La Iglesia Católica Argentina pidió "renovar las actitudes y las disposiciones para la convivencia democrática'' de cara a 2023, un año marcado por las elecciones presidenciales y por los desafíos macroeconómicos que atraviesa el país.
En un mensaje bajo el título "2023: un nosotros que nos incluya y hermane a todos'', la Conferencia Episcopal Argentina instó a superar todo aquello que "acreciente las divisiones, ponga en riesgo la institucionalidad y postergue la discusión de los temas urgentes'', como la pobreza, la deuda social, la educación y el crecimiento de la economía.
"Es imprescindible superar la desmesura que nos lleva a agredir y descalificar a quienes no piensan como nosotros'', señaló el comunicado, recordando los recientes festejos por el "inolvidable triunfo'' de la Selección Argentina de fútbol, en los que los argentinos pudieron "postergar diferencias y superar divisiones'' por una "alegría común''.
Tejer consensos básicos
En un contexto de crecientes choques entre el oficialismo y la oposición, enfrentados, esta semana, por la distribución de fondos desde el Gobierno Nacional a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Conferencia Episcopal subrayó la necesidad de tejer "consensos básicos'' entre las fuerzas políticas del país.
"La crisis que vivimos exige para este nuevo año 2023 no pensar solo en preservar los intereses personales, partidarios y electorales, sino buscar decididamente, en el máximo respeto a la Constitución Nacional, aquellos consensos básicos que aseguren el compromiso para superar los urgentes problemas del país'', puntualizó el texto.
El documento también recoge un mensaje del papa Francisco durante la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra cada 1 de enero, en el que el sumo pontífice pidió un mayor compromiso con la "sanación'' de la sociedad y del planeta, "creando las bases para un mundo más justo y pacífico''.
El pasado 31 de julio, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un comunicado en reclamo de mayor "responsabilidad'' a los políticos, invitándoles a que pensaran en quienes más padecen la crisis que sufre el país suramericano, agobiado por una "inflación asfixiante'' que roza los tres dígitos este año.
Francisco planea viajes
El papa Francisco viajará a fines de enero a República Democrática del Congo y Sudán del Sur para una gira africana de seis días con la que abrirá el calendario de viajes de 2023, que también incluye, por el momento, visitas a Portugal en agosto y posibles idas a Hungría y a Marsella, Francia, en fechas a definir. El pontífice, de 86 años, irá a fines del mes que viene a los dos países africanos a los que pensaba ir en julio pasado en un viaje que debió posponer por los dolores en su rodilla derecha, de los que se muestra cada vez más recuperado.
Del 31 de enero al 5 de febrero, en una peregrinación en la que recorrerá casi 13.000 kilómetros, el pontífice dará 12 discursos y un Ángelus en el que será su viaje número 40 como Papa y durante el que visitará las capitales de RDC, Kinshasa, y de Sudán del Sur, Yuba. Francisco estará en RDC del 31 de enero al 3 de febrero.
Tras la etapa en RDC, Francisco tendrá en Sudán del Sur encuentros con autoridades oficiales, encabezará una oración ecuménica y se reunirá además con desplazados internos por los conflictos en el denominado "país más joven del mundo''.
Francisco ya visitó África en 2015, cuando fue a Kenia, República Centroafricana y Uganda; en 2017 para ir a Egipto; y en 2019 al visitar primero Marruecos y luego Mauritania, Mozambique y Mauricio.
El segundo viaje que fuentes vaticanas confirmaron la visita que el Papa hará en agosto a Portugal en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, que se hará en la capital Lisboa. Será, así, la segunda visita del Papa a Portugal, luego del viaje que hizo en peregrinación a la Virgen de Fátima en 2017. Tras la ida a Portugal, avanzan los preparativos para un viaje del Papa a Hungría que contemple visitas a por lo menos cuatro ciudades.
Posibles funerales de Benedicto XVI abre dudas sobre cómo serían
El agravamiento de la salud del papa emérito de 95 años, Benedicto XVI, anunciado por el Vaticano, abrió una serie de interrogantes sobre cómo podrían desarrollarse los primeros funerales de la era moderna para un pontífice renunciante, que serán decididos por el papa Francisco.
La ausencia de un protocolo específico para la muerte de un Papa emérito crea un vacío sobre la organización de las exequias que, con un Joseph Ratzinger "muy enfermo'' en las últimas horas, como lo definió Francisco, podrían ser cuestión de días. Ratzinger, que fue elegido Papa en 2005 y renunció al pontificado en 2013. El pontífice argentino, a mitad de diciembre, lo describió como "un grande, un santo, un hombre de alta vida espiritual'' en una entrevista con el diario español ABC.
La renuncia de Ratzinger
La dimisión de Ratzinger (96), que lleva más tiempo como emérito (casi 10 años) que el que tuvo como Papa en funciones (siete años y medio), fue la primera renuncia de un pontífice desde 1294 y, su eventual muerte crea un escenario novedoso en los últimos ocho siglos. Según el sitio especializado Il Sismógrafo, la única voluntad expresa de Ratzinger cuando fallezca es ser enterrado en el nicho de la cripta de la Basílica de San Pedro en el que ya estuvieron sus predecesores Juan XXII (de 1963 a 2001) y Juan Pablo II (de 2005 a 2011), luego transferidos a la superficie de la Iglesia vaticana. Observadores vaticanos plantearon que "con toda seguridad'' los funerales serán presididos por Francisco, quien decidirá su forma y duración, y que las exequias contarán con la presencia de líderes políticos y religiosos de todo el mundo.
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