Mediante un intercambio epistolar, Eduardo Lorenzo renunció a la designación de Tucho Fernández y no desembarcará en Tolosa. Habló de una campaña de difamación en su contra y el Arzobispo defendió su “buena fama”.
Finalmente, el cura Eduardo Lorenzo no reemplazará a Julio César Beliche en la iglesia Nuestra Señora del Carmen de Tolosa. Su desembarco, que era auspiciado por el arzobispo platense Victor “Tucho” Fernández quedó trunco por una serie de denuncias que escandalizaron a la opinión pública.
Lorenzo enfrentó, de hecho, una causa por abuso que se radicó en 2008 y que se archivó por falta de méritos. Pero además se lo cuestionaba por haber sido confesor de Julio Grassi. Eso provocó un fuerte rechazo de la comunidad de Tolosa y Lorenzo optó por renunciar a la designación, con el aval de Fernández.
Todo ocurrió mediante intercambios epistolares que se conocieron hoy. En primera instancia, Lorenzo se dirigó a Fernández para asegurar que jamás cometió “un acto que sea indigno” de su “ministerio sacerdotal” y calificó las acusaciones en su contra como “calumnias, injurias y difamaciones”, toda vez que, dijo, la causa judicial en su contra “se resolvió” y “fue archivada hace varios años por falta de méritos”.
No obstante, comunicó la decisión de “no asumir en la comunidad de Tolosa y permanecer un tiempo” en Gonnet, donde se desempeña actualmente, ya que, opinó, “no se puede anunciar el Evangelio sin alegría”. También expresó su deseo y su intención de “agotar los medios legales” para aclarar la situación.
“Si fuera amigo del padre Grassi lo diría, pero no lo soy”, se defendió Lorenzo, que prosiguió: “yo voy a confesar, confieso en las cárceles y seguiré confesando a todo aquel que muestre buena disposición a ser perdonado”. Y se despidió agradeciendo el “paternal acompañamiento permanente y constante”.
Fernández respondió a la misiva hoy mismo. Hizo constar que la causa contra Lorenzo fue archivada y dio cuenta de investigaciones paralelas llevadas por él mismo y por su antecesor, Héctor Aguer, donde, dijo, se obtuvieron testimonios donde se defendió su “buena fama”.
También admitió como “comprensible” la molestia de los padres que se opusieron a su llegada a Tolosa y se preguntó “qué otros objetivos” podrían tener quienes lo difamaron. Por último, pidió “disculpas” en el caso de que lo haya expuesto “a este tiempo de dolor y humillación”.
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