A pesar de que algunos intentaron negarlo, el máximo pontífice habló con la Vicepresidenta minutos después del intento de magnicidio. No lo hacía desde el 2015. Qué se dijeron.
El teléfono sonó a las 8.37 hs. del viernes 2 de septiembre. Unas horas antes. la vicepresidenta Cristina Kirchner había salvado su vida de milagro y la sensación que flotaba en el aire -como ella misma expresó días después- era que seguía viva por la gracia de Dios. Era de esperar, entonces, que su representante en la tierra moviera las fichas y emitiera un telegrama oficial, pero nadie podía imaginar que se iba a tomar el trabajo de hacer un llamado: era la primera vez que “Jorge”, como se presenta el Papa Francisco ante la gente que lo conoce desde antes, hablaba con ella, desde el 2015. Esa comunicación alteró los ánimos de la Iglesia, de la política y del kirchnerismo, que con astucia hizo circular la novedad. El plan santa Cristina ya estaba en marcha.
Por Dios y por la Patria. Trece días después de la llamada del Papa, CFK se volvió a mostrar en público. En el medio había pasado de todo: una misa en Luján -a la que asistió el Presidente y varios curas muy cercanos a Francisco- y la aparición de intrigas que venían desde el Vaticano, que juraban que la famosa llamada jamás había existido y que era una maniobra del kirchnerismo para posicionar a su líder, una idea que fue repetida por varios en el círculo rojo.
Pero la reaparición de la vicepresidenta cortó las especulaciones. Ella se mostró en el Senado junto a miembros de la Iglesia, entre los que destacaban cuatro curas villeros, el grupo más cercano al Papa -con quien habla por teléfono regularmente-. Aunque hubo sorpresas por la cantidad de cámaras, la jornada fue amigable y Cristina confirmó la conversación. “Me dijo Francisco que los actos de violencia son precedidos por palabras de violencia”, contó, con un rosario que le había regalado Bergoglio colgando en su pecho. Luego el Pontífice habló con el periodista Lucas Schaerer y le confirmó que la comunicación había existido. El Papa estaba sorprendido de que la charla y sus intenciones se hubieran puesto en duda. “Si le hubiera pasado a Macri también lo hubiera llamado”, dice uno de sus fieles.
Pero parece que, con las elecciones a la vuelta, Cristina tiene al menos una bendición.
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