Cardenal Maradiaga: "Francisco lleva diez años y va a seguir adelante, porque el Señor quiere que este camino que él ha impulsado sea irreversible y que el futuro sea una Iglesia sinodal y cada día más sinodal, cerca de la gente y despojada de tantos aditamentos".
Víctor Manuel Fernández: "El Papa siempre dice que no lee las páginas web que le critican -y podríamos pensar en varias españolas-, pero tiene el umbral del dolor muy alto, no solo físico, sino también psicológico. Por eso, las criticas, incluso las más duras, no le afectan"
Rafael Luciani: "Inició el pontificado con un viaje a Lampeduda, lo que significaba una opción fundamental por los pobres, que hizo que fuese una opción no solo a nivel personal, sino estructural de toda la Iglesia"
En la 'Semana de Francisco' organizada por Religión Digital del 6 al 13 de marzo, en colaboración con Mensajeros de la Paz y la Fundaciò Convent de Santa Clara, Instituciones Religiosas del Banco Sabadell, Católicos en Redy ARAS, se ha enmarcado el 42º Jueves de RD, bajo el título 'Dando luz a la primavera de Francisco', con un muy interesante diálogo protagonizado por el el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, hasta el pasado martes secretario del Consejo de Cardenales; Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata y considerado uno de los teólogos de cabecera de Francisco; y Rafael Luciani, teólogo venezolano y uno de los mayores expertos en sinodalidad de la actualidad, y moderado por Jesús Bastante, redactor jefe de Religión Digital.
Un diálogo fraterno, lúcido, crítico y también valiente, en defensa de un pontificado que echó a andar hace ahora diez años y que, en virtud de ese dato, comenzó tratando de situar a cada uno de los invitados en el lugar en que se encontraban aquel 13 de marzo de 2013.
¿Dónde estaban el día que eligieron a Bergoglio?
El cardenal Maradiaga estaba en la sala del cónclave, "emocionado y feliz", refrendó con su amplia sonrisa. "Yo quisiera que todas las elecciones fuesen así, llenas de oración, emoción y esperanza", abundó el purpurado hondureño. Víctor Manuel Fernández recordó que, "en aquel momento me sentí profundamente desolado, es como si me vinieran a la mente recuerdos tristes de la Iglesia, tomé un crucifijo y le pedí ayuda al Señor, y luego cuando vino la noticia [de que era Jorge Mario Bergoglio el elegido] vino un profundo consuelo para el alma". Rafael Luciani recordó, por su parte, que aquella tarde fría y lluviosa estaba en Roma, en la Universidad Gregoriana, y cuando supo de la fumata blanca, se fue corriendo a a la Plaza de San Pedro. "Cuando escuché el nombre del elegido, sentí un gran alegría", señaló, indicando que la llegada de Francisco "propició un cambio en la Iglesia que ya no tiene marcha atrás".
"Todos esperábamos otro nombre. Y nadie, nadie se había imaginado que iba a tomar el nombre de Francisco, con todo lo que eso significa, otro Francisco de Asís. Se me saltaron las lagrima con quien ya es Francisco de Argentina", apuntó Maradiaga, quien señaló que, "conociéndolo como lo conocí en la Conferencia de Aparecida, yo sabía por dónde iba, y fue una gran alegría y esperanza".
Luciani destacó el hecho de que el nuevo Papa "inició el pontificado con un viaje a Lampeduda, lo que significaba una opción fundamental por los pobres, que hizo que fuese una opción no solo a nivel personal, sino estructural de toda la Iglesia, y desde dónde se tenía que hacer una conversión eclesial, desde los pobres, estando con ellos".
"La primera reforma fue vivir en San Marta"
Maradiaga -que pasó sesiones del cónclave con una fractura abierta de peroné, de la que no informó para no ser internado durante las mismas y perderse el cónclave- recordó la llamada que le hizo Francisco a los pocos días para invitarle a almorzar a Santa Marta y ofrecerle ser el coordinador del Consejo de Cardenales. Allí le anunció que se iba a quedar a vivir en esa residencia. "Yo no puedo vivir en una prisión, necesito estar con la gente", le confesó. "La primera reforma del Papa fue vivir en Santa Marta y en contacto con la gente".
El arzobispo Fernández subrayó de los primeros pasos de Francisco lo que supuso para "la desmitologización del Papado, que no lo hizo con discursos, sino con un estilo, que suponía relativizar cosas que habíamos absolutizado, darle un rostro más humano y cercano al servicio del Pueblo de Dios y también de la Curia que lo rodea, un estilo que por más que venga otro papa no parece que ya se pueda cambiar demasiado".
"Francisco -abundó el arzobispo argentino- nos planeta cosas que cuestan mucho, y hoy la sinodalidad la relacionamos con una escucha al Pueblo de Dios, con elementos sociológicos, pero en su caso viene precedido de un ámbito personal. En su escritorio tiene una pila de cartas y cada día toma una al azar, la lee y le da una respuesta. Esto ya es una sinodalidad en desarrollo que tiene que ver con sus hábitos, porque él es una persona con una disponibilidad total, que hacía que algunos curas mayores en Buenos Aires se enojaran un poco, porque no tenían su resistencia. Y este camino sinodal no se logra con proclamas, sino con un cambio de hábitos que supone un largo desarrollo".
Maradiaga reconoció que, cuando fue nombrado coordinador del Consejo de Cardenales, "la economía era un caos y el Papa se dio cuenta desde el principio, pero se hizo la reforma y ahora el Vaticano está reconocido por las autoridades de la Unión Europea y hasta por Moneyval, hay prácticamente un ministerio de Economía y la mayoría son laicos, y eso indica por dónde va el Papa y por dónde debemos ir".
"¿Qué catolicismo es ese?"
"El Papa siempre dice que no lee las páginas web que le critican -y podríamos pensar en varias españolas-, pero tiene el umbral del dolor muy alto, no solo físico, sino también psicológico. Por eso, las criticas, incluso las más duras, no le afectan, aunque cuando se mira algunas webs católicas que disfrutan si hay poca gente en las audiencias papales, si el Papa se equivoca en una lectura... como si les produje algún placer, uno se pregunta: ¿Qué catolicismo es ese, que pasa de adorar a los papas a la crítica más feroz? Pero Francisco, sin embargo, sigue adelante no solo con firmeza, sino con alegría", dijo Fernández.
"Francisco tiene una capacidad muy grande para el dolor, porque es un contemplativo", afirmó el cardenal Maradiga. "Soy testigo de que se levanta a las cuatro y media de la mañana y hace oración contemplativa. Los que le atacan, no le quitan la paz".
El teólogo Luciani recordó con gran alivio que "me convertí a la eclesiología con Francisco, porque antes, eclesiología era ideología". En este sentido, prosiguió, "ha habido una conversión en el modelo de Iglesia, de no excluir, aunque algo que escuche vaya contra lo que yo pienso, porque si no, no se puede dar la conversión".
"Se equivocan los que examinan con el hígado"
Maradiaga destacó la importancia del proceso sinodal puesto en marcha por Francisco, "porque es un camino para escuchar, y nosotros vamos en el aprender a escucharnos y a querernos; nosotros no somos enemigos, por eso, quienes se quieren matricular en una batalla perdida, porque el papado es del Espírito Santo y es misterio, y quien solo lo examina con el hígado y con el corazón están equivocados, los mismos que aquellos que tienes tortícolis y solo miran para atrás".
A la hora de analizar los desafíos que quedan por delante, Víctor Manuel Fernández, señaló dos: "Uno, asegurarnos de que la sinodalidad sea popular, que el pueblo se sienta acogido y participando, lo cual es difícil, porque a veces hay un grupo que pide sinodalidad y lo que quiere es decidir; y el otro es ver a dónde vamos con la sinodalidad, porque la sinodalidad es para ver a dónde vas. Y el Papa lo sabe bien", señaló, asegurando en este sentido que "tenemos un papa profeta contracultural",
Maradiaga señaló, en cuanto a un 'defecto' de Bergoglio, "que descansa poco y trabaja demasiado, se lo he he dicho, pero me dice que se siente bien". En todo caso, añadió el cercano colaborador de Bergoglio, "lleva diez años y va a seguir adelante, porque el Señor quiere que este camino que él ha impulsado sea irreversible y que el futuro sea una Iglesia sinodal y cada día más sinodal, cerca de la gente y despojada de tantos aditamentos, que no son lo esencial. Nuestro Papa nos tiene que durar mucho más tiempo para consolidar estas reforma que ya no tiene marcha atrás, y la sinodalidad es la más grande".
Luciani, por su parte, señaló como desafíos "la reforma de los seminarios, que toca el corazón de una Iglesia sinodal, porque el clericalismo es toda una cultura eclesial; y los modelos de parroquias, lo que supone todo un cambio de cultural eclesial, de trabajo en equipo. El gran reto es la formación en esos dos ámbitos".
"Un regalo del Espíritu a la Iglesia"
A la hora de las conclusiones, Fernández quiso "darle gracias al Espíritu Santo por las cosas que le está regalando a la Iglesia con Francisco, por cuanta gente que se ha sentido consolada por sus palabras, por las personas simples y olvidadas que se han sentido tenidas en cuenta por este padre común. Y eso es los que va a quedar como un torrente que corre por lo bajo del mundo"
"Francisco -apuntó por su parte Luciani- abre un proceso que no tiene marcha atrás. mucho dicen que se acabará con él, pero él recupera el Concilio Vaticano II, que genera tantas críticas, y la sinodalidad, que no es un invento del Papa, sino que forma parte de la tradición de la Iglesia, pero que él pone de nuevo en marcha".
El cardenal Maradiaga concluyó señaló que está "feliz" y que cada mañana "le mando al Papa una oración: 'Francisco, adelante'. Porque la caja de cambios del Espíritu Santo no tiene retroceso, no podemos caminar para atrás ni vamos a caminar para atrás. Esta Iglesia sinodal, intrépida y misionera y sigue adelante".
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