Secuestrado durante 5 meses por la dictadura militar, el religioso desestimó las acusaciones que apuntaban al Papa Francisco como entregador en 1976. Los caminos diversos que lo llevaron a irse en paz con su antiguo compañero de la Orden.
El jesuita Franz Jalics, quien desmintió las acusaciones que apuntaban a que el Papa Francisco lo entregó en 1976 cuando fue secuestrado por la dictadura militar, murió el 13 de febrero en Budapest, y su entorno coincide en que se fue en paz con Jorge Bergoglio.
Su deceso se produjo a los 93 años en una residencia de Budapest como consecuencia de una enfermedad coronaria que le tuvo hospitalizado unas semanas atrás.
El fallecimiento de Jalics lo ha confirmó la casa de ejercicios espirituales “Haus Gries”, fundada por él, donde vivió de 1984 a 2017, antes de volver a Hungría.
El 23 de mayo de 1976, en un barrio de las afueras –en las llamadas “villas miseria”– de Buenos Aires, fueron secuestrados por el régimen militar imperante, con Jorge Videla al frente, los jesuitas Orlando Yorio y el húngaro Franz Jalics, sospechosos por su difusión de la Teología de la Liberación.
Desde entonces mucho se ha escrito sobre la actuación del provincial, un joven Jorge Mario Bergoglio, acusado en su momento incluso por los propios secuestrados de haber sido el delator. Durante 5 meses permanecieron atados y con los ojos vendados en una prisión clandestina.
Para muchos de poco han servido las palabras de Bergoglio en su autobiografía ‘El jesuita’ (2010) señalando: “A mi edad y con las pocas conexiones que tenía, hice lo que pude en mi intercesión por los secuestrados”.
Ni tampoco la confesión de Adolfo Pérez Esquivel defendiendo la actuación del inexperto provincial. De hecho, Orlando Yorio murió en 2000 y sus familiares siguen defendiendo la complicidad de Bergoglio con la dictadura argentina.
El camino de aceptación de los hechos y de reconciliación de Jalics con Francisco ha sido diverso. Se reunió con el entonces arzobispo de Buenos Aires en 2000.
Tras la elección del Papa argentino, el escritor de varios libros de espiritualidad –entre ellos ‘Jesús, maestro de meditación’ (PPC 2015)–, emitió una declaración en el que definitivamente daba “los hechos por cerrados”. De hecho, rememoraba el encuentro en la capital argentina donde ambos celebraron juntos la misa y se abrazaron “de forma solemne”.
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