por Sergio Rubin
En Santiago, su visita estuvo marcada por los abusos de curas pedófilos. En Lima, hubo una gran asistencia de fieles.
Con las multitudes entusiastas que acompañaron su visita a Perú, el Francisco ratificó su enorme popularidad y carisma en los países de mayoría católica, tal como le ocurrió en setiembre en Colombia, pese a que había tomado partido por los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC, que divide fuerte a la sociedad colombiana. El contraste con su paso por Chile –que conformó la primera parte de la gira de siete días que concluyó anoche- fue evidente, ya que la concurrencia y el entusiasmo en el país trasandino fueron menores a lo previsto por un cúmulo de factores, entre ellos los casos de abusos sexuales que afectaron a la Iglesia chilena y al propio Papa, la fuerte pérdida de fieles que ya lleda más de dos décadas y el avance del ateísmo y el agnosticismo.
La situación de Perú es bien distinta. Con una acendrada religiosidad popular que viene del tiempo de la colonia –no es casual que sea el país de la región con más santos y santas- la cantidad de católicos se mantiene alta y la valoración del Papa, también. Es cierto que Perú, como otros países, también experimenta cambios culturales fuertes, pero que aún no hacen mella con gran intensidad en su sustrato católico. Y si bien también la Iglesia peruana tiene sus casos de abusos sexuales –el más notable es el de la comunidad El Sodalicio, cuya fundador es el principal acusado, y que el Vaticano intervino en vísperas de la visita papal- no llegaron a tener el impacto que tuvieron en Chile.
Otra diferencia con Chile es que mientras en aquel país el gobierno de Michel Bachellet no buscó una explotación política de la visita, entre otras cosas porque en marzo dejará el cargo a su sucesor, Sebastian Piñera, en Perú el presidente Pedro Pablo Kuczynski estuvo todo el tiempo al lado del Papa. De hecho, fue a las tres misas que ofició: a Puerto Maldonado, a Trujillo y estuvo en Lima ayer. La cercanía frente a un hombre tan popular aquí como Francisco se entiende por la tormenta política que el mandatario esta padeciendo tras indultar al ex presidente Alberto Fujimori, condenado por graves violaciones a los derechos humanos, a cambio de los votos para no ser destituido en el Congreso, acusado de actitudes corruptas.
Mensaje. El Papa en un momento de su homilía en la base de Las Palmas (AP)
En verdad, para Kuczynski y buena parte de la dirigencia peruana, la visita de Francisco cayó en un momento providencial. Es que algunos de ellos dicen abiertamente ante los medios que esperan que ayude a aplacar los ánimos. Habrá que ver si también contribuye a una mayor armonía en la Iglesia peruana, atravesada por fuertes tensiones provocadas por marcadas diferencias de estilos religiosos.
Lo que es seguro es que el tan entusiasta paso por Perú y la multitudinaria misa de ayer fue el mejor corolario para una gira de Francisco que comenzó complicada. Previsor, dicen que el Papa quiso empezarla por Chile y terminarla en Perú.
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