Emotivo recibimiento de la Virgen de Luján que acompañó a las tropas en Malvinas

La llegada de la imagen a la Villa de Merlo estuvo acompañada por los veteranos, feligreses y autoridades locales. Hubo procesión y un acto en su honor.

 

Este miércoles, la Virgen de Luján que acompañó a las tropas en la guerra de Malvinas llegó a la Villa de Merlo. Fue recibida en la rotanda de ingreso a la localidad y acompañada en procesión hasta el nuevo Templo merlino.

Del emotivo acto y ceremonia religiosa en su honor participaron veteranos de Malvinas, autoridades de la iglesia, instituciones de la villa, artistas, gauchos, el intendente y feligreses.

 

La imagen de la Virgen de Luján había arribado a las Islas Malvinas una semana después de haber comenzado el conflicto bélico, más precisamente el 9 de abril de 1982, a bordo de un C-130, el día en que el capellán de Fuerza Aérea Roque Manuel Puyelli la llevó y la dejó en la iglesia de Saint Mary, ahí en Puerto Argentino, con el objetivo de acompañar a los soldados argentinos desplegados en el archipiélago. Todo cambió el 8 de mayo, ese día se celebró una misa y una procesión en honor a la Virgen, a partir de ese momento permaneció en la capilla local de Saint Mary hasta la finalización del conflicto y luego no se tuvo más contacto con ella.

Estuvo 37 años en Inglaterra con el fin de velar por los caídos ingleses y argentinos durante la gesta.

El grupo laico "La Fe de Centurión", luego de ubicar la virgen en la Catedral castrense de San Miguel y San Jorge en la localidad de Aldershot - Inglaterra, comenzó con las tratativas para repatriar la imágen, y fue tomando forma durante el intercambio entre los obispos castrenses de Inglaterra y de Argentina en Roma el 8 de marzo del 2019, en donde el obispo castrense británico expresó su intención de devolverla a Argentina y también se acordó la entrega de una imagen nueva de la virgen de Lujan para ser entronizada en el mismo lugar que ocupó la imagen malvinera.

El 4 de noviembre de ese año arribó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. 

 

Detrás de la vuelta de la Virgen a casa, existe algo más que la nostalgia de recuperar una figura que supo cuidar a los soldados en la guerra. En ella, y de forma intangible, se esconde un símbolo de arduo trabajo colectivo y anónimo, de colaboración multilateral a nivel países y una nueva oportunidad para volver a escuchar a esos héroes que son la memoria viva de un hecho que la sociedad no debe olvidar jamás.

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