El lunes 21 comienza Pesaj- La fiesta de la Libertad- fecha de cuando el pueblo judío se convirtió en nación. Es una celebración de gran significado por el ayer y por el hoy. Es una continuidad de enseñanzas para recordar la esclavitud y el camino de la redención. Es poner en un plato símbolos que compusieron esa epopeya humana y divina. Es una fiesta familiar en la que desde los niños a los mayores juegan a enseñar y aprender.
Por Martha Wolff.
Este año será tan triste celebrar como lo fue en el Holocausto pensando en los seres queridos que fueron rehenes en el ayer de los nazis que se llevaron a los judíos a los campos de exterminio como hoy los que creemos todavía viven en los túneles que los terroristas se llevaron el 7 de octubre.
Este Pesaj la matzá, que es el pan sin leudar que los judíos no pudieron cocinar porque había que salir a buscar la libertad, será miles de veces más crujientes mezclados con las voces silenciadas de los rezos y los pedidos de los rehenes, de los que fueron asesinados, quemados, degolladlos, violados y quemados susurrando volver para estar en familia en mesas con sillas vacías por el vandalismo que les prohibió le mandato sagrado de la vida. Todo será agridulce y volviendo a ser lo que siempre fuimos un pueblo que a través de miles de años siempre volvió a empezar.
Las copas de vino será la sangre de la bendición y las hierbas amargas las lágrimas derramadas para juntar coraje para comenzar el éxodo.
En esta circunstancia histórica, que de una u otra manera se repite por el odio, persecución y matanzas hoy nos defendemos porque hay un Estado de Israel con un alto costo de vidas para desafiar a nuestros enemigos.
En este Pesaj podremos responder a la pregunta por qué esta noche no es igual a las demás noches y será porque seguimos luchando para ser libres, tener un estado y esperar a nuestros rehenes mientras cantaremos en voz baja como un susurro para acunarlos en nuestras almas.
¡Jag Pesaj Sameaj!
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