“El diálogo ecuménico hoy no puede estar separado de la realidad y de la vida de nuestras Iglesias”, son palabras del Papa Francisco al recibir en la mañana del jueves en la Sala Clementina del Vaticano, a la delegación de la Iglesia Evangélica Luterana de Alemania y a la Comisión Ecuménica de la Conferencia Episcopal Alemana, en visita ecuménica en Roma.
En su discurso el Santo Padre recordó los casi cincuenta años de intenso trabajo y diálogo entre católicos y luteranos. «El notable progreso que, con la ayuda de Dios, se ha realizado constituye un sólido fundamento de amistad sincera vivida en la fe y en la espiritualidad», no obstante – señaló el Papa – las diferencias teológicas que todavía perduran en varias cuestiones de fe, no han impedido la colaboración y convivencia fraterna de nuestras Iglesias y Comunidades eclesiales comprometidas hoy en un camino ecuménico común.
Recordando la Encíclica de San Juan Pablo II, Ut unum sint, el Obispo de Roma subrayó la responsabilidad ecuménica que tiene la Iglesia católica: «el ecumenismo es de hecho, una tarea esencial de la Iglesia, convocada y orientada a la unidad de Dios Uno y Trino». También recordó la importancia de la firma de los textos conjuntos, como la Declaración Común sobre la doctrina de la justificación, esta dijo el Pontífice, es un “hito” que permite proseguir con confianza el camino iniciado. Muestra de este camino de amistad fue que el pasado 21 de noviembre resonaron las campanas de todas las catedrales de Alemania, invitando a los cristianos a recordar el cincuenta aniversario de promulgación del Decreto Unitatis redintegratio del Concilio Vaticano II.
De otro lado el Santo Padre manifestó su alegría por los trabajos que se están realizando en cuanto se refiere a la dignidad de la persona. «Me alegro que la Comisión de diálogo bilateral entre la Conferencia episcopal alemana y la Iglesia evangélica luterana de Alemania está por terminar su trabajo sobre el tema “Dios y la dignidad del hombre”. De grande actualidad son las cuestiones relativas a la dignidad de la persona humana al inicio y al final de su vida, así como aquellas inherentes a la familia, al matrimonio y a la sexualidad, que no pueden ser dejados de lado sólo porque no se quiere poner en riesgo el consenso ecuménico alcanzado»; sería un pena, si sobre estas importantes cuestiones relacionadas con la existencia humana, se verificaran nuevas diferencias confesionales, dijo el Papa.
«El diálogo ecuménico hoy no puede estar separado de la realidad y de la vida de nuestras Iglesias. En el 2017 los cristianos luteranos y los católicos conmemoraremos conjuntamente el quinto centenario de la Reforma. En esta ocasión, luteranos y católicos tendrán la posibilidad por primera vez de compartir la misma celebración ecuménica en todo el mundo, no en la forma de una celebración triunfalista, sino como profesión de nuestra fe común en Dios Uno y Trino». Al centro de este evento, afirmó Francisco, se encontraran la oración común y el pedido de perdón dirigido al Señor Jesucristo por las culpas reciprocas, junto al gozo de recorrer un camino ecuménico compartido. En este sentido, es importante tener presente el documento producido por la Comisión luterana-católica para la unidad, publicado el año pasado y titulado “Del conflicto a la comunión. La conmemoración común luterana-católica de la Reforma en el 2017”.
«Pueda esta conmemoración de la Reforma animar a todos a cumplir, con la ayuda de Dios y el auxilio del Espíritu Santo, a dar ulteriores pasos hacia la unidad y a no limitarnos simplemente a lo que ya hemos alcanzado». El Papa Francisco animó de este modo a católicos y luteranos a seguir adelante en este camino hacia la unidad. Antes de concluir su discurso, el Pontífice alentó a mantener la colaboración fraterna: «Con la esperanza que su visita fraterna contribuya a fortalecer la buena colaboración que existe entre luteranos y católicos en Alemania y en el mundo, invoco de corazón la bendición del Señor sobre ustedes y sobre sus comunidades».
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