Ayer se inauguró en esta localidad el primer cinerario en un templo religioso y el segundo que hay en la provincia.
El día de ayer pasará a la historia para la comunidad de Mogna, en Jáchal. Durante las Fiestas Patronales de Santa Bárbara se dejó inaugurado en la capilla del lugar el primer cinerario que existe en un templo religioso y el segundo de la provincia. Allí los sanjuaninos podrán dejar las cenizas de sus seres queridos. El otro está en el cementerio de Rawson donde se encuentra el horno crematorio.
Fue monseñor Alfonso Delgado quien inauguró el cinerario antes de celebrar la misa en honor a la Santa que en esta ocasión se celebró al mediodía, pero que se reiteró a la tarde por la cantidad de fieles que llegaron después de las 12. Por la mañana, unas 7.000 fieles llegaron a Mogna para venerar a la Santa mientras que por la tarde fueron unas 8.000. A estos feligreses se sumaron los 10.000 que participaron de las Patronales de Santa Bárbara de Pocito que también desafiaron los 42 grados de temperatura por su fe.
El cinerario está al lado de la capilla y tiene espacio para albergar las cenizas de 70.000 cuerpos cremados. Se construyó por iniciativa de la Hermandad de Santa Bárbara de Mogna que contó con el apoyo económico de los devotos de la Santa. ‘En el cinerario van a poder dejar las cenizas de sus seres queridos tanto los sanjuaninos como gente de otras provincias que lo desee’, dijo Alberto García, presidente de la Hermandad.
García dijo que las cenizas se recibirán los segundos domingos de cada mes donde también se celebrará una misa por el eterno descanso de los fallecidos. Y que los familiares de la persona cremada sólo deberán pagar el costo de la placa que se colocará en el cinerario con su nombre y fecha de nacimiento y de muerte.
Por su parte monseñor Delgado dijo que ‘es bueno contar con un lugar sagrado, como el cinerario, para dejar las cenizas de los seres queridos’. Fue él quien dejó inaugurado este espacio y que, por decisión propia, celebró dos misas, una de las cuales no estaba programada.
Este año la misa central se celebró al mediodía, pero como miles de fieles llegaron después para participar de la procesión, Monseñor decidió celebrar otra antes de comenzar con la peregrinación.
Durante esta última misa hubo bancos vacíos porque la gente decidió quedarse fuera del templo para tratar de mitigar el calor. Algunos buscaron refugio bajo alguna sombra, mientras que otros se pusieron toallas mojadas en la cabeza y en la espalda para refrescarse, aunque todo intento resultó poco para soportar los 42 grados de temperatura que marcó el termómetros en horas de la tarde. Pese a esta adversidad los 8.000 fieles participaron de la procesión, acompañados por 150 gauchos a caballo y otros tantos en carretela.
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