En la Audiencia general, invitó a los fieles a rezar por la anual Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que comienza hoy.
IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO
La oración te saca adelante en la esperanza, incluso cuando las cosas se obscurecen. Lo dijo el Papa durante la Audiencia general en el Aula Pablo VI, prosiguiendo con el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana. Con demasiada facilidad, «despreciamos el dirigirnos a Dios en la necesidad, como si fuera solo una oración interesada, y por ello imperfecta», indicó Francisco. Además, el Pontífice invitó a los fieles a rezar por la anual Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que comienza hoy.
«En la Sagrada Escritura, entre los profetas de Israel —recordó Francisco—, resalta una figura un poco anómala, un profeta que trata de escaparse de la llamada del Señor rechazando en ponerse al servicio del plan divino de salvación. Se trata del profeta Jonás, de quien se narra la historia en un pequeño libro de sólo cuatro capítulos, una especie de parábola que contiene una gran enseñanza, aquella de la misericordia de Dios que perdona. Jonás es un profeta “en salida” (pero también un profeta en fuga), es un profeta en salida que Dios invita ir “a las periferias”, a Nínive, para convertir a los habitantes de aquella gran ciudad. Pero Nínive, para un israelita como Jonás, representa una realidad peligrosa, el enemigo que ponía en peligro a la misma Jerusalén, y por lo tanto de destruir, no cierto para salvar. Por eso, cuando Dios envía a Jonás a predicar en aquella ciudad, el profeta, que conoce la bondad del Señor y su deseo de perdonar, trata de escapar de su misión y huye. Durante su fuga, el profeta entra en contacto con algunos paganos, los marineros del navío en el cual se había embarcado para alejarse de Dios y de su misión. Y huye lejos, porque Nínive estaba en la zona de Irak y él huye a España, huye en serio. Y es justamente el comportamiento de estos hombres, como después será el de los habitantes de Nínive, que nos permite hoy reflexionar un poco sobre la esperanza que, ante el peligro y la muerte, se expresa en oración. De hecho, durante la travesía en el mar, se desata una fuerte tormenta, y Jonás baja a la bodega del barco y se queda dormido. Los marineros en cambio, viéndose perdidos, “invocaron cada uno a su dios”, eran paganos. El capitán de la nave despertó a Jonás diciéndole: “¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu dios. Tal vez ese dios se acuerde de nosotros, para que no perezcamos”. La reacción de estos “paganos” es la justa reacción ante la muerte, ante el peligro; porque es entonces que el hombre tiene la completa experiencia de la propia fragilidad y de la necesidad de salvación. El instintivo horror de morir revela la necesidad de esperar en el Dios de la vida».
Con demasiada facilidad, indicó el Papa, «despreciamos el dirigirnos a Dios en la necesidad como si fuera solo una oración interesada, y por ello imperfecta. Pero Dios conoce nuestra debilidad, sabe que nos recordamos de Él para pedir ayuda, y con la sonrisa indulgente de un padre, Dios responde afectuosamente».
En la narración bíblica, cuando Jonás, «reconociendo sus propias responsabilidades, se hace arrojar al mar para salvar a sus compañeros de viaje, la tempestad se calma», y la esperanza que había llevado a los marineros a rezar para no morir, «se revela aún más potente y obra en una realidad que va más allá de cuanto ellos esperaban: no solo no perecen en la tempestad, sino se abren al reconocimiento del verdadero y único Señor del cielo y de la tierra». También los habitantes de Nínive, después, «ante la perspectiva de ser destruidos, oraran, impulsados por la esperanza en el perdón de Dios», y también para ellos «haber enfrentado la muerte y haber salido vivos los ha llevado a la verdad».
De esta manera, concluyó el Papa, «bajo la misericordia divina, y todavía más a la luz del misterio pascual, la muerte puede convertirse, como ha sido para San Francisco de Asís, en “nuestra hermana muerte” y representar, para todo hombre y para cada uno de nosotros, la sorprendente ocasión para conocer la esperanza y encontrar al Señor. Que el Señor nos haga entender esto, la relación entre oración y esperanza. La oración te lleva adelante en la esperanza y cuando las cosas se vuelven oscuras, más oración. Y habrá más esperanza».
Al final de la Audiencia, el Papa recordó que hoy «comienza la anual Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. También la esperanza de la unidad se expresa en la oración. Y esta esperanza no desilusiona, como demuestran todos los pasos que se han dado en el último siglo hacia la plena unidad de los cristianos. Desde hoy hasta el 25 de enero, reforcemos nuestra concorde oración por esta intención».
Comentá la nota