Tras constatar "una vez más agresiones judeofóbicas" reclama que se sancionen sus nuevas expresiones. El empresario opinó que "los judíos se benefician" y que "son malos clientes” en el marco de la pelea por la exportación de carne.
El matarife Alberto Samid con detención domiciliaria volvió a ser acusado de antisemitismo al responderle en sus redes sociales a Galit Ronen, embajadora de Israel en Argentina. Ayer se defendió y dijo que se trató de “una respuesta comercial”.
En declaraciones a Radio 10, dijo que es “muy nacionalista”. Y agregó: “En este caso salí al cruce de una embajadora que se inmiscuye en los problemas internos del país”, aseguró.
“Si nosotros queremos suspender las exportaciones de carne o no, es soberano de un solo país. Ningún embajador puede meterse. Si todos los embajadores se van a meter en las decisiones nuestras entonces no es un país. No nos ponemos a cuestionar lo que pasa en Israel”, dijo.
“Nosotros le estamos haciendo un favor a ellos, no ellos a nosotros. Ojalá no le vendamos más dije yo. La carne que nosotros le vendemos afuera vale cuatro o cinco veces más. En este sentido, venderle carne a Israel, a los judíos, ellos son los que se benefician porque ganan cuatro veces más”, continuó Samid.
Además, dijo que criticó a otros empresarios judíos, como Hugo Sigman, Marcos Galperín o Gustavo Grobocopatel, por “causas nacionales”. Denunció que uno no cumplió con las vacunas para el país y que los otros se enriquecieron en la Argentina pero se fueron “a pagar impuestos a Montevideo”.
Samid permanece detenido en su domicilio tras haber sido condenado a cuatro años de prisión por asociación ilícita en abril de 2019 por el Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE), después de haber sido capturado en Belice, donde había intentado esconderse.
La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) repudió este martes las declaraciones. Rechazaron sus días y lo calificaron como “un antisemita incansable” por sus recurrentes dichos en esa línea.
“Una vez más, ante sus reiteradas agresiones judeofóbicas, la DAIA rechaza sus manifestaciones y reclama que se sancionen sus nuevas expresiones.
Sobre la denuncia en su contra por decir que “los judíos son malos clientes”, dijo no ver “ningún antisemitismo en las palabras que dije”. “A mí me dicen católico y yo me enorgullezco, no sé porqué a alguien que le digan que es judío se va a ofender”.
El matarife respondió a a Galit Ronen, embajadora de Israel en Argentina. La funcionaria afirmó que si se mantiene la incertidumbre respecto de si nuestro país le venderá carne o no al suyo, deberán buscar otros mercados.
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