Del 28 al 30 de abril el Papa Francisco visitará Hungría, una tierra que guarda mucha relación con el rezo del Ángelus en el mundo. Durante su viaje a este país, San Juan Pablo II dio algunas pistas de la histórica conexión en la que se mezclan la devoción a la Virgen María, una guerra y un santo líder de soldados.
Por Abel Camasca
El domingo 18 de agosto de 1991 San Juan Pablo II se disponía a rezar el Ángelus desde el Santuario húngaro de Máriapócs.
Aquel día, el Papa peregrino recordó: “Como sabéis bien, la oración que estamos a punto de rezar —una oración sencilla y breve, pero que encierra en sus expresiones concisas el misterio central de nuestra salvación— se difundió en el mundo tras un acontecimiento histórico decisivo que se verificó aquí”, indicó el Pontífice.
En 1456 se produjo la batalla llamada Sitio de Belgrado, en la que se enfrentaron tropas húngaras y serbias contra el imperio otomano, conformado por musulmanes que amenazaban el cristianismo en Europa.
Si bien hoy en día Belgrado queda en Serbia, en ese entonces era un fuerte vecino al reino de Hungría, que también se veía amenazado por la invasión turca.
Dentro de las milicias cristianas se encontraba el “Apóstol de la Europa Unida”. De acuerdo a Vatican News, éste era el sacerdote franciscano San Juan de Capistrano, quien tiempo antes había recibido un mandato del Papa Nicolás V (anterior a Calixto III) de evangelizar las zonas europeas más abandonadas y contrarrestar herejías.
El valiente santo, al ver el avance decidido de los musulmanes, empezó a reclutar soldados voluntarios, encontrando gran aceptación entre los húngaros, quienes se sentían más amenazados.
Es así que durante la batalla, San Juan lideró un ejército de 5 mil hombres, por lo que es considerado patrono de los capellanes militares.
En medio de todo este contexto, el Papa Calixto III mandó a todo el mundo católico que al toque de las campanas al mediodía se rezara el Ángelus, pidiendo protección divina.
Al final, las súplicas fueron escuchadas y junto a la destreza de los defensores del cristianismo se obtuvo la gloriosa victoria.
Con el tiempo, el toque de campanas se convirtió en un signo de triunfo y se ha mantenido hasta nuestros días en numerosas iglesias con el rezo del “saludo del ángel a María”.
Al respecto, San Juan Pablo II enfatizó en Hungría que “el origen histórico de esta plegaria, relacionada con la aspiración a la tranquilidad y a la paz, y su estructura esencialmente bíblica que partiendo de la Encarnación y pasando a través del misterio pascual se abre a la esperanza de la resurrección final, conservan inalterado su valor e intacta su frescura a siglos de distancia”.
“El Ángelus es una plegaria sumamente actual”, puntualizó.
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