En el Día del Diácono, los obispos valoran su misión evangelizadora y de servicio

En el Día del Diácono, los obispos valoran su misión evangelizadora y de servicio

Hoy, 10 de agosto, la Iglesia celebra a san Lorenzo diácono y mártir y, en su figura, sobre todo a los diáconos permanentes. Los obispos subrayaron la entrega y el servicio de este ministerio.

 

Con ocasión de la fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir, que la Iglesia recuerda el 10 de agosto, se celebra hoy el Día del Diácono, referido particularmente a los diáconos permanentes.

San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma que, en el siglo III, ayudaban al papa Sixto II, quien lo nombró administrador de los bienes de la Iglesia y le permitió distribuir ayuda a los pobres y necesitados.

Aunque no es sacerdote, el diácono no es un simple "ayudante", sino que ejerce su ministerio habiendo recibido el Orden Sagrado en un grado menor. Su misión es proclamar el Evangelio, predicar y asistir en el Altar, administrar el sacramento del bautismo, presidir la celebración del sacramento del matrimonio y conferir los sacramentales, entre otras acciones.

En esta ocasión, algunos obispos enviaron sus saludos, sobre todo, a los diáconos permanentes que acompañan a la Iglesia diocesana.

El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, y su obispo auxiliar, monseñor José Adolfo Larregain, reconocieron agradecidos el servicio pastoral que realizan en sus comunidades los diáconos permanentes de la arquidiócesis y también los tres diáconos transitorios que se preparan para el ministerio presbiteral.

En su mensaje, los animaron a continuar en ese camino de entrega sinodal, apostólica y misionera: “Nos hace mucho bien recordar con ustedes aquella hermosa frase referida a san Lorenzo: ‘Dilexit Ecclesiam’, amó a la Iglesia. En la contemplación de la cruz liberadora de Jesús, encontramos aquella profunda armonía, para amar con igual intensidad y radicalidad a la Iglesia y a la propia familia”.

Por su parte, monseñor Eduardo Eliseo Martín, arzobispo de Rosario, invitó a rezar por los diáconos de la arquidiócesis, “para que den testimonio del amor de Jesús en el servicio desinteresado a los demás”.

Mientras tanto, los obispos de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera y monseñor Eduardo Redondo, enviaron un saludo agradecido a los diáconos de la diócesis, animando a vivir el diaconado permanente desde la familia.

“Quizá hoy, sostener, contener y acompañar la propia familia sea uno de los mayores desafíos, sino el mayor, que el Señor te regaló. Por eso, nunca te olvides de que Dios te llama a vivir el ministerio desde tu familia”, exhortaron.

Además, les recordaron: “Dios te llama para servir desde tu raíz, y tu raíz está donde está tu corazón. Un ministerio sin raíces se puede confundir y convertirse en un trabajo separado de la fe y del corazón”.

El obispo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto, agradeció el gran aporte que los diáconos hacen a la Iglesia y los animó a reencantarse “en el servicio de cada día, con el Jesús de los Evangelios; con el Jesús Siervo, pobre y humilde, ese Jesús que habita en cada hermano”.

“Que Dios y la Virgen María los fortalezcan con la gracia del Espíritu Santo, para que desempeñen con alegría, fidelidad y en espíritu de comunión eclesial su ministerio pastoral, siguiendo los pasos de Jesucristo, el cual no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de la humanidad”, añadió.

También el obispo castrense de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, saludó a los diáconos en su día y destacó que “san Lorenzo supo ver de verdad los verdaderos tesoros de la Iglesia y los cuidó con la entrega de su vida”.

El obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecín, destacó que los diáconos “ayudan a hacer memoria de que todos los bautizados estamos llamados a servir a la manera de Jesucristo”, expresando su agradecimiento por la entrega de cada uno, que nos recuerda a Jesús, “que no vino a ser servido sino a servir”.

A su vez, destacó su alegría por la reapertura de la Escuela de Diaconado Permanente “San Lorenzo” de la diócesis, que tiene como sede la casa de ejercicios espirituales San Liborio, e impartió su bendición.

El obispo de Azul, monseñor Hugo Salaberry, recordó la tarea de los diáconos en su jurisdicción y los alentó a continuar con su misión de servicio y evangelizadora.

El orden diaconal

En la historia de la Iglesia, los diáconos siempre han sido siempre de gran ayuda para los sacerdotes.

El diácono recibe el sacramento del Orden, con el que ejerce el ministerio de la Palabra, la liturgia y la caridad. Su función principal es la asistencia cualificada al sacerdote en las celebraciones y no es simplemente un “ayudante”.

Algunas de las competencias de los diáconos son: administrar el Bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, ser ministros de la exposición del Santísimo y de la bendición eucarística, ser ministros ordinarios de la Sagrada Comunión, portar el viático a los moribundos, en nombre de la Iglesia asistir y bendecir el matrimonio, proclamar las Sagradas Escrituras a los fieles, administrar los sacramentales -como el agua bendita-, bendecir casas, imágenes y objetos, presidir el rito fúnebre y la sepultura, etc.

El diaconado, en su versión de ministerio permanente, decae en Occidente después del siglo V, y este tercer grado del sacramento del Orden se convierte entonces en una mera etapa para llegar al grado siguiente, es decir, al sacerdocio. Tras el Concilio Vaticano II, fue restablecido "como un grado particular dentro de la jerarquía".

Comentá la nota