Johannes Von Schwarzenberg, abuelo del actual embajador de Austria en Argentina, fue el artífice de un salvataje histórico durante el nazismo. Diversas entidades distinguieron a su familia en el marco de los 80 años de "La noche de los cristales rotos"
"Mi abuelo le debió su vida a un hecho fortuito, por el cual escapó de la Gestapo. Estuvieron a minutos de atraparlo en 1938, en Berlín. Y es por eso que estamos a aquí. Y a veces pienso que aquella suerte, la que lamentablemente no tuvieron 6 millones de judíos, hizo que mi familia esté aquí conmigo".
Las palabras de Christoph Meran, embajador de Austria en Argentina, hicieron referencia a su abuelo, Johannes Von Schwarzenberg, artífice de un salvataje histórico que permitió que 30.000 personas no murieran durante el Holocausto judío. Las expresó en el Centro Cultural Kirchner (CCK), en donde Meran -junto a su familia- recibió un homenaje por los 80 años de "La noche de los cristales rotos", aquellas en las que el régimen nazi perpetró el pogromo más grande de la era moderna en contra de la población judía de Alemania.
Christoph Meran expuso un discurso en agradecimiento al homenaje que le realizaron a su abuelo
Von Schwarzenberg pertenecía a la familia real de Austria. Abogado de profesión, se convirtió en príncipe a temprana edad y desarrolló una carrera diplomática que le permitió salvar miles de vidas. Lo efectuó mientras trabajaba en la Embajada de Austria en Berlín, expatriando a inmigrantes austríacos que cruzaban la frontera para unirse -ilegalmente- al nacionalsocialismo.
"Era espontáneo, temperamental e impaciente. Usaba zapatos blancos. Un hombre fino. Amaba la literatura, la buena comida y la música. Y por si fuera poco, era un gran bailarín. Y tuvo la suerte de conocer personalmente a grandes artistas de su época", recordó su nieto.
Y agregó: "Poseía un alma soñadora, atribuida a su sangre checa. Era muy europeo, por decirlo de una manera. Su humor era vienés y sus modales ingleses. A menos que estuviera enojado… Entonces ahí desarrollaba su fantasía de ser un napolitano".
Von Schwarzenberg emitió pasaportes falsos y brindó bolsones de alimentos a los judíos en los campos de concentración
Del homenaje participaron Claudio Avruj (secretario de DDHH y Pluralismo Cultural de la Nación), Ilan Sztulman (embajador de Israel) Mario Tenenbaum (vicepresidente de la DAIA), Adrián Werthein (presidente del Congreso Judío Latinoamericano) y Susana Pesis(presidente de la Fundación TESA), quien encabezó la organización del evento. Cada uno de ellos le entregó un reconocimiento a Meran, quien estuvo acompañado por su madre, tías y primos.
El embajador exhibió una foto que su abuelo guardaba en su billetera. La misma retrataba una imagen perturbadora en los campos de concentración: cientos de cadáveres, apilados. "Nunca quiso hablar de esa imagen tan perturbadora durante toda su vida.Cuando revisamos sus pertenencias entendimos el verdadero significado de esa foto. Y comprendimos qué fue lo que lo inspiró, que hiciera un esfuerzo incansable para salvar a la mayor cantidad de vidas", dijo.
Teran, junto a su madre, recibiendo una distinción por parte de Claudio Avruj, secretario de DDHH de la Nación
Von Schwarzenbergcon se unió al Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) y arriesgó su vida detrás de una iniciativa que ideó el mismo y logró materializar: la emisión de 30.000 pasaportes de la ICRC, cada uno de ellos de manera ilegal. También contribuyó con paquetes infiltrados con comida en los campos de concentración. "Muchos sobrevivientes revelaron que gracias a esas latas de sardina pudieron seguir adelante", manifestó Meran en su discurso.
Su heroísmo lo llevó a tomar grandes riesgos para él y para su familia.
En 1938 -luego de la fusión de Austria con el III Reich-, su vida corría peligro. Logró escapar de ser arrestado por la Gestapo y debió exiliarse, primero en Bélgica y luego en Suiza, lugar en el que vivió durante seis años.
En el CCK, también se expuso “Dos archivos familiares”
Hacia el final de la guerra actuó en la Resistencia Austríaca dentro de la Unidad Suiza y mantuvo sólidos contactos con las fuerzas aliadas, especialmente en la Oficina de Servicios Estratégicos. Luego de la guerra continuó su labor en la diplomacia y en causas humanitarias, a las que dedicó su vida enteramente al retirarse en 1969. Murió en 1978 en un accidente de auto, junto a su mujer Kathleen, a quien también se recordó en el CCK.
El homenaje se dio en el marco de una serie de actividades que la Fundación TESA -con la colaboración de la Embajada de Israel- organizó en el CCK, junto a la muestra "Dos archivos familiares". Cada uno buscó generar conciencia social sobre el pasado y el presente, promoviendo los valores de diálogo, tolerancia y respet
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