El 5 de diciembre, con motivo del Día Internacional de los Voluntarios, que la ONU celebra desde 1985, Cáritas Ucrania -la Cáritas de rito grecocatólico- difundió un estudio realizado para medir el crecimiento y tipo de voluntarios que han experimentado en 2022 a raíz de la invasión rusa.
Al empezar la guerra, y luego al alargarse, muchas personas de todas las edades se presentaron en los distintos centros de Cáritas Ucrania para buscar construir y ayudar como respuesta a la situación de odio y destrucción. La organización se esforzó en ofrecer tareas para todo el mundo, al menos temporales, para poner a prueba la capacidad y perseverancia de los voluntarios.
Así, desde febrero, más de 5.400 personas se presentaron como nuevos voluntarios para Cáritas Ucrania, de los que 2.400 figuran ahora como voluntarios permanentes, con cargos y funciones asignadas.
Hay que tener en cuenta que Cáritas Ucrania es bastante más pequeña que las Cáritas de países tradicionalmente católicos, ya que sólo un 10 o 12% de los ucranianos son grecocatólicos (mucho más presentes en el oeste del país) y la organización no pudo legalizarse hasta los años 90, con la caída del comunismo.
Los voluntarios, prueba de autenticidad
“El voluntariado en Cáritas es la prueba de fuego de la autenticidad de nuestro trabajo. Si hay voluntarios, significa que estamos haciendo algo valioso, que los voluntarios creen en nosotros y que lo que hacemos tiene sentido", declara el sacerdote grecocatólico Andrii Nagirnyak, director de Identidad de Cáritas Ucrania.
La última encuesta semestral sondeando a más de 500 voluntarios de 25 centros han revelado algunos datos novedosos.
Para empezar, un 40% de voluntarios son desplazados internos: en enero vivían en sus casas y se dedicaban a otras cosas. Con la invasión, abandonaron sus hogares, se establecieron en otras regiones del país, quisieron ser útiles y se presentaron a ayudar a Cáritas. Muchos de ellos antes habían recibido ayuda.
"Es una buena tendencia cuando los beneficiarios se convierten en voluntarios", dice Ivanna Fedorak, especialista en voluntariado de Caritas Kolomyia.
En total, Cáritas Ucrania calcula que desde el comienzo de la invasión la organización ha llevado a cabo más de 62.000 actividades con voluntarios.
Acoger a todos, empezar a formarlos
Ivanna Fedorak señala que en la primera hornada de voluntarios, Caritas Kolomyia no tenía tareas para todos, pero no querían limitarse a mandarlos a casa, así que tomaron nota de sus nombres y contacto y pronto les ofrecieron una formación sobre asistencia premédica. "La gente obtuvo conocimientos y quedó satisfecha", señala.
El 61% de los voluntarios de Cáritas Ucrania son personas de 25 a 49 años. Un 23% tiene más de 50 años.
Los menores de edad -a partir de 14 años- también pueden hacerse voluntarios si sus padres lo autorizan. Yuriy Vdovtsov, de Cáritas Zaporiyia, explica que los voluntarios menores de edad suelen trabajar con otros niños más pequeños, ayudan con clases de refuerzo o juegos. "En ningún caso se dedican a empaquetar ayuda humanitaria o descargar un camión", detalla.
Muchos voluntarios jóvenes piden que Cáritas les extienda algún tipo de carta de recomendación que demuestre que tienen ciertas habilidades y las han usado. En Cáritas Zaporiyia les entregan una especie de cartilla donde constan las tareas que han realizado en la asociación caritativa católica. Eso también ayuda a los estudiantes a obtener puntos para solicitar becas.
Un 18% de voluntarios son jubilados. Un 27% de los voluntarios de Cáritas Ucrania están en paro.
Desde que empezó la guerra, Cáritas ha contratado laboralmente a 247 personas que empezaron como voluntarios. Se trata sobre todo de psicólogos, trabajadores sociales, contables y conductores de vehículos.
Como en muchos otros ambientes de Iglesia, las mujeres son mayoría: 7 de cada 10 voluntarios son mujeres.
La mayor parte de los voluntarios se implicó en alguno de estos ámbitos:
- clasificación y distribución de ayuda humanitaria,
- colaboración en eventos con público;
- servicios de cocina.
Los voluntarios permanentes se han significado sobre todo en proyectos con niños y de atención a domicilio.
Cuando llega el cansancio
Anna Chudovska, directora de proyectos de Caritas de Ucrania, señala que los novatos "vienen al voluntariado con grandes emociones y con un corazón cálido. Hay una primera oleada de pasión y deseo. Más adelante, llega el cansancio".
Ese cansancio es normal e incluye una enseñanza espiritual, explica Anna Chudovska. "Todo voluntario necesita pasar por eso para comprender que no pueden ayudar a todos. El único Salvador es Jesucristo. Los demás, hacemos lo que podemos".
Según la encuesta, sólo 1 de cada 10 voluntarios dice tener síntomas de agotamiento. Un 13% declaró que el apoyo psicológico ayuda contra el desgaste.
Parece que en tiempos difíciles se multiplican las fuerzas. Pero la encuesta quiere medir las causas de ese agotamiento:
- problemas personales,
- dificultades para comunicarse con los beneficiados,
- gran carga de trabajo,
- malentendidos o conflictos con otros compañeros
- y problemas al organizar el trabajo.
Cáritas intenta evitar el agotamiento de sus voluntarios, trata de involucrarlos en áreas adecuadas para cada uno y formarlos mejor. Desde abril organiza Escuelas de Formación de Voluntarios: por el momento en Kiev, Leópolis, Ivano-Frankivsk y Ternopil. "Sirven para aprender, comunicarse y conocerse. Hacen que crezca la motivación e inspiración de los voluntarios y evita el agotamiento emocional", explica Anna Chudovska.
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218
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