Líderes cristianos, musulmanes y judíos defienden el diálogo, independientemente del credo o la afiliación política, para resolver los conflictos. Coinciden en que el mundo vive un momento "dramático" y destacan el rol femenino para construir la paz.
Líderes cristianos, musulmanes y judíos defendieron el diálogo, independientemente del credo, la afiliación política o la etnia, para resolver los conflictos en el mundo durante un foro en Lisboa, donde la cofundadora del Grupo de los Ancianos, Graça Machel, pidió que se incluya a más mujeres.
Personalidades como el imán de la gran mezquita de la Meca, el jeque Saleh bin Abdalá al Humaid, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo I, o el rabino jefe de Polonia, Michael Schudrich, se dieron cita en la capital lusa en el foro global del Centro de Diálogo Internacional-Kaaiciid.
En la sesión inaugural también participaron figuras políticas como el expresidente de Francia François Holland y el ex primer ministro italiano Matteo Renzi, pero solo hubo una mujer que intervino, Graça Machel, que no desaprovechó la ocasión para dar un tirón de orejas.
La activista y viuda de Nelson Mandela, que se presentó como "luchadora por la libertad y madre africana", recordó el impacto positivo de la participación de las mujeres en los procesos de resolución de los conflictos, pero lamentó que estas sean minoría en las mesas de negociación.
Puso ejemplos exitosos de mediaciones femeninas en Burundi, Kenia y Liberia, país donde "fueron las mujeres de esa nación las que crearon las condiciones para la paz".
Machel consideró que la inclusión de ellas es "crucial e importante" y por ello defendió "de forma contundente" que haya cuotas para las mujeres en las negociaciones: "Debería haber un número de mujeres sentadas en la mesa de mediación".
En general, todos los panelistas coincidieron en que el mundo se encuentra en un momento "dramático", como lo describió Renzi, con conflictos como el de Gaza y Ucrania o el desafíos como la lucha contra la crisis climática, y pusieron en énfasis en la necesidad de tener puentes para el diálogo.
Hollande fue de los pocos que mencionó explícitamente la guerra en Oriente Medio, junto con el mufti de Egipto, Shauki Ibrahim Abdelkarim Alam, para solicitar que "ante el conflicto entre Israel-Palestina-Gaza" el mundo no debe encerrarse en una "visión dogmática" dictada por filiaciones religiosas.
"Por el contrario, las religiones deben jugar un papel para la desescalada, primero; apaciguamiento si es posible y la promoción de los valores de la paz y la reconciliación", dijo Hollande, que fue uno de los pocos que intervino en vídeo.
El imán de la gran mezquita de la Meca expresó su convicción sobre la importancia de trabajar juntos y de colaborar "pese a las diferencias religiosas".
"Reforzar el diálogo es un paso fundamental para inmunizarnos contra el odio y el extremismo", opinó Al Humaid, quien insistió en que "el islam es la fe de la compasión".
Y agregó que "la compasión es respetar la dignidad del ser humano independientemente del color o la religión", al tiempo que aseguró que las diferencias entre las personas son "un regalo de Alá".
El jeque también habló de la importancia de la ética y los valores, y de la necesidad de aplicarlos a todo el mundo, tanto al amigo como al enemigo".
"La gente piensa que el progreso material es suficiente y que está por encima de la ética moral y esto nos lleva a más sufrimiento", reflexionó.
Por su parte, el rabino jefe de Polonia centró su discurso en la diversidad y la necesidad de construir "espacios seguros".
Evocó una anécdota de cuando era niño y iba de camino a la sinagoga con su padre, y vio una iglesia con unos grandes paneles negros.
"Pregunté 'papá, ¿por qué hay paneles negros en la iglesia?' y mi padre dijo 'porque un gran hombre murió', esto pasó cuando murió (el papa) Juan XXIII, y recuerdo que entendí que no solo los judíos tienen grandeza", explicó.
Schudrich también mencionó el concepto de "espacio seguro", que supone moverse de la zona de confort de uno mismo.
Aclaró que una de las maneras de construir ese tipo de espacio es "pronunciarse contra lo que está mal", como la quema de coranes, la violación de la mujer o el lanzamiento de cócteles molotov contra su sinagoga, algo que ocurrió a principios de este mes.
Tras ese suceso afirmó que se reunieron con representantes cristianos y musulmanes porque "es un elemento clave crear un espacio seguro".
De todas las intervenciones, la más ecologista fue la Bartolomeo I, quien abogó por asumir la responsabilidad de luchar contra el cambio climático.
"La crisis climática no es marginal o periférica, tiene raíces sinceras y espirituales, porque el regalo de la Creación es un regalo divino y una responsabilidad divina", dijo.
Y subrayó que proteger el medio ambiente es una "obligación espiritual" y no una moda, por lo que debe preocupar a todos los líderes religiosos.
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