En la catequesis de esta semana, el Santo Padre reflexiona sobre el Salmo 115 y las falsas esperanzas en los ídolos.
Por Rocío Lancho García
El papa Francisco, en la audiencia general de esta semana ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana. Reunidos en el Aula Pablo VI en el Vaticano, miles de fieles le esperaban con ilusión y alegría. La meditación de esta semana ha estado centrada en el Salmo 115 sobre “las falsas esperanzas en los ídolos”.
El Santo Padre ha puesto dos ejemplos reales sobre cómo en la vida se puede llegar a dejarse llevar por ídolos. Al respecto, ha contado que una vez estaba en Buenos Aires y tenía que ir de una iglesia a otra y de camino había un parque con muchas pequeñas mesas donde estaban sentados los videntes. Y allí había mucha gente, incluso haciendo cola. ¿Esto da seguridad?, se ha preguntado el Papa. “La seguridad de una, permitidme la palabra, estupidez”, ha añadido. De esto modo ha observado que “tú pagas para que te den una falsa esperanza, compramos falsas esperanzas”. Sin embargo “de la esperanza de la gratuidad que ha traído Jesucristo, de esa no nos fiamos tanto”.
Otro ejemplo ha sido sobre una mujer guapa, que escuchó también en Buenos Aires, que se quedó embarazada y comentaba que “tuvo que abortar” porque si no su figura se vería perjudicada. Ídolos –ha asegurado– que te llevan sobre el camino equivocado.
En el resumen en español que el Santo Padre hace de la catequesis, ha indicado que la esperanza, esperar en el futuro, creer en la vida, “es una necesidad primaria del hombre”.
Pero es importante que pongamos nuestra confianza en lo que verdaderamente pueda ayudar a vivir y dar sentido a la existencia.
La Sagrada Escritura –ha añadido– nos advierte contra las falsas esperanzas que el mundo presenta, denunciando la paradoja de sus ídolos. De este modo, ha explicado que el hombre, al buscar seguridades tangibles y concretas, “cae en la tentación de las consolaciones efímeras –dinero, alianza con los potentes, mundanidad, falsas ideologías– que parecen colmar el vacío de soledad y mitigan el cansancio de creer”.
Asimismo, el Pontífice ha asegurado que el salmo 115 describe de modo sugestivo la realidad absolutamente fugaz de estos ídolos. Advierte que quien pone la esperanza en ellos termina siendo como ellos: “imágenes vacías con manos que no tocan, pies que no caminan, boca que no puede hablar”. No se tiene nada que decir, se es incapaz de ayudar, cambiar las cosas, sonreír, donarse, amar. El hombre en cambio –ha concluido– ha de ser imagen de Dios, confiando y esperando en su gracia y bendición.
A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Así, les ha invitado a poner plenamente su confianza en el Señor para que de su vida brote la alabanza al Dios vivo y verdadero, que por nosotros nació de María, murió sobre la cruz y ha resucitado en la gloria.
Después de los saludos en las distintas lenguas, el Papa ha dirigido unas palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. De este modo, ha recordado que el domingo pasado se celebró la Fiesta del Bautismo del Señor, ocasión propicia para repensar en el propio Bautismo en la fe de la Iglesia. Por eso, ha invitado a los jóvenes a redescubrir diariamente “la gracia que proviene del sacramento recibido”. El Papa ha pedido a los enfermos a que saquen del bautismo la fuerza para afrontar los momentos de dolor y de desconsuelo. Finalmente, a los recién casados les ha exhortado a saber traducir los compromisos del bautismo en su camino de vida familiar.
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