El arzobispo de Resistencia, monseñor Ramón Dus, acompañó ayer la presentación en sociedad de la nueva conducción de la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz, que es presidida por Ernesto Enrique Cáceres.
“Es un espacio importante. A nosotros mismos, como creyentes, debe darnos el espíritu del compromiso ciudadano activo, que es parte de nuestra confesión de fe”, reflexionó.
En la ocasión, Dus destacó que la renovación significa “fortalecer el camino iniciado por los obispos anteriores”, con un recuerdo especial en ese punto a Carmelo Giaquinta y Fabriciano Sigampa. “Es un grupo que se renueva en el servicio de este espíritu de compartir desde la Iglesia nuestra visión y acompañamiento a los problemas que nos atañen como sociedad y para sentirnos eco de las preocupaciones de nuestra gente”, sostuvo.
La nueva comisión se completa con Sergio Tonetti (vicepresidente primero), Elena Gamarra (vicepresidente segunda), César Ogallar (secretario), Santos Alegre (prosecretario), Cecilio Omar Ocampo (tesorero), César Dellamea (pro tesorero), Ernesto Trotti, Darío Almirón, María de los Ángeles Álvarez, Guillermo Villois, Mariela Kassor, Miguel Khairall, Antonio Colombo y Manuel Soto.
Las adicciones son un grave problema
“En la Iglesia, recibimos la preocupación de nuestra gente. En este año de camino pastoral, de salir a acompañar a nuestras familias, hay quienes buscan contención, iluminación y conocimiento”, señaló monseñor Dus, al referirse al flagelo del narcotráfico y a las adicciones. Y resaltó: “Para que no nos paralice el pánico ante estas situaciones, ofrecemos acompañar y servir a nuestra comunidad”.
“No es posible hacer un abordaje solos”, alertó, aunque resaltó el contacto con la Justicia para “converger juntos” en tareas preventivas. “Además tiene un rol importante la educación. Y la búsqueda de un progreso y bienestar en las familias. Muchas veces es la necesidad la que impulsa a conseguir dinero fácil de cualquier manera sin medir consecuencias”, marcó. Por eso valoró la importancia de la prevención y el involucramiento de las comunidades, de las políticas, y de los actores e instituciones sociales.
Dus resaltó que “la dimensión espiritual como creyentes católicos y también de otras comunidades de fe, es un argumento y una fortaleza para dar un sentido a la vida”. De ahí la importancia de educar en valores “en medio de toda esta situación crítica”.
“Hay que sumar una conciencia social para cuidarnos y encontrar un acuerdo social más amplio para tener presente y enfrentarnos”, indicó. Por eso resaltó la necesidad de “no desentendernos de la realidad”.
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