprobaron los puntos puestos a disposición por la comisión directiva. Sin embargo, desde la oposición se cuestionó uno de ellos: el comienzo de las obras de Loyola. Aseguraron que no es el momento de hacerlas en estos tiempos de pandemia y crisis económica. ¿Cuál es tu respuesta al respecto?

Efectivamente, como mencioné ante, en diciembre se realizó la Asamblea de Representantes de Socios. Fue una instancia institucional muy importante en la que se aprobaron presupuestos y el informe del Secretario General sobre todo lo actuado en los últimos dos ejercicios. El RAT es el ámbito natural, que se reúne dos veces por año, donde la discusión democrática se expresa por intermedio de los representantes de los socios.

En relación con algunos cuestionamientos relacionados con las obras en la sede de Loyola, es importante mencionar que la oposición política, en cualquier ámbito, no puede ser simplemente un acto declamativo. Oficialismo u oposición es lo que deciden los socios de la AMIA al votar y el Estatuto prevé un sistema de representación proporcional a los votos obtenidos, dentro de la Asamblea, para que puedan expresarse todas las voces.

Leer más: Ariel Eichbaum: «Siento mucho orgullo por AMIA»

El problema es que hay algunos factores que en las últimas elecciones tomaron la decisión de no participar e intentaron generar un “boicot electoral”, que lógicamente no prosperó. Obviamente, como no participaron de esa elección, y fue por propia voluntad el auto excluirse, hoy no cuentan con ninguna representación dentro del marco de AMIA. Pero eso no los transforma en opositores. En todo caso estarán oponiéndose al sistema democrático que impera en la institución desde hace 127 años. Los que son opositores son los que expresaron sus ideas en una elección y el socio de AMIA los colocó en ese rol con su voto. Y con ellos no solamente hemos llegado a un RAT, habiendo dialogado permanentemente, hemos tenido distintas mesas de intercambio que valoramos profundamente.

En ese sentido entonces, las críticas que se pueden escuchar al proyecto son absolutamente marginales y entiendo que responden más a un interés electoral que a una sincera intención de conocer en profundidad una iniciativa que no será un logro de esta Comisión Directiva, sino que se transformará en un legado para toda la comunidad.

El socio de AMIA tiene la tranquilidad de saber con la austeridad, responsabilidad y prudencia que nos hemos manejado en cada momento. Esa misma seriedad es la que nos permitió que diferentes personas confíen en nosotros para realizar donaciones de propiedades. Varias de las cuales se ha justamente utilizado para obtener los recursos para la realización de esta obra que es absolutamente prioritaria. Todas las expresiones democráticas que participaron en el RAT, de distintos partidos, de distintas ideologías, tienen la misma compresión.

¿Crees que este año habrá elecciones de AMIA?

Es imposible saberlo en este momento. Estaremos atentos a los que disponga el INAES en ese sentido, que es nuestra autoridad de aplicación, y que seguramente dependerá de cómo evolucione la situación sanitaria en nuestro país.

Nosotros siempre vamos a estar a derecho, cumpliendo y aplicando las normativas que se dicten. Mientras tanto, hasta el último día de nuestro mandato, vamos a ejercer la responsabilidad que se nos confiriera con total honestidad, absoluta entrega y vocación.

¿Cómo ves a la dirigencia judía en particular y a la comunidad judía en general?

Siempre el lugar más cómodo es ponerse en crítico. A pesar de lo mucho que hay por recorrer, por mejorar y aprender de otros modelos, otros lugares y otras comunidades, siento la obligación decir que durante el 2020 la dirigencia comunitaria ha trabajado realmente bien. Creo que cada uno ha podido encontrar su lugar de incumbencia, su rol, sin solaparse con otros, y eso genera mayor eficiencia.

La crisis generada por la pandemia nos encontró en una situación de comité abierto permanente. En lo personal, mantuve un excelente diálogo con las instancias centrales de la comunidad, con intercambios constantes, procurando optimizar los recursos y las funciones.

Con mucho respecto, la verdad que uno nunca sabe si estará preparado para lo que viene, para un año como el que pasó. Pero siento que en la dirigencia primó un espíritu de colaboración. Gracias al que pudimos construir vínculos asociativos según las áreas de incumbencia. Creo que la dirigencia judía estuvo a la altura de las circunstancias y espero que continuemos por este camino.

¿Cómo te gustaría que se recuerde tu gestión?

Yo intento ser objetivo y considero que estamos realizando una muy buena gestión. Mantuvimos siempre una postura de absoluta independencia y eso nos permitió consolidar buenas relaciones a nivel nacional e internacional, con los actores más diversos.

En uno de los años más difíciles en términos socioeconómicos que tuvo la Argentina y el mundo, como fue el 2020, hemos desarrollado un accionar ejemplar. En diferentes aspectos, con logros históricos en el campo social, educativo, cultural y de asistencia ritual.

Creo que esta Comisión Directiva deja una huella de continuidad, de construcción basada en el diálogo y el respeto, de compromiso activo con nuestras tradiciones y también con la innovación.

La AMIA tiene una dinámica, un equipo profesional y un grupo de voluntarios que trabajan en forma incansable. Y estoy convencido de que esta gestión será recordada por imprimir un estilo humano, cercano y de dedicación absoluta para trabajar. Como dice nuestro lema, todos los días reparando el mundo.

Comentá la nota