Celebraciones, nueva capilla, hermandad latinoamericana y un mensaje del Papa para las comunidades de esa zona del conurbano, enfrentadas a una dura realidad social pero movilizadas por la esperanza y la fe mariana
Por Hernán Bernasconi
“Quien no cree en Dios, tampoco cree en el pueblo de Dios. En cambio, quien no dude del pueblo de Dios, verá también la santidad del pueblo, aun cuando hasta ese momento no hubiera creído en ella. Sólo el pueblo y su futura fuerza espiritual convertirá a nuestros ateos, desligados de su propia tierra” (Fedor Dostoievski, Los Hermanos Karamasov, Ed. Bruguera, Barcelona 1979, Libro VI, cap. 2, pag. 359.)
8 de diciembre, día de la virgen
Los festejos del día de la Virgen, para los católicos una celebración muy especial, que nos invita a replantearnos ante la mirada de María nuestro compromiso y acción con Dios y con el pueblo de Dios. ¿Qué tiene que ver ella?
¿Quién es la Virgen María?
La Virgen María es -históricamente -aquella niña, hija de Ana y de Joaquín, esposa de José, que concibió al niño Jesús, dándolo a luz en Belén de Galilea. Hace dos mil años, en la periferia del Imperio romano y en un contexto religioso en el que el Dios de los judíos -YHWH -no era todavía el Padre de la Trinidad cristiana. Esa niña, de nombre María, fue elegida por Dios para colaborar con el plan salvador de la humanidad. Y entre Dios, ella y su esposo, intermedió el ángel. Dicho de otro modo, la fuerza del Altísimo (Lc 1, 35) convocó a esa mujer y ésta, al sentirse llamada, atravesó una experiencia extraordinaria de fe. Y aceptó la voluntad de Dios y cumplió con la misión de la maternidad del Hijo de Dios.
Después, María, alcanzada por la divinidad, durante su propia vida terrenal y después de su asunción, será un ser en el cual y a través del cual se nos revela Dios y el modelo de la madre. Es una, pero por diversas circunstancias recibe muchos “apodos”.
Los “apodos” de la Madre de Dios
Nuestra Señora de Guadalupe o también llamada “la guadalupana” o la Morenita del Tepeyac es la patrona de México y de América Latina, la Virgen de Luján de Argentina, Nuestra Señora de Copabana de Bolivia, Nuestra Señora de Aparecida de Brasil, La Virgen del Carmen de Maipú es la patrona de Chile, Nuestra Señora de Chiquinquirá la de Colombia, La Caridad del Cobre es la patrona de Cuba… y así podríamos seguir enunciando advocaciones o “apodos”, pero siempre se trata de la misma y única Madre de Dios pero no sólo la madre de Dios.
Claro que “María -nos dice el Papa Francisco -no es sólo la Madre de Dios, sino que es también ‘nuestra Madre’”, aquella que “nos precede y nos confirma continuamente en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio alegre y sin fronteras del Evangelio”
“María es inseparable de Jesús”
“Yo creo en Dios pero no en la Virgen”, dicen algunos. Sin embargo, “la carne de Cristo – subraya el Papa – se tejió en el seno de María”, creando de hecho una “inseparabilidad” entre ambos. Y prosigue diciendo el Papa que aquella “inseparabilidad” significa que María “está tan unida a Jesús porque tenía el conocimiento de su corazón, el conocimiento de la fe, alimentado por la experiencia materna y el vínculo íntimo con su Hijo. Por eso es imposible entender a Jesús sin su Madre”.
El mensaje de María en el “cambio de época” que atravesamos
En el mundo actual y hoy en concreto en las sociedades de los países latinoamericanos, las dirigencias políticas y los grupos económicos y financieros y ciertos grupos de mass media retroceden ante el avance del modelo salvífico y liberador de María.
“Un cambio de época” -dice Francisco -en el cual el pueblo pobre trabajador constituye el núcleo central de una recuperación de los valores trascendentales y también marianos. Por eso, en medio del caos se levanta la presencia viva de Nuestra Señora Madre que es la armonía entre el bien, la verdad y la belleza. En el caso que comentamos en esta nota apodada “Virgen de Caacupé”.
Protección contra la “orfandad espiritual”
“Las madres que sufren, aquellas cuyos hijos están encerrados en la cárcel, hospitalizados o esclavizados por la droga, las que viven en campos de refugiados o en medio de la guerra -dijo el Papa Francisco - no se rinden y siguen luchando para dar lo mejor a sus hijos. Y a veces lo mejor significa, literalmente, la vida. (Pero) donde hay una madre hay unidad, hay pertenencia, pertenencia de los hijos”, reiteró el Papa, señalando a María como la que nos protege “de la corrosiva enfermedad de la ‘orfandad espiritual’, la que encuentra espacio en el corazón narcisista (de los ateos) que sabe mirar sólo a sí mismo y a sus propios intereses”.
En este cambio de época la Virgen vencerá a “la sociedad sin piedad” que es la sociedad sin Dios y sin Madre
Y en este cambio de época “La madre -dice Francisco -es “el antídoto más fuerte contra nuestras tendencias individualistas y egoístas, contra nuestra cerrazón y apatía” y añade “…una sociedad sin madres no sólo sería una sociedad fría…sino una sociedad que ha perdido el corazón, que ha perdido el “sabor de la familia”…una sociedad sin piedad, que sólo ha dado paso al cálculo y la especulación. Porque las madres, incluso en los peores momentos, saben dar testimonio de la ternura, de la entrega incondicional, de la fuerza y de la esperanza”.
Este cronista no habla de la sociedad decadente regida únicamente por las variables económicas ni ignora la violencia social con la que los medios nos inundan de desilusión y angustia. Tampoco de vanas ilusiones. Deja testimonio de la realidad concreta que se vive en el ascenso espiritual del pueblo fiel de Dios y la Iglesia católica de las barriadas más pobres del conurbano bonaerense. Ese pueblo pobre que viene del fondo de la historia reciente. Comunidades de inmigrantes que fueron el deshecho de la sociedad liberal capitalista porteña que a través de sus gobiernos cívico-militares expulsaba vilmente mujeres, jóvenes, niños y ancianos más allá de la General Paz al conurbano interminable.
El conurbano interminable cuenta con padres y madres que como María creen en Dios
Son paraguayos y argentinos, algunos de ellos empresarios o profesionales que no son indiferentes y que, siguiendo el ejemplo mariano, no se rindieron, ni se rendirán jamás. Hoy estuvieron de fiesta. Monseñor Eduardo Horacio García, obispo de San Justo, por citar uno de los grandes pastores que camina con esas comunidades y es guía espiritual de las obras de transformación de las barriadas más postergadas de La Matanza desde el año 2014 en que asumió. Su obra estuvo precedida por la del fallecido Padre Bachi de Villa Palito (Villa miseria que se transformó en barrio, honor es reconocerlo, gracias a la acción mancomunada de muchos sectores, incluyendo al también desaparecido ex intendente Balestrini, al ex presidente Kirchner y a empresarios locales a quienes aquel cura supo convocar). Sin embargo, el nuevo obispo se enfrentó a una dramática realidad social que excedía esa villa. Había muchos otros y extensos bolsones de pobreza en su mapa eclesial, mucha vagancia de pibes en la oscuridad de las esquinas, mucha violencia, falta de capacitación y de trabajo y mucha tierra narco, indiferencia municipal, ignorancia de la realidad.
Ante esa realidad dijo: “A las tres “C” de los males que viven nuestros pibes y pibas en los barrios excluidos de la mirada oficial y que signan su trágico destino: calle, cárcel y/o cementerio opondremos otras tres “C”: Capilla (con servicios públicos), Colegios y Club”. En estos ocho años, con creces, la Iglesia, contando con la ayuda de la comunidad hoy emplea todas las letras del abecedario humanista y cristiano en su labor pastoral y de mejoramiento social.
Palabras de Francisco a jóvenes católicos de la “Patria Grande”
“En América Latina y en todo el mundo vivimos actualmente un verdadero ‘cambio de época’ –lo decía en Aparecida– que nos exige renovar nuestros lenguajes, símbolos y métodos. … a seguir el método que el mismo Dios escogió para acercarse a nosotros: la Encarnación. Asumir. Asumiendo todo lo humano –menos el pecado– Jesucristo nos anuncia la liberación que anhela nuestro corazón y nuestros pueblos… Y a ustedes jóvenes latinoamericanos les tocará buscar los caminos del proceso político más apto para llevar adelante.” (Papa Francisco, Sala del Consistorio, 4/03/2019).
Monseñor García, que tenía sobrada experiencia con jóvenes asumió el compromiso y lo asume a diario.
El Papa envió a las comunidades de Puerta de Hierro y las barriadas 17 de marzo y otras de la región que participan del trabajo un afectuoso saludo y su aliento incondicional.
Las mujeres, los jóvenes y los más pobres
Cuando el Santo Padre -en la disertación dirigida a los jóvenes católicos de la Comisión Pontificia para América Latina -se preguntaba ¿cuáles son los sectores más significativos en el cambio de época latinoamericano? Responde: En primer lugar las mujeres: “la esperanza en Latinoamérica tiene un rostro femenino”, afirma. “En segundo lugar, los jóvenes, porque en ellos habita la inconformidad y rebeldía… Jesucristo, eternamente joven, está presente en su sensibilidad, en la de ellos, en su rostro y en sus inquietudes. Y en tercer lugar, los más pobres y marginados…”
Nuestra Madre de las comunidades guaraníes
La llegada de Nuestra Madre María del Pueblo fiel de Dios de la República hermana del Paraguay fue la razón de varias celebraciones entre paraguayos y argentinos en distintos lugares de la Patria. Isidro Casanova reunió, en uno de los rincones más postergados de esa localidad, a devotos venidos de González Catán, Gregorio de Laferrere, Ciudad Evita, Rafael Castillo y otras barrios matanceros y de distritos vecinos.
Y en el día de la Virgen Crovara fue una fiesta entre otras muchas otras fiestas del pueblo fiel de Dios
El último jueves, el obispo de San Justo, junto con el Padre Angelotti, celebraron misa, bautizaron más de doscientas personas, confirmaron otras tantas, hubo confesiones y comuniones. Hubo música, compartieron comidas y bebidas, se danzó y hubo orquestas. ¡Crovara fue una fiesta! Nosotros anunciamos y este cronista participó de las celebraciones dedicadas a la Virgen que lleva el apodo de Caacupé. Como dijimos, se llega por Avenida Ricchieri, Camino de Cintura, Crovara y de ahí a unos quinientos metros a la izquierda podrán ver la Nueva Capilla. Antes de eso, podrán admirar un bello mural con una imagen gigantesca de la Virgen y otros murales no menos bellos desde donde, con atenta mirada observan los cambios del trabajo pastoral el Papa Francisco acompañado por el Gordo Bachi.
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