Carta del Papa Francisco a los católicos cubanos
Al conmemorarse el 25 aniversario del viaje del papa Juan Pablo II a Cuba, del 21 al 26 de enero de 1998, el papa Francisco, mediante una carta dirigida a los católicos cubanos pidió «hacer presente en sus corazones» las acciones y palabras de San Juan Pablo II durante su visita a la isla, «para dar un nuevo impulso a la construcción del futuro del país con esperanza y determinación.»
«Me gustaría que durante este tiempo vuelvan a hacer presente en sus corazones los gestos y las palabras que mi predecesor les dirigió durante su visita, que resuenen con fuerza en el presente, y den un nuevo impulso para seguir construyendo con esperanza y determinación el futuro de esa nación», dice el papa Francisco en su misiva.
Recuerda el pontífice argentino que en el mensaje a los jóvenes cubanos (el 23 de enero) el papa Juan Pablo II los exhorto a afrontar «con fortaleza y templanza, con justicia y prudencia los grandes desafíos del momento presente; vuelvan a las raíces cubanas y cristianas, ¡y hagan cuanto esté en sus manos para construir un futuro cada vez más digno y libre!».
Y pidió encarecidamente a esos jóvenes, que hoy ya son adultos, «que no olviden que la responsabilidad forma parte de la libertad. Más aún, la persona se define principalmente por su responsabilidad hacia los demás y ante la historia».
Un momento especial
La visita a Cuba –con recibimiento de Fidel Castro y con los reflectores del mundo puestos sobre la isla—fue muy famosa por la frase que pronunciara el Papa nada más aterrizar en el aeropuerto José Martí de La Habana: «Que Cuba se abra al mundo para que el mundo se abra a Cuba».
En opinión de Justo Luis Rodríguez, obispo de Pinar del Río, «la visita del papa Juan Pablo II a Cuba en 1998 se dio cuando la Iglesia en Cuba ya vivía algunos de los frutos de la renovación pastoral que se abrió a los caminos difíciles de la evangelización hacia fuera de los templos en una sociedad que se convertía cada vez más al ateísmo y cuando en 1986 se celebraba el ENEC (Encuentro Nacional Eclesial Cubano), para mí el evento más significativo de la Iglesia que vive en Cuba en la segunda mitad del siglo pasado y que abrió las puertas a la visita del primer Papa a nuestra Patria».
Los obispos cubanos, considerando que la visita de San Juan Pablo II fue «un acontecimiento que marcó la historia y fue una bendición para nuestro pueblo», pidieron al papa Francisco que el cardenal Beniamino Stella, quien fuera Nuncio en Cuba en ese momento, presidiera las celebraciones que, a partir del 24 de Enero, se van a llevar a cabo en todas las diócesis de Cuba «y, de esa forma, hacer presente las enseñanzas transmitidas por el Papa Santo en las cuatro celebraciones eucarísticas y en los otros encuentros que presidió».
Dos improvisaciones
En la Plaza de la Revolución soplaba un fuerte viento. San Juan Pablo II improvisó con las siguientes palabras simbólicas: «Este viento de hoy es muy significativo porque el viento simboliza al Espíritu Santo. “Spiritus spirat ubi vult. Spiritus vult spirare in Cuba” (El Espíritu sopla donde quiere. El Espíritu quiere soplar en Cuba)», palabras que recordarán por todos estos años los católicos de la isla caribeña.
Y al despedirse en el Aeropuerto Internacional de La Habana, caía una lluvia muy fina. De nuevo, el Papa improvisó: «Me hice la pregunta de por qué después de estos días… en que hacía tanto calor, llegó la lluvia. Esto podría ser un signo: el cielo cubano llora porque el Papa se va… esto sería una hermenéutica superficial… Cuando nosotros cantamos en la Liturgia “Rorate coeli desuper et nubes pluant justum” (Que los cielos destilen rocío y que las nubes envíen al Justo), es el Adviento. Quiero expresar mis votos para que esta lluvia sea un signo bueno de un nuevo Adviento en vuestra historia.»
Comentando estas palabras el ingeniero agrónomo, escritor y educador cubano Dagoberto Valdés Hernández, comentó, recientemente, con tristeza: «Cuba sigue en la esperanza de ese Adviento».
Comentá la nota