Fue en el marco de un encuentro de delegados regionales que se realizó en la ciudad mendocina de Las Heras. El arzobispo Marcelo Colombo animó a la acción pastoral para afrontar esta realidad.
Unos 68 delegados diocesanos participaron del 1° Encuentro Regional de la Pastoral Nacional de Adicciones en territorio cuyano, que se realizó en el oratorio Ceferino Namuncurá de la ciudad mendocina de Las Heras.
La convocatoria fue realizada por la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia junto con los delegados regionales: Darío Guerrero, el presbítero Rodrigo Robles, Betina Troncoso y Sandra Arse.
Del encuentro participaron referentes de Fazenda de la Esperanza, Grupos Esperanza Viva, Hogares de Cristo, referentes de las pastorales de las diócesis de la región, MTE Vientos en Libertad, Comunidad Fuego, Cuidadores de la Casa Común, entre otros.
También estuvo presente el coordinador del Dispositivo Territorial Comunitario Maipú Sedronar, Juan José Vera. En tanto que el titular de la Sedronar, licenciado Roberto Moro, envió un video con su mensaje para la región.
Durante dos días las organizaciones presentes, que trabajan en prevención, asistencia y revinculación de personas que sufren la problemática de adicciones, intercambiaron experiencias y generaron el compromiso de tejer una red regional de lo que se dio en llamar Estrategia PAR.
Asimismo, se diagnosticó el contexto regional y nacional, que puso de manifiesto los puntos críticos en materia de salud, educación, trabajo y realidad de las redes existentes.
Uno de los problemas que se señalaron fue la “negación social de la problemática, la falta de información de lo que acontece en los territorios”, al tiempo las dificultades para articular: falta de recursos, de equipo, entre otras.
También se planteó la necesidad de declarar la emergencia en salud, puesto que el problema, aunque invisibilizado, es grave y afecta sobre todo a las poblaciones más vulneradas.
El representante del Grupo Esperanza Viva, Agustín González, de Merlo (San Luis) contó detalles de la situación: “A nosotros nos llaman de toda la provincia con chicos que piden ayuda, pero llegar hasta Merlo es un gasto de dinero que no todos pueden cubrir”.
Se consensuó la necesidad de promover la generación de la Red de Prevención, Asistencia y Revinculación regional, proponiendo fortalecer la formación y capacitación de los integrantes, y al mismo el equipo regional que acompañe la tarea de los delegados, y también gestionar en forma conjunta ante distintos organismos del Estado.
Acompañaron el encuentro, monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza, quien manifestó que “con el ícono evangélico del buen samaritano, la pastoral de adicciones se inscribe en la comprensión de la Iglesia como hospital de campaña, donde cada vida es sagrada y digna de ser recibida como viene, sin condiciones ni marginaciones de ninguna índole”.
“La pastoral de adicciones, como verdadera pastoral de trinchera, no puede darse el lujo de la atomización o de la dilación a la hora de esperar mejores respuestas posibles cuando la emergencia es hoy y dispensa de superficiales prolijidades o pruritos innecesarios frente a la vida que clama”, les recordó.
En otro momento, el arzobispo mendocino manifestó su preocupación por la actual escalada de consumo de sustancias en sectores populares y calificó al flagelo de la droga como una nueva forma de pobreza. También destacó que no solo se piense en los tratamientos, sino también en la reinserción de las personas que lo sufren.
Participaron también el presbítero Marcelo De Benedectis, responsable de Pastoral Social mendocina, quien dejó el mensaje de tener en cuenta las tres C: Comunicación, Compromiso y Creatividad.
El obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Marcelo Mazzitelli, estuvo en el plenario de cierre, en el que se comenzó a tejer la red, y junto al presbítero Rodrigo Robles, de San Juan, presidió la celebración de la palabra en el Oratorio Ceferino.
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