Crónicas de Shabat: Somos los papés de Yael

Crónicas de Shabat: Somos los papés de Yael

Cuando los hijos son pequeños (ktanim) y están en el colegio, tenemos que asistir a reuniones de padres. Los evalúan, nos cuentan como van y cómo se comportan.

Por:  Marlene Manevich.      

Muchas veces hay que dejar de hacer cosas, también importantes, para poder asistir.

Pero cuando uno está en la edad dorada y tu hija (bat) que es una ejecutiva de Google, te invita a una reunión para padres te sientes un poco extraño. Qué me van a decir de mi hija? Me van a poner alguna queja de su trabajo? A una edad a la que uno ya no recibe quejas. Las ideas más extrañas rondan por la cabeza de esa idishe mame que trató de hacer lo mejor posible para que sus hijos fueran personas de bien.

 

Bloqueamos la agenda (iomán) de ese día; yo cancelé mi trabajo con las niñas para poder asistir al llamado. El día se llamaba Bring the parents to work.

Salimos temprano (mukdam) para no tener imprevistos en el camino (derej) ni demoras en el parqueadero. Almorzamos un pollito delicioso, lomás parecido a Kokoriko, que venden al frente de su oficina, ese imponente edificio de 48 pisos que se levanta en el centro de Tel Aviv. Como 20 pisos son de Google.

Fuimos tan precavidos para no llegar tarde, que nos sobró tiempo. Alcanzamos hasta a hacer una pequeña siesta en el carro, al estilo de los mejores choferes.

Llegamos a las 4 en punto y esperamos a que Yael bajara del piso 17 al 12 donde era la reunión.

Había uvas, pastelitos, café y muchas viandas para deleitar antes de entrar.

El gerente general de Google Israel abrió la charla y después hablaron varias encargadas de distintos departamentos. Se refirió a la reunión, que era como en el colegio y que era una invitación a los padres para que supieran qué hacen sus hijos y sonriendo contó que sus padres también estaban presentes. El primer video hacía alusión a qué hacen los hijos todo el día y aparecían las imágenes de varios restaurantes (misadot) que hay en la empresa (jevrá). Como quien dice, todo el día comen. Entre una comida y otra, trabajan un poco. Entre la cantidad de empleados que deambulan por la torre Electra, suben, bajan, piensan, informan, deciden, está nuestra hija.

Mostraron los inicios de la empresa, cuando 2 estudiantes soñadores, intentaban crear un motor de búsqueda para páginas web y crearon un monstruo de compañía, que hoy en día abarca demasiados campos. En Google, se buscan las vacaciones, el clima, las tareas de los hijos, comida, fechas, Waze, You Tube, Gmail, Google maps, Google Chrome, en fin, Google está presente en la vida de todos nosotros. Reemplazó al Sabio Salomón que era el buscador en la época en que eduqué a mis hijos, y a nosotros, nos tocó la Barsa, la Enciclopedia del Mundo y El Tesoro de la Juventud, entre otros. Lo que no sabe Google, no lo busque porque no existe. En la actualidad, el Ministerio de Educación, acaba de aprobar a Google para que todos los colegios de Israel utilicen su información de forma oficial. My Heritage es una de las tantas empresas que es cliente de Google y le dedicaron un buen tiempo a la explicación sobre esa empresa que se encarga de agrupar a todos los miembros de nuestras familias. En mi familia, mi hermano es el encargado de esa labor, una especie de gerente general que ha hecho esa labor tan importante de preservar nuestra familia, a través de My Heritage.

Es muy lindo ver que una empresa tan tecnológica haga algo tan sensible, como es invitar a los padres a compartir una tarde en la empresa donde laboran sus hijos para explicarnos cómo es el funcionamiento.

Para mí fue un poco difícil entender todos los conceptos, entre la tecnología y el hebreo. Algo entendí de la idea general. Descansé cuando el gerente se refirió a todos los orim (padres) diciendo que si no habían entendido nada, pero les había quedado claro lo que era IA inteligencia artificial, era suficiente y se cumplía el objetivo de la visita.

Una empresa que maneja tanta información como es Google, maneja estadísticas. Una es que entre tantos padres, solo hay una pareja de colombianos y por eso no amerita traducir la información. Claro que teníamos una traductora de Google a nuestro servicio, pues mi hija estaba sentada entre sus orgullosos padres, soplándonos al oído lo que no entendíamos. Otra estadística fue que cada 132 minutos hay una reunión de Google en todo Israel. Se toman unos 2000 botellas de agua Pellegrino en las oficinas. Ayer la estadística se subió a 2002 con las que nos tomamos Reuven y yo.

Google hizo una donación para los desplazados del kibutz Nir Oz, brindándoles vivienda con todas las necesidades y comodidades.

En la sesión de preguntas, el gerente comentó que la ventaja era que ahí los padres podían preguntar, porque seguramente en Silicone Valley no contestarían a esas preguntas.

La diferencia, antes de la visita y después de la visita, es que ahora sé en qué nube (cloud) trabaja mi hija. Miro al cielo y agradezco.

Hablaron varios encargados de las distintas áreas, con mucho humor, yo sonreía, porque la risa es universal, pero les manifiesto que si hubiera entendido más, hubiera sido más divertido. Mi hija me dijo que la última reunión de este estilo que habían hecho fue hace 10 años y que seguramente en la próxima vamos a entender más. Espero que no pasen otros 10 años porque ya estaremos muy grandes.

Para finalizar, cada hijo se encargaba de llevar a sus padres a hacer un tour por las oficinas. Fue así cómo Yael nos condujo por los confortables ascensores al gimnasio, a encanastar unos balones de basket, a un salón de música donde tocamos guitarra, batería y yo toqué la cucaracha en la organeta.

Fuimos a uno de los restaurantes y degustamos deliciosos platos. Nos obsequiaron una taza de Google para tomar un informático café todos los días.

Quedamos encantados con la visita, disfrutamos, aprendimos y nos consolamos de saber que casi todos los papás de los googleadores son simples exenials pertenecientes a la generación de los baby boomers. No somos los únicos y esos hijos cibernéticas se sienten orgullosos de sus padres. Por eso queremos contarles que SOMOS LOS PAPÁS DE YAEL.

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