Se llama Juan Zucarelli y fundó un templo evangélico en la Unidad Penitenciaria N°1 de Lisandro Olmos. Hoy esa experiencia se replica en las 54 cárceles de la provincia de Buenos Aires y fue tomada como ejemplo en más de 40 países.
Distinguieron al pastor platense Juan Zucarelli, que en 1985 creó el primer pabellón evangélico en una cárcel argentina.
Los responsables de entregar el reconocimiento realizaron una breve reseña de su trayectoria y recordaron que en el año 1983 "los motines en las cárceles bonaerenses eran cosa de todos los días".
"Ese mismo año, mientras caminaba por La Plata, su ciudad natal, Juan Zucarelli recibió un pedido del Señor: 'me habló y me dijo que debía ministrar en las cárceles'. Pocos días después empezaba a trabajar en Olmos, de uniforme y portando un arma. Con el tiempo fue ganándose la confianza de los internos y de las autoridades penitenciarias", agregaron. Sobre aquella época Zucarelli recuerda: “Los primeros tiempos fueron muy duros, de 3 mil internos solo 4 eran cristianos”.
En 1985 el pastor organizó la primera campaña evangélica en el auditorio de la cárcel. Asistieron alrededor de 300 presos y cerca de 100 se hicieron devotos evangélicos. La cantidad de internos que se convertían iba en aumento y así empezaron a ‘copar’ pabellones.
“Lo que comenzaba en Olmos se extendía al resto de las cárceles, y el cuarto piso en particular controlaba espiritualmente a todo el sistema presidiario de la provincia. Cuando tomamos el cuarto piso, el ambiente espiritual de la cárcel cambió”, afirma Zuccarelli, que es responsable del servicio de Capellanes Evangélicos de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA).
Más de 30 años después de haber iniciado la experiencia, los resultados son elocuentes: según el gobierno de la provincia de Buenos Aires, en la actualidad el 50% de toda la población carcelaria es evangélica.
Pero además, entre los no evangélicos el 47% reincide en el delito, mientras que solo el 4% de los evangélicos lo hace.
“Es muy difícil transformar a una persona si no hay amor” sintetiza Zuccarelli, que también es presidente de la Federación de Consejos Pastorales de la provincia de Buenos Aires (FECOPEBA).
“Este es el tercer Valor Argentino que entregamos y para nosotros es muy especial porque el aporte de Zucarelli es en el plano espiritual, es profundamente humanista y solidario, valores que los argentinos debemos recuperar y que son imprescindibles para la construcción de ciudadanía y nacionalidad”, dijo Federico Martelli, uno de los miembros del instituto que entrega reconocimiento “a argentinos y argentinas que generan valor para transformar el país”.
El templo evangélico del penal de Olmos es hoy el más grande del mundo que hay tras las rejas. La experiencia que inició el pastor Zuccarelli ha sido tan satisfactoria que ha trascendido las fronteras de nuestro territorio y países como Hong Kong, Malasia, Rusia, Inglaterra, Alemania, Suiza, India, EE.UU., México, Perú, entre otros, pusieron en práctica el programa.
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