El vicepresidente, de visita en Israel, reiteró la política norteamericana para Medio Oriente. El presidente palestino, en tanto, viajó a Bruselas para exigir que la Unión Europea reconozca a su país. Este martes habrá un paro en repudio a Donald Trump.
El vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, de visita Israel, reiteró la decisión de su gobierno de reconocer a Jerusalén como la capital israelí, y anunció que la embajada estadounidense se mudará a esa ciudad el próximo año.
En un discurso de tono pacato pero rotundo, repleto de alusiones a la Biblia como devoto cristiano evangélico que es, Pence subrayó ante el pleno del Parlamento israelí (la Knesset) la política de Donald Trump para Medio Oriente.
No le prestó atención a la anunciada protesta, apenas comenzó a hablar, de los diputados árabes israelíes furiosos por su intervención.
En un paralelismo de tiempos casi estudiado para remarcar el desgaste consumado de la relación con Estados Unidos, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, viajó a Bruselas para pedirle a las autoridades de la Unión Europea el reconocimiento sin demoras del estado palestino con el fin de retomar las negociaciones.
Este paso, consideró Abbas, "alentaría a los palestinos, ayudándolos a tener esperanza en la paz", sin olvidar "las centenares de resoluciones de la ONU y del Consejo de Seguridad sobre este tema".
La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, la italiana Federica Mogherini, destacó la posición europea respecto de "la solución de dos Estados con Jerusalén como capital compartida", pero subrayó la necesidad de "un marco multilateral que comprenda también a Estados Unidos".
"Estados Unidos solo no lo puede hacer, pero sin Estados Unidos tampoco lo podemos hacer", señaló Mogherini respecto del proceso de paz para Medio Oriente.
Recibido como un jefe de Estado, Pence comenzó su visita afirmando que consideraba "un gran honor estar en Jerusalén, la capital de Israel". Luego agregó que la embajada de Estados Unidos se abrirá en esa ciudad "antes del fin del año próximo, pues el presidente Trump con su decisión hizo historia y volvió a colocar en el camino correcto 70 años de errores".
En el discurso de Pence no faltó el tema Irán: "Les prometo solemnemente que Estados Unidos le impedirá a Teherán tener armas nucleares. El acuerdo nuclear con Irán es un desastre y Estados Unidos no certificará más esta iniciativa mal concebida", dijo.
Respecto del vacío en las relaciones con los palestinos, Pence los invitó "a retornar a la mesa de negociaciones".
"La paz puede venir solamente por medio del diálogo. Estados Unidos permanece comprometido con la paz y sostendrá la solución de dos estados si ambas partes lo quieren", advirtió.
Una alocución muy apreciada por el primer ministro Benyamin Netanyahu y su gobierno, que muchas veces definió la alianza con Estados Unidos y Trump como "indestructible", gracias a la "histórica decisión sobre Jerusalén".
Posiblemente Netanyahu y Trump mantengan un próximo encuentro en la Cumbre del Foro Económico de Davos.La ira de los diputados de la "Lista µrabe Unida", conducidos por Ayman Odeh, estalló en cambio al iniciarse el discurso de Pence, cuando alzaron la voz con el eslogan "Jerusalén, capital de Palestina".
En apenas un parpadeo fueron alejados por sus colegas parlamentarios mientras todo el resto de la Knesset aplaudía.
En tanto, en Cisjordania, la primera manifestación contra Pence tomaba fuerza en Nablus y un paro de protesta fue convocado para el martes, cuando el vicepresidente norteamericano visite la Ciudad Vieja de Jerusalén.
"El discurso mesiánico de Pence es un regalo para los extremistas de la región", reflexionó Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
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