Por Sergio Pikholtz
Parece inminente el anuncio del gobierno de los Estados Unidos de América comunicando que en mayo va a mudar su embajada en Israel a la ciudad de Jerusalén, en cumplimiento de lo prometido por el presidente Trump.
Las principales agencias de noticias del mundo, dan por confirmada la mudanza que coincide con las celebraciones por los 70 años de la única democracia de Medio Oriente, el Estado de Israel.
Aunque no existen ratificaciones de los gobiernos, el ministro de inteligencia israelí, Yisrael Katz declaró en su cuenta de Twiter: “¡No hay mayor regalo que ese! El movimiento más justo y correcto. ¡Gracias amigo!”.
La novedad, que implica el adelanto de un año en los planes iniciales, coincide con el absurdo mensaje del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, que en el consejo de seguridad de la ONU esta semana, tergiversó la historia al asegurar que los palestinos son descendientes de los cananeos, con el objetivo de justificar el accionar violento y criminal de cientos de terroristas que asesinan israelíes.
Dicen que el millonario estadounidense Sheldon Adelson donará la mitad del dinero necesario para la construcción de la nueva embajada.
Esta decisión de Estados Unidos es el triunfo de la democracia y la libertad, y la ratificación, por si fuera necesaria, de que Jerusalén es la capital única e indivisible del Estado de Israel.
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