Se trata de la sede local de la federación Familia Grande Hogar de Cristo, que agrupa a centros barriales del país. El lema es recibir la vida "como viene".
El terrible flagelo de la droga es un problema arraigado en todo el mundo y la lucha contra el narcotráfico no solo se materializa en los frentes contra el crimen, sino que sale a la luz en los sitios más complejos: el acompañamiento, tratamiento y contención para sacar a los jóvenes de las adicciones. Ahora, San Luis cuenta con el centro Abrazo de Madre, la sede puntana de la federación Familia Grande Hogar de Cristo (FGHC), institución que agrupa a los espacios del país que dan respuesta integral a las situaciones de vulnerabilidad social y consumos problemáticos de sustancias psicoactivas.
“Nosotros trabajamos desde marzo de este año. Con Eliana González, quien es la psicóloga que está a cargo, y un pequeño grupo de personas, iniciamos esto que faltaba en San Luis. De hecho, era una de las pocas jurisdicciones que no tenían el Hogar de Cristo. La idea es invitar o tratar de llevar adelante esto que se hace en otros rincones de Argentina para accionar fuertemente con un grupo de personas en recuperación. Mañana (por hoy) se dará la inauguración oficial”, señaló Jesús Narváez, docente y uno de los referentes del nuevo centro.
De acuerdo a lo que explicitó, los primeros pasos de abordaje consistieron en un taller para terapias grupales. El motor que empuja al equipo es promocionar la ayuda y contención, especialmente para la juventud. Desde ese trabajo, el objetivo es lograr una casa con internación que implique una recuperación seria para sacarlos del ambiente y asistir ciertos aspectos para que puedan salir adelante.
“Nos cedieron un espacio, que es la casa religiosa de la Hermana Paulina, quien trabajó muchos años en la Capilla Nuestra Señora de las Gracias. Ella contribuyó a la sociedad, ya falleció, y una de las cosas que dejó es el comedor que funciona desde hace al menos dos décadas y que da de comer de lunes a sábados”, comentó Narváez sobre el nuevo hogar, ubicado en Ayacucho 2083.
El equipo puntano se hizo cargo de la casa religiosa. Con diversas donaciones, pudieron concretar los arreglos que necesitaban. Aunque aún restan distintas intervenciones, las instalaciones ya están operativas.
Narváez comentó que, previo a la apertura, impartían dos talleres. Los miércoles estaban destinados al diálogo con mujeres por la violencia, mientras que los jueves por la tarde tenían el grupo de jóvenes con adicciones.
“El lema es recibir la vida como viene, así como está, sin hacer juicios de valor. Se los escucha, contiene y acompaña. No se juzga si se drogaron o si robaron para drogarse. Nada de eso. Estamos con esta idea y queremos sumar a las personas que generalmente son excluidas de la sociedad”, expresó.
La idea de poner el nombre Abrazo de Madre viene de una cuestión clave: lo único que pueden reconocer los adictos dentro de sus limitaciones es a sus madres, quienes son un pilar. El hogar quiere hacer eso, ser una madre que abraza y contiene.
La FGHC, de la que forma parte Abrazo de Madre, está presidida por el sacerdote José “Pepe” Di Paola, del clero diocesano de la Arquidiócesis de Buenos Aires. El presbítero es reconocido por sus aportes sociales, que se enmarcan en el movimiento conocido popularmente como Curas Villeros.
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