El Santo Padre envió una carta a la Arquidiócesis de Buenos Aires con motivo del 50º aniversario del asesinato del padre Carlos Mugica, ocurrido el 11 de mayo de 1974, que fue leída en la misa de cierre de la "Semana Mugica", en la que se desarrollaron múltiples actividades para homenajear el legado de este sacerdote.
En el cincuentenario de la "muerte violenta" del padre Carlos Mugica, asesinado el 11 de mayo de 1974, el Papa Francisco saludó, a través de una misiva, a todas las personas que se reunieron para conmemorar este aniversario. Este texto fue leído durante la santa misa en la conclusión de la "Semana Mugica" el pasado domingo en el Luna Park de Buenos Aires.
"Como en toda celebración de la Iglesia -que es mucho más que una conmemoración histórica-, se da la ocasión para renovar la presencia fraterna y comprometida entre aquellos que cargan cruces pesadas", asegura el Pontífice, quien anima a todos a "continuar poniendo el corazón y el cuerpo al lado de los que sufren todo tipo de pobreza".
Francisco subraya que el padre Carlos "alienta aún hoy a que en cada barrio se fortalezca una comunidad que se organiza para acompañar la vida de nuestro pueblo y nos interpela a luchar ante todo tipo de injusticia, a tener un diálogo inteligente con el Estado y con la sociedad".
El Obispo de Roma resalta que el testimonio del sacerdote "nos enseña a no dejarnos arrastrar por la colonización ideológica, ni por la cultura de la indiferencia". "Pidamos al Señor que los principios de la Doctrina Social de la Iglesia fructifiquen en nuestras comunidades y, a través de ellas, en toda la vida social", añade.
El Santo Padre invita a "que todos podamos buscar lugares de integración descartando la descalificación del otro" y llama a "que la grieta se termine, no con silencios y complicidades, sino mirándonos a los ojos, reconociendo errores y erradicando la exclusión".
En su homilía durante la eucaristía en el Luna Park, el arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, enfatizó:
"No queremos permanecer con la mirada en el pasado rumiando nostalgia y melancolía; tampoco con la mirada empañada por ideologismos que sólo nos llevan a discusiones anacrónicas; ni con la mirada cargada de prejuicios y preconceptos, o con la mirada sesgada y parcial que hace creernos dueños de la verdad y medidores del profetismo de los demás".
En otro pasaje de su prédica, el Primado de la Argentina recalcó que "la vida de Carlos Mugica marcó la realidad de muchas personas con las que compartió de cerca: sus familiares, sus amigos, sus compañeros del clero, y los fieles que acompañaba en las villas de Buenos Aires".
Cincuenta años después del asesinato, García Cuerva sostuvo que "prestamos nuestras voces para seguir reclamando por la paz y la justicia, convencidos de que la violencia no es el camino".
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