Reunidos en Netivot, cerca de la tumba de un conocido rabino a escasos kilómetros de la Franja de Gaza, un grupo de personas se junta a orar por la paz y el fin de la violencia terrorista. "La única manera de detener el odio es rezar", confía un hombre.
Reunidos en Netivot, cerca de la tumba de un conocido rabino a escasos kilómetros de la Franja de Gaza, un grupo de israelíes ha decidido rezar "para que termine el odio" contra los judíos.
"Esos asesinos de Hamás (...) mataron bebés judíos, violaron adolescentes judías, masacraron familias judías (...) Y en el mundo, hay manifestaciones contra nosotros", cuenta indignado Oshri Chriki, de 41 años.
"Es incomprensible. Esos árabes nos odian, les bombardeemos o no. En Europa también. La única manera de detener el odio es rezar", añade el comerciante de esta ciudad del sur de Israel.
Esta zona meridional se vio sorprendida el 7 de octubre, día de descanso semanal del sabbat para los judíos, cuando cientos de combatientes del movimiento palestino Hamás cruzaron la frontera y lanzaron un ataque sin precedentes desde la creación de este Estado en 1948.
Según las autoridades israelíes, más de 1.400 personas murieron a manos de Hamás, la mayoría civiles fallecidos en ese primer día de ataque. Entre los muertos hay más de 300 militares.
Israel bombardea desde entonces el exiguo enclave palestino, gobernado por el movimiento islamista, que cifra en más de 5.000 los muertos, en su mayoría civiles, en esos ataques aéreos.
Chriki reza en un lugar en el que reposan los restos de un gran rabino cabalista de origen marroquí, Israel Abuhatzeira.
Conocido como Baba Sali ("padre orante" en árabe marroquí), falleció en Netivot en 1984, a los 95 años. Era famoso por su sabiduría, su excepcional erudición y los "milagros" que se le atribuían.
El lugar acoge cada año un peregrinaje que reúne a decenas de miles de fieles. El sitio es también popular el resto del año.
A pesar de las incesantes alarmas que resuenan en los últimos días, algunos habitantes de la ciudad se congregan cerca de la tumba del rabino para hablar y rezar.
A unos metros de distancia, bajo una cúpula, algunos fieles se recogen sobre la tumba cubierta por una gran sábana blanca bordada y plastificada para protegerla de la suciedad.
Sus manos descansan sobre el sepulcro. Tienen los ojos entrecerrados y murmuran plegarias "para la protección de Israel y de los judíos".
El mausoleo de piedras blancas, coronado por una cúpula de arquitectura oriental, desprende un gran fervor. Cerca hay todoterrenos militares estacionados. Los soldados han acudido a rezar entre patrulla y patrulla.
En el interior, algo más lejos, otro grupo de hombres termina la segunda de las tres oraciones del día. Después, la conversación deriva hacia la masacre.
"La cólera no sirve de nada. La política tampoco. Para tranquilizarse, solo hay que perseverar en nuestras plegarias y él (señala la tumba del rabino) nos ayudará a superar este desafío", confía Avishaï Bouzaglo, nativo de este pueblo pobre, blanco de los cohetes lanzados sin descanso desde la Franja de Gaza vecina.
"Es gracias a él que los cohetes de Hamás nunca han matado a nadie en Netivot", asegura.
"En la política ya no hay ni derecha ni izquierda", interfiere su vecino, Shmouel Bentoubo.
"Bibi (el apodo del primer ministro Benjamin Netanyahu) nos ha mentido a todos. Todas esas bonitas palabras sobre su programa de seguridad: bla bla bla, viento", refunfuña.
"Allí es donde está la verdad", dice colocando un dedo sobre un versículo de su libro: "Que Dios proteja a quienes ama y elimine a los malvados", lee.
La sirenas empiezan a resonar, avisando de una salva de cohetes procedente del norte de la Franja de Gazas. Luego llegan las explosiones.
"Cada vez que interceptamos un cohete o que cae en un terreno indefinido es un milagro", asegura Bouzaglo.
Para Mahlouf Soued, "dejar de rezar sería darle la victoria a Hamás". "Eso está descartado".
En los intercambios entre los fieles se siente la emoción. Todos han visto las imágenes de videos de cadáveres mutilados que hay en circulación. Siguen de cerca los acontecimientos y esperan el inicio de la ofensiva terrestre del ejército israelí sobre Gaza.
El ministro de Defensa, Yoav "Gallant ha dicho que esta guerra será la última porque Hamás será erradicado", dice Bouzaglo. "Rezamos para que Baba Salé lo ayude en esta misión".
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