Invitó a estos pueblos a "caminar" y a "trabajar juntos" por "un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación"
“Me encuentro entre ustedes porque el primer paso de esta peregrinación penitencial es el de renovar mi pedido de perdón y decirles, de todo corazón, que estoy profundamente dolido: pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas. Estoy dolido. Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”.
Estas palabras del Papa Francisco resonaron con fuerza el 25 de julio de 2022, segundo día de su esperada “peregrinación penitencial” a Canadá. El Santo Padre las pronunció en Maskwacis, en el centro de Alberta, en una zona de reservas indias por cuyas escuelas residenciales pasaron entre 1800 y 1900 unos 150.000 niños indígenas.
Desarraigo y separación
Como es sabido, pues así se ha denunciado y documentado en los últimos años, muchos de ellos murieron a causa del maltrato, la desnutrición, los abusos y el desarraigo que sufrieron al ser separados de sus familias y comunidades.
El Papa pidió perdón por la responsabilidad de los hijos de la Iglesia en esta política de asimilación forzada, y lo hizo ante los líderes de los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, Métis e Inuit, que las sufrieron. Previamente, visitó el cementerio en el que algunas descansan y el memorial erigido para honrarlas.
La visita del Papa Francisco a Canadá fue un sincero y humilde mea culpa en nombre de la Iglesia, pero también un firme reconocimiento y reivindicación del derecho de los pueblos autóctonos a preservar sus lenguas y culturas. “Las consecuencias globales de las políticas ligadas a las escuelas residenciales han sido catastróficas. Lo que la fe cristiana nos dice es que fue un error devastador, incompatible con el Evangelio de Jesucristo”, dijo el Santo Padre en ese primer discurso, en el que pidió perdón hasta en tres ocasiones “por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”.
“Caminar” y a “trabajar juntos”
Francisco pidió que se respete “la identidad y la experiencia de los pueblos indígenas” de Canadá, pero al mismo tiempo invitó a estos pueblos a “caminar” y a “trabajar juntos” por “un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación”.
Ese futuro reconoció, pasa porque aflore la verdad y se ayude a los supervivientes a superar los traumas vividos. “Hoy estoy aquí para recordar el pasado, para llorar con ustedes, para mirar la tierra en silencio, para rezar junto a las tumbas”, manifestó de corazón. Ante él, ataviado con sus plumas, su anfitrión Wilton Littlechild, “Águila de Oro”, un jefe indígena octogenario que de niño fue víctima de esa nefasta política de asimilación.
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