“Por primera vez en la historia, nuestro país va a cumplir el próximo 10 de diciembre, 40 años ininterrumpidos de democracia.
Un logro inmenso y fundacional que como nación nos debe llenar de orgullo. Atrás quedaron los tiempos de oscuridad y violencia a los que no queremos volver nunca más, en los que el estado de derecho y las garantías constitucionales quedaban suprimidos.
Pero nuestra democracia, esa que reivindicamos y defendemos, tiene todavía grandes deudas con la sociedad. La impunidad en la causa AMIA es sin duda una de ellas. Nuestra democracia se eclipsa con 29 años de vergonzosa impunidad, sin un sólo responsable por el asesinato de 85 personas en este mismo lugar que hoy nos encuentra reunidos.
La sensación de impotencia y desamparo, y el dolor, no es el mismo hoy que aquel 18 de julio de 1994. La herida se agranda cada día, se profundiza con cada día sin justicia. Ya pasaron más de 10.500 días. ¿Cuánto tiempo más se puede soportar la impunidad? Mientras no haya justicia, a las 85 víctimas del atentado las siguen matando todos los días.
Durante todos estos años, muchas veces nos han querido hacer creer que en la causa AMIA no hay ninguna certeza. Eso es falso. Mucho es lo que se sabe y está comprobado. No hay dudas de que el atentado fue planificado y organizado por la República Islámica de Irán, y ejecutado por la organización terrorista Hezbollah.
Sobre sus responsables pesan alertas rojas y órdenes internacionales de captura emitidas por Interpol. Sin embargo, en repetidas oportunidades hemos denunciado que algunos de ellos se pasean impunemente por diferentes lugares del mundo. Lamentablemente cada año tenemos otro ejemplo para mencionar. El año pasado nos avergonzamos con la presencia de Mohsen Rezai en Nicaragua en la asunción del presidente Ortega ante la presencia del embajador argentino. Hace sólo unos meses en el marco de los preparativos para el Mundial de Fútbol, Qatar recibió con honores a uno de los sospechosos de haber participado en la planificación del atentado. La atención del mundo puesta en el país asiático, millones de personas observando como Qatar se burló de la justicia argentina y de cada uno de nosotros, recibiendo con honores a un sospechoso de haber cometido un crimen de lesa humanidad en nuestro territorio. ¿Las autoridades argentinas no se enteraron? ¿Por qué nos enteramos nosotros antes que ellos? ¿Por qué no reaccionan a tiempo? Si es cierto que les importa la causa AMIA, ¿por qué no se presentó una queja formal y se acudió a todos los foros internacionales posibles para castigar a Qatar por su falta de cooperación?
Los países democráticos del mundo deben maximizar sus esfuerzos en el combate contra el terrorismo, contra sus aliados y financiadores. Debe profundizarse la colaboración internacional para minimizar la capacidad de acción de estas organizaciones.
Ya son varios años en los que formulamos la misma pregunta, para la que nunca hay una respuesta seria: ¿Hace cuánto tiempo que la Fiscalía especial que conducen los doctores Basso y Miranda no muestra avances reales y concretos en la investigación? ¿Alguna información nueva y sustanciosa que ayude a esclarecer de manera definitiva el atentado?
Ya no nos sorprende que en las semanas previas a cada aniversario del atentado donde las miradas de la prensa y de la sociedad en su conjunto están puestas en el asunto, surjan ciertos movimientos en la causa totalmente superficiales, que disfrazan de novedad temas que no aportan nada.
Lo mencionamos el año pasado cuando nos quisieron hacer creer que la confirmación de la condena del excomisario Inspector Carlos Castañeda era una buena noticia. Castañeda como jefe del Departamento de la Policía Federal que inicialmente estuvo a cargo de la investigación del atentado no sólo no investigó, sino que destruyó e hizo desaparecer pruebas muy valiosas. Lo llevamos a juicio y logramos su condena a 4 años de prisión… esto fue en el año 2005! Pero su condena recién acaba de quedar firme el año pasado. 17 años después! Mas que una buena noticia se trataba de una nueva evidencia del fracaso de la justicia.
Hace unas semanas hemos conocido el último dictamen realizado por el Fiscal Basso, presentado ante el juez Rafecas, pidiendo la captura internacional de personajes que, en realidad, hace años estaban ubicados en el expediente. Es llamativo que el fiscal lo solicitó en noviembre del año pasado y el juez Rafecas se acordó de firmarlo justo ahora, unas semanas antes de este acto. ¿Será casualidad? Este dictamen pone en evidencia la impotencia y la incapacidad para profundizar de manera efectiva y seria la investigación del atentado. No es así como se avanza en una investigación. Quisiéramos ver al Fiscal Basso enfocado en encontrar respuesta a los interrogantes que todavía no han sabido responder:
29 años han pasado y todavía no sabemos de dónde provino el explosivo que usaron los terroristas, ni cómo lo consiguieron.
Todavía no sabemos dónde se terminó de armar la camioneta-bomba.
Todavía no sabemos a quién se la entregó Telleldín.
Todavía no sabemos quién la ingresó en el estacionamiento ubicado tan sólo a pocas cuadras de la AMIA, aquel viernes 15 de julio de 1994.
Todavía no sabemos cuál fue el grupo operativo que ejecutó los últimos pasos del atentado; quiénes lo integraron, dónde se alojaron los ejecutores del atentado, quién los protegió, y un sin fin de preguntas más.
Todavía no sabemos si Kanoore-Edul, vinculado a Telleldín y a Rabbani, participó o no del atentado.
Todavía no sabemos si los llamados “carapintadas”, ex miembros del Ejército Argentino involucrados en la causa judicial desde los primeros tiempos, participaron o no del atentado. Su aparición en la escena del crimen pocos minutos después de la explosión, al igual que otras circunstancias sospechosas, todavía siguen sin esclarecerse. Es inaceptable que todavía reine la incertidumbre en tantos puntos cruciales. Es inaceptable que la causa Amia esté a cargo de una fiscalía que no investiga y de un juzgado sin juez titular. Recordemos que el juzgado Federal nro. 6, después de 3 años, continua aún vacante. En unos meses se elegirá nuevamente por sorteo a un nuevo juez federal que asumirá el control de la causa y que deberá estudiar el caso desde cero. Con este cuadro, será muy difícil que aparezcan las respuestas que necesitamos.
Tampoco sabemos aún, a poco más de un año, cuál fue la verdadera causa por la cual el avión de origen venezolano-iraní pasó por nuestro país en 2022. Las autoridades no han podido ofrecer ninguna respuesta concreta.
Tampoco sabemos, y no podemos entender, porque no se han realizado avances en materia jurídica que garanticen investigaciones efectivas cuando se trata de luchar contra el terrorismo. El juez que tuvo que intervenir el año pasado en el caso del Avión lo hizo con el mismo marco jurídico que existía antes del 94. El mismo código procesal penal. No hemos avanzado nada en esa materia.
Hace más de 8 años, sí 8 años, que esperamos y exigimos el esclarecimiento total por la muerte del fiscal Alberto Nisman. Hoy también su recuerdo está presente. Lamentablemente, parece que en este caso también empiezan a pasar los lustros sin que podamos saber la verdad.
La justicia argentina determinó que su trágica muerte fue producto de un homicidio, vinculado con su tarea como fiscal en el caso AMIA. ¿Quién o quiénes fueron los autores, materiales e intelectuales? ¿quiénes los cómplices, y quiénes los encubridores?
La trascendencia de este crimen ha hecho que los ojos del mundo estén puestos en nuestro país. La República se desangra con semejante crimen sin esclarecer y las instituciones de la democracia se debilitan todavía más. Esperamos mucho más del Fiscal Taiano y del juez Ercolini. Necesitamos que estén a la altura de las circunstancias, y que esclarezcan el caso con la certeza que exige un hecho tan grave como atroz.
No es una quimera pensar que el terrorismo puede tener respuestas serias y contundentes. En Francia, por ejemplo, el año pasado se pudo juzgar y condenar a los responsables de los atentados de Niza y París, de 2015 y 2016. Claro que se puede. Se requiere voluntad y decisión.
Estamos transitando un año de campañas electorales. Consideramos absolutamente necesario que los candidatos incluyan en sus plataformas, y le expliquen a la sociedad, cuáles son sus propuestas para garantizar que estos crímenes no vuelvan a suceder en nuestro territorio, para garantizar que las investigaciones judiciales puedan realizarse de manera efectiva.
La Argentina ha liderado el continente declarando al Hezbollah como lo que verdaderamente es: una organización terrorista. Debemos reconocer la importancia de dicha declaración y de su mantenimiento no obstante los cambios de gobierno. Otros países tomaron el mismo curso de acción, e hicieron lo propio. Celebramos las decisiones de Paraguay, Honduras, Guatemala y Colombia. Pero todavía es mucho el trabajo que resta por hacerse. Esperamos que otros países hermanos como Uruguay, Chile, Brasil y Perú, también se sumen pues necesitamos de un esfuerzo mancomunado para combatir el flagelo del crimen organizado y del terrorismo internacional.
Sabemos, está a la vista de todo aquel que lo quiera ver, que el Hezbollah sigue operando y creciendo en la zona de la Triple Frontera. Sus contactos con grupos criminales brasileros y sus intentos de penetrar el territorio argentino en la Provincia de Misiones deben ser una preocupación para las autoridades nacionales y de nuestros países vecinos. Hezbollah no es una amenaza del pasado.
En el calendario hebreo estamos por comenzar el mes de Av, en unas horas nada más. Hoy mismo por la noche. Es un período en el que se recuerdan las peores tragedias que ha sufrido el pueblo judío en estos días a lo largo de su historia. Pero no debemos bajar los brazos, ni dejarnos vencer por la desolación. Nuestros sabios nos enseñan que es justamente en los momentos de mayor oscuridad cuando aparece una luz de esperanza. En los momentos de desesperación y desolación, donde todo parece perdido, resurgirá si D´s quiere con fuerza reparadora la esperanza de paz y respeto mutuo.
Mencionábamos los 40 años de nuestra democracia. Vale la pena recuperar las palabras que el Dr. Alfonsín pronunció en el recordado discurso de aquella noche de octubre 1983, en el que dijo: “si alguien distraído al costado del camino cuando nos ve marchar, nos pregunta hacia dónde marchan y por qué luchan, tenemos que contestarle con las palabras del preámbulo: que marchamos y que luchamos para constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y garantizar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino”.
Hoy, 40 años después, 18 de julio de 2023, sus palabras recobran actualidad. También hoy si alguien distraído al costado del camino cuando nos ve juntos en este lugar, nos pregunta por qué razón nos seguimos reuniendo año tras año aquí en la calle Pasteur 633, a las 9.53, debemos responder con el mismo espíritu de ese épico discurso de 1983, acudiendo simplemente al preámbulo de nuestra constitución nacional: marchamos y luchamos “para afianzar la justicia…” porque sabemos que sin justicia no hay democracia.
Marchamos y luchamos porque tenemos la responsabilidad de que las futuras generaciones puedan vivir en un país mejor que no cargue con la vergüenza de la impunidad;
Marchamos y luchamos porque no estamos dispuestos a acostumbrarnos a la injusticia;
Marchamos y luchamos porque queremos estar siempre presentes en aquellas causas que demanden nuestra voz.
Marchamos y luchamos porque estamos determinados a honrar la memoria de quienes ya no están. 85 vidas arrancadas que lloran cada día sus familiares y seres queridos. Historias que debían continuar después de las 9.53.
Porque después de 29 años nos sigue uniendo un compromiso irrenunciable con la verdad y con la esperanza de construir juntos un mundo mejor.
Gracias por estar hoy y siempre. Gracias por decirles a los familiares que no caminan solos.
¡Gracias por acompañarnos! Que D´s los bendiga.”
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