“Cuando la Iglesia interviene en procesos de paz no es para ganar privilegios sino para servir al bien común desde la fraternidad cristiana” (Mons. Jorge Lozano)

“Cuando la Iglesia interviene en procesos de paz no es para ganar privilegios sino para servir al bien común desde la fraternidad cristiana” (Mons. Jorge Lozano)

Organizado por el Cebitepal, del 29 al 31 de marzo en Bogotá, Colombia, se llevará a cabo el Congreso Latinoamericano y Caribeño Diálogo, Mediación, Transformación y Justicia Restaurativa. Un encuentro entre teoría y prácticas transformadoras.

Es un auténtico desafío trabajar por la paz y, a la vez, una enorme necesidad. Conocer estas instancias en las que se trabaja en todo el continente, las vertientes teóricas, los equipos que se involucran en la construcción de la paz, de esto se tratará este Congreso: mediaciones, casos, educación para la paz, geopolítica de la esperanza, diálogo en el que prevalece nuestra condición de hermandad. Entramos en diálogo con el secretario general del CELAM, monseñor Jorge Eduardo Lozano, quien tendrá a su cargo el cierre del Congreso y nos compartió sus pareceres sobre el rol de la Iglesia en los procesos de paz.

¿Por qué la Iglesia católica interviene en procesos de paz?

Porque estamos convencidos de que todos somos hermanos, formamos parte de una misma familia con toda la humanidad, y que el llamado de Dios nos empuja a que podamos construir esa fraternidad. Jesús en el Evangelio, en las Bienaventuranzas, en una de ellas dice “Felices los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios”. Justamente sabemos que Dios nos ha dado una casa común para que allí viva la familia humana y que viva en fraternidad.

¿Qué podemos aportar los cristianos a los procesos de paz?

Podemos aportar nuestra capacidad y posibilidad de escucha, de contención, de orientación, el testimonio de que nuestras actitudes no están teñidas de intereses económicos o de sector. Cuando intervenimos en procesos de paz no es para que nosotros ganemos territorio o dinero o alcanzar algún tipo de privilegio, más bien —y esto es lo que se valora por parte de la sociedad—  nuestro interés es el servicio al bien común desde nosotros, con nuestra fe en Jesús, que murió y resucitó para hacernos hermanos y hermanas.

¿De quiénes aprendió a vivir su servicio episcopal para propiciar paz en sus ambientes?

He seguido de cerca los trabajos y tareas por la paz de algunos líderes como Adolfo Pérez Esquivel (argentino, premio Nobel de la Paz, 1980); o en otros países del continente, por ejemplo, como se trabaja en este encuentro que se realizará en Bogotá, en el que se muestra cómo en situaciones de conflictos sociales hace falta dedicarse a la paz en cada lugar.

A mí particularmente como obispo, en lugares en los que me ha tocado servir, he estado cerca de situaciones de conflicto, en lugares bien circunscriptos geográficamente, o también en la Pastoral Social a nivel nacional, en conflictividades de momentos particulares como el avance del narcotráfico, o las leyes que no se cumplen del relevamiento territorial indígena, o el avance de la legalización de las apuestas de modo electrónico, en distintas problemáticas que han ido apareciendo, también acompañando a los movimientos sociales en algunos de sus reclamos.

El Congreso contará con la presencia de presidente de CELAM, monseñor Miguel Cabrejos; Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina; Juan Luis Hernández Avendaño, rector de la Universidad Ibero de Torreón; Thomas P. Bamat, investigador Catholic Relief Services; Alberto Barlocci, analista internacional; Hermana Inés Zambrano, Superiora General de la Misioneras Lauritas; entre otros prestigiosos ponentes y referentes de la temática.

La participación completa al Congreso en modalidad presencial o virtual será certificada por el CEBITEPAL y la Universidad Pontificia Bolivariana.

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