La tradicional y multitudinaria Peregrinación Juvenil del NEA a Itatí se realizó en modo virtual
La 41ª Peregrinación juvenil del NEA a Itatí, bajo el lema “Cristo Vive y con María lo anunciamos”, concluyó este domingo 20 de septiembre con la misa celebrada en la basílica de Nuestra Señora de Itatí, presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik y la homilía estuvo a cargo del obispo auxiliar de la arquidiócesis monseñor José Adolfo Larregain”.
Como todos los años, cientos de jóvenes peregrinos participaron a través de las redes, "una experiencia distinta, pero vivida con más devoción y renovando ese amor entrañable a la Virgen", según expresaron los organizadores que se adaptaron a los nuevos tiempos tecnológicos y de aislamiento, con transmisiones virtuales y a través de otros medios.
Hace un par de meses la Pastoral de Juventud Región NEA había anunciado la suspensión de la caminata y habían anticipado que se ofrecerían actividades alternativas: como una novena digital transmitida a través de las redes de la Pastoral, con publicaciones durante todo el día, con una celebración central cada jornada por la noche.
Monseñor Larregain inició su homilía saludando a los jóvenes de las diócesis de Corrientes, Resistencia, Santo Tomé, Goya, Formosa, San Roque de Sáenz Peña, Posadas, Oberá, Puerto Iguazú y Reconquista y también a "otros peregrinos que nuestra Madre convoca de diversas comunidades del país. La peregrinación virtual tiene alcances que ni imaginamos, superan nuestras expectativas: ¡Todos sean bienvenidos!", expresó.
"La peregrinación me sugiere tres cosas, dijo el obispo auxiliar de Corrientes: "Peregrinamos a casa; peregrinamos juntos y peregrinamos rezando. A casa, juntos y rezando", subrayó.
Sentimos que "peregrinamos a un lugar muy familiar, como es la casa de nuestra Madre, y como es de Ella es también nuestra. En su casa nos reconocemos como hijos y como hermanos. Ella nos espera, nos ama, nos ayuda. Su casa es un lugar de esperanza para todos nosotros", destacó el prelado
Y exclamó: "¡Qué lindo es encontrarnos con una madre! Especialmente en estos tiempos de tristeza, de aislamiento, oscuridad, ¡qué bien estamos aquí!"
El segundo aspecto que señaló el prelado fue "peregrinamos juntos. La peregrinación es un tiempo de gracia y de encuentro, de celebración personal y comunitaria: con Dios, la Virgen y nuestros hermanos".
"Y en tercer lugar, dijo monseñor Larregain, peregrinamos rezando. Rezamos con todos y en esa oración el peregrino pone toda su vida: cuerpo y alma. Es una oración sencilla y confiada que la hacemos unidos a todo el Pueblo de Dios".
Y agregó: "Mientras peregrinamos, queremos agradecer a Dios el año transcurrido, el don de la vida y la salud, el estudio, y los amigos y amigas. Pero, en este año tan difícil y tan diferente a los otros años, nuestra oración se convierte también en un clamor que llegue al corazón de nuestra Madre para que nos cuide y nos enseñe a cuidarnos entre todos; que los cambios muy profundos que se están dando: cambios mundiales, sociales, económicos, celebrativos, sean una oportunidad para darnos cuenta que todos vivimos en la única casa grande, que todos somos de alguna manera peregrinos y que tenemos que tratarnos con más cariño, respeto y disposición para socorrer a los pobres y a los que más sufren".
"Para nosotros y para todos, pedimos, por intercesión de María que su presencia materna nos de la fuerza y esperanza necesarias para poder continuar por el camino de la vida. La miramos, nos tomamos de la mano de María de Itatí, aquí presente y seguimos caminando en lo cotidiano con una esperanza nueva", expresó el obispo auxiliar de Corrientes.
"Que nuestra tierna Madre de Itatí -concluyó- nos ayude a ser testigos comprometidos de ese amor de Dios que concede esperanza, luz, confianza, alegría, consuelo, paz, en el mundo de hoy. Queridos hermanos: ¡Cristo Vive y con María lo anunciamos: queremos ser sus testigos!"
» Texto completo de la homilía
Manifiesto de los jóvenes del NEA
Concluida la celebración eucarística se leyó un Manifiesto de los jóvenes del NEA en que encomiendan a "la protección maternal de María de Itatí", todas sus "preguntas, angustias y su deseo de ser "camino de esperanza para otros jóvenes que andan sin rumbo".
"Una vez más, los jóvenes de la Región NEA nos encontramos en torno a la tiernísima presencia de María en Itatí -se lee en el Manifiesto-. Presencia maternal que es aguijón y caricia a la vez, presencia que nos impulsa y nos contiene, nos envía a la misión y nos sostiene en ella, presencia cercana y amorosa imprescindible en estos tiempos de tantas distancias".
Los jóvenes expresan a la Madre de Itatí: "Heridos de ansiedad, buscando compasión, venimos nuevamente a tu altar en peregrinación. Llegamos, y en tu paz descansa nuestro corazón. Te hablamos y, al rezar, nuestra voz se hace canción. Necesitamos saber que estás, curando el alma de nuestro pueblo, sanando el corazón de los jóvenes".
"Muchos de nuestros hermanos jóvenes padecen la marginación y la exclusión social. Pobreza, desocupación, sinsentido, adicciones, suicidio, violencia son solamente algunos de los rostros sufrientes de cada vez más pibes de nuestra Región", manifiestan los jóvenes del NEA.
"Dejándonos acompañar por Jesús -concluye el manifiesto juvenil- y por tantos testigos suyos, queremos también nosotros hacernos compañeros de camino de tantos jóvenes que andan sin rumbo, queremos compartir con ellos alegrías y esperanzas, angustias y tristezas. Pero, sobre todo, volar alto juntos, con nuestros sueños. Unidos tenemos una fuerza invencible".
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