¨La presencia de Dios nos da el respeto a nuestros hermanos. La cercanía de Dios es la garantía para que nos tratemos como hermanos. Necesitamos volver a vivir en la comunión, en el respeto, en el diálogo, en la verdad, en la justicia, en la paz y en el amor¨, sostuvo el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, al reflexionar sobre la fiesta de la Santísima Trinidad en el programa radial ¨Compartiendo el Evangelio¨.
"La presencia de Dios nos da el respeto a nuestros hermanos. La cercanía de Dios es la garantía para que nos tratemos como hermanos. Necesitamos volver a vivir en la comunión, en el respeto, en el diálogo, en la verdad, en la justicia, en la paz y en el amor", sostuvo el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, al reflexionar sobre la fiesta de la Santísima Trinidad en el programa radial "Compartiendo el Evangelio".
"Sabemos -aseguró el prelado- que Dios es Uno y Trino por la fe y porque Cristo lo ha revelado. Uno puede acceder a conocer esta realidad, este misterio, no por el razonamiento pero sí por la fe; la fe no es contraria a la razón, pero la razón no alcanza a ser suficiente para que pueda abastecernos en la fe. Por eso la fe es superior a la razón, pero no la desprecia, no la anula, al contrario la fortalece y la ilumina".
"Lo que tenemos que afirmar -agregó- es que el Padre es quien genera, el Hijo es enviado por el Padre y, cumpliendo con la misión de salvación para todos los hombres, resucitado con el Padre, nos envía al Espíritu Santo cuya misión es estar hasta el final de los tiempos con nosotros".
Dios no es una soledad -sostuvo el obispo-, es una convivencia, una comunidad, una comunión, de allí la importancia de aceptar esta participación: Dios nos diviniza, nos deifica, nos hace partícipes, podemos acceder al conocimiento Trinitario por medio de Cristo, que es el camino, la verdad y la vida.
"Nosotros -prosiguió diciendo- también tenemos que hacer un camino, un proceso, un desarrollo. El ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, Cristo es perfecto y nosotros estamos en camino hacia la plenitud y la perfección. Para entender al hombre hay que trascenderlo y acercarse a Dios. Acercándonos a Dios y su misterio también entendemos el misterio del hombre".
Monseñor Frassia concluyó su reflexión señalando que "la presencia de Dios nos da el respeto a nuestros hermanos. La cercanía de Dios es la garantía para que nos tratemos como hermanos. Que esta fuerza trinitaria nos ayude a fortalecer las relaciones interpersonales, los tratos, los vínculos, porque muchos de ellos están como quebrados, cortados o rotos. Necesitamos volver a vivir en la comunión, en el respeto, en el diálogo, en la verdad, en la justicia, en la paz y en el amor".
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