Se trata "Mãos que Cantam" (Manos que Cantan), que trabaja junto al coro de la JMJ, promoviendo la integración de personas oyentes y no oyentes en un coro.
El Comité Organizador de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Lisboa 2023 anunció que un coro de lenguaje de señas se alista para interpretar la música litúrgica de los actos centrales del encuentro, a fin de promover la inclusión de personas sordomudas.
Se trata del coro “Mãos que Cantam” (Manos que Cantan), que trabaja codo a codo con el coro de la JMJ. Según información oficial, habrá tanto una traducción de lengua de señas portuguesa (LGP) como del Sistema de Signos Internacional (SSI).
Manos que Cantan está conformado por personas sordas e incluye a la intérprete Sofia Figueiredo y al director Sérgio Peixoto.
Peixoto, director artístico del Coro de la Universidad Católica, expresó que este proyecto demuestra que “no existen barreras” y permite “demostrar que las personas sordas también pueden hacer música”.
“Esta es una nueva forma de comunicar y de dejar pasar las emociones del gesto aliadas a la música”, aseguró.
António Cabral, uno de los miembros del coro, dijo que siente “una gran satisfacción” por ser parte del reto de estar “delante de tantos jóvenes” y que “todo el mundo conozca y vea a las personas sordas”.
“A través de las lenguas de signos, a través de la escritura, a través de la lectura, todos podemos estar en comunión”, aseguró.
Débora Carmo, otra integrante del coro, recordó que “la música es universal” y que “la sociedad tiene que quitar esa etiqueta de que las personas sordas no pueden estar en la música. Podemos ser iguales a los demás”, subrayó.
El proyecto se originó en 2010, por iniciativa de algunos estudiantes del Grado y Máster en Lengua de Signos Portuguesa del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica, que comenzaron actuando junto con el Coro de esta Universidad.
Para el director de orquesta Sérgio Peixoto, director artístico del Coro de la Universidad Católica, que abrazó inmediatamente esta idea, el proyecto demostró que “no existen barreras” y consiguió “demostrar que las personas sordas también pueden hacer música” y se refirió a ella como “una nueva forma de comunicar” y de “dejar pasar las emociones del gesto aliadas a la música.”
Se trata de un paso importante hacia una JMJ cada vez más inclusiva, destacan desde la organización local.
Comentá la nota