Cuál es el barrio de la comunidad judía donde es «reconocido» Javier Milei

Cuál es el barrio de la comunidad judía donde es «reconocido» Javier Milei

El frente de la sinagoga The Shul, sobre la avenida Collins, está en plena refacción. Los obreros trabajan sobre las escalinatas y paredes externas, entre el ruido incesante de taladros. 

“Es una remodelación de la parte vieja del templo”, señala a LA NACION el encargado de la obra, un francés de la comunidad judía de Surfside, a quien le cambia la cara cuando se le menciona a la Argentina. Esta es su opinión sobre Javier Milei:

“Acá amamos a Javier Milei, por su defensa tan fuerte de Israel. Yo nunca había visto un presidente así en el mundo. Es un gran tipo. Está un poco loco, pero le está haciendo muy bien a la Argentina, ¿no?”, dice el hombre, que prefiere mantener el anonimato.

Cuenta que conoció al líder libertario antes de ser mandatario, en junio del año pasado, y que incluso almorzó con él cerca de The Shul, de la organización judía jasídica Chabad Lubavitch, donde en abril pasado fue distinguido como “Embajador Internacional de la luz” junto con su hermana, Karina Milei, por su respaldo a Israel. “El encuentro fue por un amigo en común, [Patricio] Pato Fuks. Él de hecho le consiguió el hotel aquella vez”, añade, en referencia al empresario argentino, ex CEO de WeWork Latam. Fuks participó de la reunión en Texas entre el Presidente y el multimillonario Elon Musk, un aliado clave del presidente electo Donald Trump que ahora fue designado al frente del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos.

En Surfside –conocida como “Little Buenos Aires”, por su población argentina-, Bal Harbour y Bay Harbor Islands, tres localidades al norte de Miami Beach con hoteles exclusivos, tiendas de lujo, torres residenciales y tranquilas playas donde se asienta la comunidad judía, la devoción por Javier Milei es incondicional.

“Lo quieren mucho en toda la comunidad porque como fue allí dos veces antes de ser presidente, sienten que lo conocen de antes. Él fue muy generoso con todos y ha tenido también una cálida recepción en Bal Harbour”, cuenta a LA NACION un amigo de Milei con quien ha compartido sus días en sus visitas a la zona.

Ben, oriundo de Surfside pero que ahora vive en Miami Beach, llegó con lo justo para un servicio a The Shul, a las 14 de un martes soleado. “Me quedan dos minutos. ¿Me acompaña?”, invita. “¿Es de la Argentina?”, pregunta, y se le dibuja una sonrisa en la cara. “Todos amamos a Milei. Es una gran persona. Tiene rasgos como los de Trump, porque no es un político profesional y puede decir lo que piensa sin filtros”, dice, y cuenta que está al tanto de la visita del Presidente al líder republicano en su mansión Mar-a-Lago, en Palm Beach, este jueves. “Es muy proactivo. Creo que está haciendo grandes cosas por la Argentina. Ojalá que pueda volver a venir a The Shul. Lo esperamos con ansias, con él nunca se sabe: es imprevisible”, acota.

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La distinción de Milei -por “sus incansables esfuerzos en nombre de Israel y la comunidad global”- coincidió con la inauguración de una ampliación del Centro Menachem Mendel Schneerson, obra iniciada en 2017 para duplicar su impresionante sede de 3100 metros cuadrados. “¡Viva la libertad, carajo!”, dijo en su presentación el rabino Sholom Lipskar. “¡El presidente Milei es luz!”, añadió.

Chabad Lubavitch es una rama mesianista del judaísmo, y sus miembros sienten que la llegada del mesías a la Tierra es inminente. La creencia es que el mesías pueda ser el venerado rabino Menachem Mendel Schneerson, fallecido en 1994, cuya tumba fue a visitar Milei en Nueva York en su primer viaje tras ser consagrado presidente, en noviembre del año pasado. Hace años, esta congregación fue catalogada por la revista Newsweek como una de las 25 más vibrantes de Estados Unidos.

Gabriel Groisman, norteamericano hijo de argentinos e influyente miembro de la comunidad judía local, fue alcalde de Bal Harbour hasta 2022. Junto a Surfside y Bay Harbor Islands –las tres con el mismo código postal, 33154, aclara-, se formó “una gran comunidad, compuesta por asquenazíes, sefardíes, franceses, de todo”, con muchas sinagogas. “Es una zona muy religiosa y estamos todos conectados. Trabajamos mucho juntos dentro de la comunidad. No conozco ninguna como ésta en el país”, recalca a LA NACION, y cuenta que como miembro de The Shul dese hace 20 años estuvo en la presentación de Milei allí.

Abogado de 43 años y lobista para compañías que buscan hacer negocios con el gobierno del republicano Ron DeSantis en Florida, Groisman destaca que políticamente la comunidad es muy conservadora y muy involucrada. “Tener un presidente de un país importante de la región, como la Argentina, que puede empujar ideas conservadoras que nuestra comunidad apoyaría, y que además le da un respaldo increíble a Israel, con el antisemitismo explotando por todo el mundo este año, es impresionante de ver”, dice, al explicar el fanatismo que hay por Milei en esta zona del sur de Florida, donde se mezclan los locales de empanadas argentinas con los de especialidades de la cocina judía.

“En Miami estamos muy cerca de América Latina, no sólo geográficamente. Vemos lo que pasa allí, los países que de un día para el otro se dan vuelta en contra de Israel y en contra de la comunidad judía, como Colombia o Brasil, dependiendo quién sea el presidente. De repente tener a la Argentina de este lado nos emociona mucho”, añade Groisman, que espera un mejor vínculo entre el país y Estados Unidos a raíz de la sintonía que muestran Milei y Trump.

Baruch, oriundo de Nueva York, es otro integrante de la comunidad judia local. Camina descalzo en la playa de Bal Harbour junto a un amigo. “Conocemos a Javier Milei y lo amamos. Su respaldo a Israel es fantástico. Redujo a menos de la mitad los ministerios del gabinete, ¿no?”, sorprende. Y agrega, parafraseando en español al Presidente: “¡Afuera!”. Cuenta que vio varias veces ese video de Milei en las redes sociales. “Está enderezando la economía de la Argentina. Será algo muy bueno para el país, por muchos años”, augura.

Cerca allí, en el cruce de las avenidas Collins y Harding, se prepara un árbol de Navidad gigante, con decenas de paquetes celestes y blancos. ¿Algo que ver con la bandera de la Argentina? “En este caso no, son los colores de Bal Harbour”, aclara a LA NACION el encargado del montaje. “¿Pero no sería raro que siendo acá fuera por Milei, no?”, acota, entre risas.

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