“Tanta muerte es un llamado a trabajar por la justicia y la seguridad,” se lee en el último pronunciamiento de la Iglesia mexicana. Una convicción que tras el asesinato de los padres Javier Campos y Joaquín Mora en la Sierra Tarahumara se intensificó al constatar los niveles de descomposición social, la corrupción institucional y la impunidad que aquejan a las miles de familias que sufren por causa del conflicto en México.
Los dos sacerdotes asesinados son apenas un caso entre las miles de víctimas. Situaciones que ameritan una reflexión profunda y un diálogo que debe incluir a todos los sectores de la sociedad, asegura la Iglesia. Al respecto, la Conferencia del Episcopado Mexicano, la de Superiores Mayores de Religiosos, la provincia mexicana de la compañía de Jesús y la dimensión episcopal de laicos convocan al Diálogo Nacional por la paz del 21 al 23 de septiembre de 2023.
Un llamado comunitario
La Universidad Iberoamericana de Puebla será el escenario para buscar una agenda nacional de paz, con el objetivo de articular las iniciativas locales que buscan favorecer su construcción en México. El anuncio hecho este 3 de abril explica que la meta es recoger todos los aportes posibles para lograr la paz con justicia. Esto con miras a la construcción de una propuesta viable tanto para las autoridades como para el país.
«La violencia nos pone delante de Jesús crucificado para denunciar toda injusticia humana,» advierte el mensaje al recordar que situaciones como la tragedia sufrida recientemente por los migrantes, consumidos por el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua; muestra la gravedad de la situación que vive el país que, en este caso, contó con la omisión irresponsable de las autoridades.
Así el mensaje indica que «el mismo Jesús nos invita a poner nuestra confianza en la fuerza de Dios que surge del dolor y de las lágrimas,» un sentir latente en el caminar junto a las comunidades mexicanas que nunca dejan de vivir imaginando un horizonte nuevo, confiando siempre en la esperanza de la resurrección. Desde las organizaciones que convocan al Diálogo Nacional por la paz en México, la invitación es para que la semana santa sea un tiempo que permita mirar la realidad desde el misterio de la muerte y la resurrección de Jesús, para lograr que tanta muerte sea un «llamado comunitario a trabajar por la paz y la justicia desde los diversos territorios”.
Las motivaciones
El homicidio de los padres Javier Campos y Joaquín Mora se convirtió en un caso emblemático de los denominados «mártires inocentes,» víctimas de los que al tener un arma se sienten con el poder suficiente para decidir sobre la vida de otros, “una pérdida de los sistemas comunitarios capaces de regular los comportamientos,” señala el comunicado.
Luego, encontrar sin vida al principal responsable del homicidio de los sacerdotes jesuitas es evidencia del poder que ejercen las economías criminales que poco a poco se van fortaleciendo en los territorios. La preocupación es que mientras eso sucede, el gobierno ignora la magnitud del problema en sus diversas expresiones.
Para los representantes de la Iglesia mexicana, el problema de la de inseguridad prevalece no solo en la región de la Tarahumara sino en todo el país, planteando la «urgente necesidad de revisar el sistema de justicia y de seguridad,» petición que advierten «se ha hecho desde muchas voces cualificadas de la sociedad civil, ante la indolencia de las autoridades políticas y la ausencia de resultados en la implementación de estrategias gubernamentales”.
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Los factores de riesgo
Así la Iglesia denuncia que “estas dinámicas delictivas ponen en riesgo la convivencia social, la democracia, la economía, el medio ambiente y el bienestar de los territorios». Con esta compleja realidad se hace necesaria una reflexión profunda a través de un diálogo que incluya a todos los sectores de la sociedad con miras a la construcción de verdaderas condiciones de paz.
En esta línea la propuesta es convocar a los especialistas, esto implica conocer las mejores prácticas locales, escuchar a las víctimas, los indígenas y migrantes, tomando en cuenta a quienes han logrado sostener bajos índices delictivos en los territorios, las iglesias y los que están participando en actividades como los conversatorios por la paz y los foros de justicia y seguridad que persiguen este objetivo.
De esta forma, la Iglesia en México ratifica e impulsa un proceso de pacificación que empieza por acciones sencillas que da prioridad a la oración mensual el tercer domingo de cada mes, motivan la utilización de la plataforma digital «enciende una luz por México» en la que se pide por los desaparecidos y se incentiva la participación en los conversatorios por la paz y los foros de justicia y seguridad.
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