Recientemente el director del Instituto de Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca y experto en Doctrina Social de la Iglesia, José Luis Segovia, explicó que “el Papa no ha dicho nada nuevo porque no hay nada nuevo de lo dicho en los evangelios ni en lo mejor de la tradición y de la Doctrina Social de la Iglesia.
Pero si hay aportaciones originales, novedosas”. Y las enumeró:
La primera originalidad “es la de un Papa que piensa desde el sur. Esto supone una forma de mirar, de nombrar y de actuar nuevas. Además, no incurre en cierto lenguaje eclesiástico un tanto principesco o burgués”.
En segundo lugar “nos ha devuelto a la esencialidad evangélica. La singularidad está en la plasticidad y la coherencia. La gente estará muy secularizada, pero no es tonta”.
En tercer lugar, su doctrina social ha obviado “los equilibrios estratégicos” propios de un lenguaje muy diplomático y “con demasiadas frases subordinadas”. Por ejemplo, dice que “esta economía mata”. Y punto, no matiza con excepciones.
Una cuarta novedad es el retorno a la metodología deductiva, que tiene en cuenta el principio de la Encarnación: “Dios habla también en el libro de la naturaleza, en el libro de la vida, en el libro de la historia, y en el libro de los pobres”.
Una quinta novedad es la concreción: “los aterrizajes de los grandes principios a la realidad”. Esta convencido de que “no podemos evitar ser concretos sino que queremos quedarnos sólo en unos principios generales que nadie discute”.
En sexto lugar, “considera a los pobres como sujetos activos”. Cree en el “principio de horizontalidad”, en “la amistad con los pobres, la complicidad con sus causas, con su destino. Los pobres son sujetos de la Iglesia y de la sociedad, no objeto”.
La séptima novedad está en las fuentes, los acentos. “Benedicto era más agustiniano, y Francisco más aristotélico-tomista”. Además, “bebe, como hacía ya en Argentina, de la teología del pueblo, que se distingue de la teología de la liberación porque apuesta por los dinamismos culturales e históricos”.
En octavo lugar es consciente de que la moral es un elemento modal. Vamos por modas. Nos dio por el séptimo mandamiento en un tiempo, y en otro por el sexto. Busca la armonía en todos los elementos del mensaje moral de la Iglesia.
En noveno lugar “insiste en la jerarquía de verdades, en el principio de gradualidad”, sobre todo en el ámbito de la asunción de la doctrina moral.
Y en décimo y último lugar, cree el director del Instituto de Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca que en la Doctrina Social del Papa Francisco “no hay nada nuevo pero si hay una oportunidad de hacer nuevas todas las cosas”.
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