“El Padrenuestro es la oración cristiana por excelencia”, destacó al comienzo de unas consideraciones -difundidas este 12 de abril, en la Octava de Pascua- el arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, y advirtió que en esa reflexión “renunció a realizar una exégesis histórico-crítica”, ya que le importó más “ofrecer una meditación que eleve el corazón a la relación con el Padre”.
Tras explicar que recibimos la oración del Padrenuestro en dos versiones, la del Evangelio de san Mateo y la de san Lucas, señaló que “en el Antiguo Testamento se reconoce que Yahveh es el Padre de su pueblo”, pero “en la revelación cristiana, en cambio, brota del hecho de la Encarnación: es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, quien llama –con toda razón- Padre a Yahveh”, y subrayó: “En este hecho reside la originalidad del Padrenuestro, que implica una profesión de fe: la verdad central del cristianismo; asumimos el apelativo 'Padre' porque en el Hijo hemos sido hechos hijos de Dios”.
Al respecto, monseñor Aguer apuntó que “el crecimiento en la vida cristiana incluye el progreso en la intimidad de confianza y amor con el Padre de Nuestro Señor Jesucristo, a quien podemos pedirle todo”.
Asimismo, destacó que en la oración decimos “Padre nuestro, no mío”, indicando “sencillamente la fraternidad cristiana, expresada sobre todo en la liturgia, que es siempre coral, comunitaria. Inclusive cuando el sacerdote celebra solo; toda la Iglesia está con él”.
El arzobispo emérito de La Plata desgranó luego cada frase del Padrenuestro, ofreciendo una reflexión sobre cada una, para comprender la profundidad teológica y espiritual de “la oración que el mismo Jesús nos enseñó”.
Comentá la nota