El martes 9 de julio se publicó el Instrumentum laboris: el instrumento que guiará los trabajos de la segunda asamblea del sínodo sobre el futuro de la Iglesia del próximo mes de octubre
"Cómo ser una Iglesia sinodal en misión" es la cuestión principal que plantea el Instrumentum laboris (IL) publicado el 9 de julio de 2024. Este "instrumento de trabajo", destinado a guiar los trabajos de los participantes en la segunda asamblea del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia el próximo mes de octubre, les invita a concebir nuevos procesos de participación en esta perspectiva y a desarrollar ministerios para los laicos, en particular para las mujeres, pero excluye de los debates el diaconado femenino.
Un balance para octubre
Al igual que el anterior "documento de trabajo" (publicado el 20 de junio de 2023), los autores de este texto insisten en que este documento, como herramienta de trabajo para preparar la 16ª asamblea del sínodo del próximo mes de octubre, no tiene una dimensión magisterial, sino que pretende ser un paso más en el largo proceso sinodal de tres años iniciado el 9 de octubre de 2021. La Secretaría General del Sínodo, encargada de redactar el texto, afirma que se basa principalmente en lo que surgió de la primera asamblea sinodal de octubre de 2023, tal y como se recoge en el informe de síntesis publicado al término de dicha asamblea.
El texto también se ve reforzado por 108 informes redactados en 2024 por conferencias episcopales y diversos organismos eclesiales, así como por más de 200 comentarios enviados por movimientos, instituciones y personas que participaron en el proceso. El documento incorpora también las reflexiones de varios grupos de trabajo de este año: párrocos reunidos en Italia en abril y mayo, miembros de cinco grupos de teólogos creados por la secretaría del Sínodo y una comisión de expertos en derecho canónico.
El documento fue redactado por un grupo de teólogos, así como por los miembros y consultores de la secretaría general del Sínodo. A continuación, se envió una primera versión a cerca de 70 personas -sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas- de todo el mundo, que comentaron el texto y propusieron cambios. Esta consulta dio lugar a correcciones y a una nueva versión que fue aprobada por la secretaría general del Sínodo y luego presentada al Papa Francisco, quien también dio su asentimiento.
Las sugerencias realizadas a lo largo de las 31 páginas y 111 artículos de la IL deberán ser estudiadas por todos los participantes en la próxima asamblea del Sínodo, a diferencia de la anterior, en la que los padres sinodales se dividieron en grupos temáticos.
El texto constata avances en la comprensión y el uso de los términos "sínodo" y "sinodal". Sin embargo, no oculta la "falta de participación de muchos miembros del Pueblo de Dios", una realidad que, subraya, "obstaculiza la renovación integral de la Iglesia".
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Desde un punto de vista formal, esta segunda IL no adopta la forma elegida por la versión anterior, la de una abundante lista de preguntas. Como signo de un cierto endurecimiento, los redactores del texto insisten en que "ciertamente" no hay que esperar "que se respondan todas las preguntas" y señalan que el Papa Francisco ha "sacado" algunas de ellas de las discusiones del Sínodo confiándolas a diez grupos de estudio que deberán presentar sus trabajos en junio de 2025 -pero que presentarán un informe de situación en la asamblea de octubre-.
Se han dejado de lado algunas cuestiones, en particular el diaconado o la ordenación sacerdotal de las mujeres, y el matrimonio de los sacerdotes. La cuestión de la poligamia tampoco se incluirá en los debates, ya que se está tratando a nivel continental. Una "Comisión especial encargada de discernir las implicaciones teológicas y pastorales de la poligamia para la Iglesia en África" fue creada por el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar el 25 de abril, según el texto.
Ya no se menciona explícitamente la cuestión de la acogida de las personas LGBT o de orientación sexual, pero se hace referencia a "las personas que, por diversas razones, están o se sienten excluidas o al margen de la comunidad eclesial o que luchan por obtener el pleno reconocimiento de su dignidad y de sus dones en el seno de la misma".
A los participantes en esta reunión se les planteó una única pregunta principal, el título de la herramienta de trabajo: "¿Cómo podemos ser una Iglesia sinodal en misión? "La sinodalidad no es un fin en sí mismo", subraya el texto, sino que debe permitir a los católicos "anunciar el Evangelio del modo más apropiado a las mujeres y a los hombres de todo lugar y tiempo", en particular ofreciéndoles un testimonio de unidad.
Mujeres en puestos de responsabilidad
"Valorizar los carismas, la vocación y el papel de las mujeres en todos los ámbitos de la vida eclesial" ha sido uno de los leitmotiv del Sínodo desde su apertura. En este ámbito, la IL propone pistas de reflexión para reformas concretas que promuevan "una mayor participación de las mujeres […] en todas las etapas del proceso de decisión (planificación y toma de decisiones)". Según los redactores, este punto ha sido solicitado explícitamente por muchas conferencias episcopales.
El texto pide también que las mujeres accedan y ocupen puestos de responsabilidad en las diócesis, así como en los seminarios, institutos y facultades de teología, y que aumente el número de juezas en los procesos canónicos.
Otras vías esbozadas por el Sínodo son: la participación de mujeres en programas de formación junto a clérigos; el acceso de las mujeres a puestos de enseñanza y formación en facultades e institutos teológicos y en seminarios. También está previsto ofrecer "una formación específica sobre las misiones que las mujeres pueden desempeñar ya en la Iglesia".
Para promover el lugar de la mujer, los organizadores proponen utilizar "un lenguaje más inclusivo" e "imágenes tomadas de la Escritura y la tradición en la predicación, la enseñanza, la catequesis y la redacción de los documentos oficiales de la Iglesia".
Por otra parte, la posible apertura del diaconado a las mujeres -uno de los temas que suscitó debate entre los miembros de la sesión de octubre de 2023- "no será objeto" de los trabajos de la segunda sesión. El IL señala que la reflexión teológica continuará con el grupo de estudio creado por el Papa. El propio Francisco ya cerró esta puerta, descartando claramente la posibilidad de ordenar mujeres diaconisas en una entrevista concedida al canal estadounidense CBS el pasado mes de mayo.
Desarrollar los ministerios laicales
Según la IL, la reflexión sobre el papel de la mujer pone de relieve "el deseo de reforzar todos los ministerios ejercidos por los laicos y las laicas". A continuación enumera ejemplos de estos "servicios no ocasionales, reconocidos por la comunidad": el ministerio de coordinación en el seno de una pequeña comunidad eclesial, el ministerio de animación de momentos de oración (en funerales u otras ocasiones), el ministerio extraordinario de la comunión.
El Sínodo propone la creación de un "ministerio de escucha y acompañamiento, reconocido y eventualmente instituido". Este ministerio, que sería como "una puerta abierta en la comunidad, por la que las personas pueden entrar sin sentirse amenazadas o juzgadas", se añadiría a los ministerios de lectores y acólitos instituidos en 2021.
Aunque el derecho de la Iglesia ya contempla la posibilidad de que los laicos celebren bautizos y asistan en el sacramento del matrimonio, el documento aconseja "seguir reflexionando sobre cómo confiar estos ministerios a los laicos de forma más estable".
La IL señala que son muchas las voces que piden que "laicos y laicas adecuadamente formados contribuyan a la predicación de la Palabra de Dios, incluso durante la celebración de la Eucaristía", permitiendo así que los laicos pronuncien la homilía. Los redactores subrayan, sin embargo, que estos ministerios laicales deben distinguirse de los ministerios ordenados, reservados a los sacerdotes.
Toma de decisiones participativa y transparente
Otro ámbito que será una de las prioridades de los miembros del Sínodo es la cuestión de compartir los procesos de toma de decisiones, que incluyen una fase de decisión y otra de toma de decisiones.
Aunque la responsabilidad de la toma de decisiones recae en las autoridades - párrocos, obispos -, éstas están "obligadas a consultar". Esta opinión "no es vinculante", pero es esencial, y la autoridad "no debe apartarse de ella sin razones convincentes". Los autores consideran también que la fórmula del Código de Derecho Canónico, "que habla de "voto puramente consultivo" (tantum consultivum), subestima el valor de la consulta y debería modificarse".
Este modo de gobierno requiere "transparencia" y "responsabilidad", de modo que los participantes en los procesos de toma de decisiones tengan "acceso real a toda la información relevante". La transparencia, insiste el texto, debe referirse a "los abusos sexuales y las malas prácticas financieras", pero también a "los planes pastorales, los métodos de evangelización y la forma en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana, por ejemplo en lo que respecta a las condiciones de trabajo dentro de sus instituciones".
Como línea de actuación, el texto pide a las autoridades locales (parroquias, diócesis) que garanticen el funcionamiento de los consejos para asuntos económicos, que impliquen a los fieles en la planificación pastoral y económica, que publiquen un balance financiero anual certificado por auditores externos y un informe anual sobre la misión, que incluya las iniciativas emprendidas en el ámbito de la protección de menores y la promoción de la mujer. Por último, se espera que se establezcan "procedimientos de evaluación periódica" para los responsables
"Cómo ser una Iglesia sinodal en misión" es la cuestión principal que plantea el Instrumentum laboris (IL) publicado el 9 de julio de 2024. Este "instrumento de trabajo", destinado a guiar los trabajos de los participantes en la segunda asamblea del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia el próximo mes de octubre, les invita a concebir nuevos procesos de participación en esta perspectiva y a desarrollar ministerios para los laicos, en particular para las mujeres, pero excluye de los debates el diaconado femenino.
Un balance para octubre
Al igual que el anterior "documento de trabajo" (publicado el 20 de junio de 2023), los autores de este texto insisten en que este documento, como herramienta de trabajo para preparar la 16ª asamblea del sínodo del próximo mes de octubre, no tiene una dimensión magisterial, sino que pretende ser un paso más en el largo proceso sinodal de tres años iniciado el 9 de octubre de 2021. La Secretaría General del Sínodo, encargada de redactar el texto, afirma que se basa principalmente en lo que surgió de la primera asamblea sinodal de octubre de 2023, tal y como se recoge en el informe de síntesis publicado al término de dicha asamblea.
El texto también se ve reforzado por 108 informes redactados en 2024 por conferencias episcopales y diversos organismos eclesiales, así como por más de 200 comentarios enviados por movimientos, instituciones y personas que participaron en el proceso. El documento incorpora también las reflexiones de varios grupos de trabajo de este año: párrocos reunidos en Italia en abril y mayo, miembros de cinco grupos de teólogos creados por la secretaría del Sínodo y una comisión de expertos en derecho canónico.
El documento fue redactado por un grupo de teólogos, así como por los miembros y consultores de la secretaría general del Sínodo. A continuación, se envió una primera versión a cerca de 70 personas -sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas- de todo el mundo, que comentaron el texto y propusieron cambios. Esta consulta dio lugar a correcciones y a una nueva versión que fue aprobada por la secretaría general del Sínodo y luego presentada al Papa Francisco, quien también dio su asentimiento.
Las sugerencias realizadas a lo largo de las 31 páginas y 111 artículos de la IL deberán ser estudiadas por todos los participantes en la próxima asamblea del Sínodo, a diferencia de la anterior, en la que los padres sinodales se dividieron en grupos temáticos.
El texto constata avances en la comprensión y el uso de los términos "sínodo" y "sinodal". Sin embargo, no oculta la "falta de participación de muchos miembros del Pueblo de Dios", una realidad que, subraya, "obstaculiza la renovación integral de la Iglesia".
Reorientación de la misión
Desde un punto de vista formal, esta segunda IL no adopta la forma elegida por la versión anterior, la de una abundante lista de preguntas. Como signo de un cierto endurecimiento, los redactores del texto insisten en que "ciertamente" no hay que esperar "que se respondan todas las preguntas" y señalan que el Papa Francisco ha "sacado" algunas de ellas de las discusiones del Sínodo confiándolas a diez grupos de estudio que deberán presentar sus trabajos en junio de 2025 -pero que presentarán un informe de situación en la asamblea de octubre-.
Se han dejado de lado algunas cuestiones, en particular el diaconado o la ordenación sacerdotal de las mujeres, y el matrimonio de los sacerdotes. La cuestión de la poligamia tampoco se incluirá en los debates, ya que se está tratando a nivel continental. Una "Comisión especial encargada de discernir las implicaciones teológicas y pastorales de la poligamia para la Iglesia en África" fue creada por el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar el 25 de abril, según el texto.
Ya no se menciona explícitamente la cuestión de la acogida de las personas LGBT o de orientación sexual, pero se hace referencia a "las personas que, por diversas razones, están o se sienten excluidas o al margen de la comunidad eclesial o que luchan por obtener el pleno reconocimiento de su dignidad y de sus dones en el seno de la misma".
A los participantes en esta reunión se les planteó una única pregunta principal, el título de la herramienta de trabajo: "¿Cómo podemos ser una Iglesia sinodal en misión? "La sinodalidad no es un fin en sí mismo", subraya el texto, sino que debe permitir a los católicos "anunciar el Evangelio del modo más apropiado a las mujeres y a los hombres de todo lugar y tiempo", en particular ofreciéndoles un testimonio de unidad.
Mujeres en puestos de responsabilidad
"Valorizar los carismas, la vocación y el papel de las mujeres en todos los ámbitos de la vida eclesial" ha sido uno de los leitmotiv del Sínodo desde su apertura. En este ámbito, la IL propone pistas de reflexión para reformas concretas que promuevan "una mayor participación de las mujeres […] en todas las etapas del proceso de decisión (planificación y toma de decisiones)". Según los redactores, este punto ha sido solicitado explícitamente por muchas conferencias episcopales.
El texto pide también que las mujeres accedan y ocupen puestos de responsabilidad en las diócesis, así como en los seminarios, institutos y facultades de teología, y que aumente el número de juezas en los procesos canónicos.
Otras vías esbozadas por el Sínodo son: la participación de mujeres en programas de formación junto a clérigos; el acceso de las mujeres a puestos de enseñanza y formación en facultades e institutos teológicos y en seminarios. También está previsto ofrecer "una formación específica sobre las misiones que las mujeres pueden desempeñar ya en la Iglesia".
Para promover el lugar de la mujer, los organizadores proponen utilizar "un lenguaje más inclusivo" e "imágenes tomadas de la Escritura y la tradición en la predicación, la enseñanza, la catequesis y la redacción de los documentos oficiales de la Iglesia".
Por otra parte, la posible apertura del diaconado a las mujeres -uno de los temas que suscitó debate entre los miembros de la sesión de octubre de 2023- "no será objeto" de los trabajos de la segunda sesión. El IL señala que la reflexión teológica continuará con el grupo de estudio creado por el Papa. El propio Francisco ya cerró esta puerta, descartando claramente la posibilidad de ordenar mujeres diaconisas en una entrevista concedida al canal estadounidense CBS el pasado mes de mayo.
Desarrollar los ministerios laicales
Según la IL, la reflexión sobre el papel de la mujer pone de relieve "el deseo de reforzar todos los ministerios ejercidos por los laicos y las laicas". A continuación enumera ejemplos de estos "servicios no ocasionales, reconocidos por la comunidad": el ministerio de coordinación en el seno de una pequeña comunidad eclesial, el ministerio de animación de momentos de oración (en funerales u otras ocasiones), el ministerio extraordinario de la comunión.
El Sínodo propone la creación de un "ministerio de escucha y acompañamiento, reconocido y eventualmente instituido". Este ministerio, que sería como "una puerta abierta en la comunidad, por la que las personas pueden entrar sin sentirse amenazadas o juzgadas", se añadiría a los ministerios de lectores y acólitos instituidos en 2021.
Aunque el derecho de la Iglesia ya contempla la posibilidad de que los laicos celebren bautizos y asistan en el sacramento del matrimonio, el documento aconseja "seguir reflexionando sobre cómo confiar estos ministerios a los laicos de forma más estable".
La IL señala que son muchas las voces que piden que "laicos y laicas adecuadamente formados contribuyan a la predicación de la Palabra de Dios, incluso durante la celebración de la Eucaristía", permitiendo así que los laicos pronuncien la homilía. Los redactores subrayan, sin embargo, que estos ministerios laicales deben distinguirse de los ministerios ordenados, reservados a los sacerdotes.
Toma de decisiones participativa y transparente
Otro ámbito que será una de las prioridades de los miembros del Sínodo es la cuestión de compartir los procesos de toma de decisiones, que incluyen una fase de decisión y otra de toma de decisiones.
Aunque la responsabilidad de la toma de decisiones recae en las autoridades - párrocos, obispos -, éstas están "obligadas a consultar". Esta opinión "no es vinculante", pero es esencial, y la autoridad "no debe apartarse de ella sin razones convincentes". Los autores consideran también que la fórmula del Código de Derecho Canónico, "que habla de "voto puramente consultivo" (tantum consultivum), subestima el valor de la consulta y debería modificarse".
Este modo de gobierno requiere "transparencia" y "responsabilidad", de modo que los participantes en los procesos de toma de decisiones tengan "acceso real a toda la información relevante". La transparencia, insiste el texto, debe referirse a "los abusos sexuales y las malas prácticas financieras", pero también a "los planes pastorales, los métodos de evangelización y la forma en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana, por ejemplo en lo que respecta a las condiciones de trabajo dentro de sus instituciones".
Como línea de actuación, el texto pide a las autoridades locales (parroquias, diócesis) que garanticen el funcionamiento de los consejos para asuntos económicos, que impliquen a los fieles en la planificación pastoral y económica, que publiquen un balance financiero anual certificado por auditores externos y un informe anual sobre la misión, que incluya las iniciativas emprendidas en el ámbito de la protección de menores y la promoción de la mujer. Por último, se espera que se establezcan "procedimientos de evaluación periódica" para los responsables.
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