El canónigo Miguel Calixto Del Corro fue homenajeado en la Legislatura porteña al cumplirse el 175 aniversario de su muerte, por su trabajo en favor de la Independencia y su trayectoria en la educación en el comienzo del país; uno de los hombres claves del clero que trabajó en el movimiento emancipatorio.
El acto que se realizó en el Salón Raúl Alfonsín del edificio de Perú 160 contó con la participación del sacerdote Carlos Accaputo, presidente de la Pastoral Social Metropolitana quien destacó el rol de los sacerdotes en la Revolución de Mayo.
El clérigo señaló que Del Corro y otros curas fueron “uno de los muchos minimizados entre los redactores de una historia argentina que, como muchas otras en el mundo, fue elaborada en función de ciertos intereses que predominaron sobre el bien común“.
“Así se desconoce, por ejemplo, el rol jugado en el proceso independentista del colonialismo español de los pueblos originarios, los separatistas catalanes y vascos y muchísimos sacerdotes católicos, entre los que estaba el clérigo cordobés, descendiente de una familia asturiana“, remarcó.
Subrayó además que “la figura del notable sacerdote que en 1809, siendo rector de la Universidad de Córdoba, la única existente entonces en el territorio argentino, fundada por los jesuitas, lanzó una proclama independentista“.
Accaputo dijo que la figura de “Del Corro fue rescatada durante la presidencia de Luis Sáenz Peña el 27 de noviembre de 1893 por el entonces intendente Federico Pinedo, bisabuelo del actual senador homónimo, quién promulgó una ordenanza por la cual se denominó Corro a una avenida entre los barrios de Floresta y Villa Luro que va de Rivadavia a Juan B. Justo“.
El historiador marplatense Ricardo Elorza, recordó en el acto que José de San Martín durante su enfermedad en la ciudad cordobesa de Saldán tuvo a su alcance la obra “Comentarios Reales de los Incas”, del Inca Garcilaso de la Vega, el ilustre mestizo peruano que con tanto dramatismo pintó en esos capítulos la conquista hispana de su suelo natal.
Ese material fue reeditado en ese entonces con el prospecto que ahora se llamaría prólogo de Del Corro, por el valor que le adjudicaban San Martín y sus amigos desde su estadía en Córdoba en aquel entonces.
Hernán Rossi, legislador del bloque Suma, motorizó el homenaje en la Legislatura y entregó la resolución del cuerpo, en tanto que el historiador y periodista Fernando Del Corro, también de origen familiar asturiano destacó que el prócer fue“un hombre de grandes acuerdos al estilo de Bergoglio hoy”.
Retomó el tema de alguien que “a poco de declararse la Independencia renunció a su cargo de diputado por oponerse al traslado del Congreso a la actual Buenos Aires ya que ello iba a hacerlo dependiente de los intereses porteños“.
El periodista recordó también que “otro religioso vinculado con la Universidad de Córdoba fue Manuel Alberti, uno de los vocales de la Primera Junta surgida de la Revolución del 25 de Mayo de 1810” comparable al “gran industrialista que fuera el franciscano fray Luis Beltrán, de ascendencia francesa, quien fue clave en la organización del Ejército de los Andes de San Martín en Mendoza mediante la puesta en marcha de la fabricación de armas”.
En ese marco resulta muy interesante que no solamente Del Corro debió trasladarse al Litoral para negociar con Artigas sino que también Castro Barros debió viajar a Salta para arreglar las diferencias que habían surgido con Martín Miguel Juan de Mata Güemes.
Finalmente, Del Corro rescató que “el 10 de octubre de 1816 se estableció que en las ceremonias dominicales de culto debía incluirse en los rezos la frase “Dígnate, Señor, de afianzar nuestra Independencia. Óyenos” y recién el 6 de julio de 1826, por un decreto del presidente Bernardino Rivadavia se comenzó a conmemorar el 9 de julio como fiesta patria.
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