El rey jordano le solicitó al premier israelí que ponga fin a toda "medida que pueda socavar las perspectivas de paz" y violente los acuerdos vigentes. Jordania mantiene la autoridad religiosa en medio de la tensión entre musulmanes y judíos por el lugar.
El rey jordano, Abdalá II, recibió este martes en Amán al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al que trasladó la importancia de respetar el "statu quo" histórico, legal y religioso de la Explanada de las Mezquitas, escenario reciente de dos polémicas protagonizadas por las autoridades del Estado judío.
Según un comunicado de la Casa Real jordana, el monarca subrayó la necesidad de "mantener la calma y cesar todo acto de violencia", con el fin de "allanar el camino hacia un horizonte político para el proceso de paz", y pidió "poner fin a cualquier medida que pueda socavar las perspectivas de paz".
En la reunión, también abordaron los lazos bilaterales y "la necesidad de que el pueblo palestino se beneficie de los proyectos económicos y regionales", detalló la nota.
Por su parte, el gabinete de Benjamín Netanyahu destacó en otro comunicado la "amistad y asociación de larga data" entre el Estado de Israel y el Reino de Jordania.
Esta visita se da una semana después de que el Ministerio de Exteriores jordano convocara al embajador israelí en Jordania tras conocerse que la Policía de Israel impidió el acceso al representante diplomático jordano en Tel Aviv a la Explanada de las Mezquitas, situada en Jerusalén Este.
Respecto a esta cuestión, la Policía israelí dijo en un comunicado que "no se impidió la entrada del embajador" sino que se trató de una demora producto de que los agentes no reconocieron al grupo y solicitaron autorización a su comandante antes de dejarlos entrar.
Sin embargo, la escalada de tensión comenzó dos semanas antes de este incidente, cuando el ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, visitó por sorpresa la Explanada de las Mezquitas, de la que Amán mantiene su custodia e Israel controla los accesos y visitas al lugar en virtud de un pacto ratificado en los acuerdos de paz entre ambos países de 1994.
Israel se hizo con el control de la Explanada de las Mezquitas y el resto de la Ciudad Vieja de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días (1967). Sin embargo, permitió que Jordania siguiera manteniendo la autoridad religiosa en el lugar y, según el acuerdo de paz, reconoció el "papel especial" de Jordania sobre "los lugares santos musulmanes en Jerusalén".
Israel considera Jerusalén como su capital "indivisible", si bien el estatus de la ciudad está pendiente de un acuerdo de paz con las autoridades palestinas, que reclaman Jerusalén Este como capital de un Estado en las fronteras de 1967 en el marco de una solución de dos estados respaldada por la comunidad internacional, que apela igualmente a que no se realicen cambios al 'statu quo'.
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