Era el orgullo de los peruanos que viven junto a una colina llamada Morro Solar, al sur de Lima, la capital, y ahora se está convirtiendo en el monumento a la vergüenza.
El escándalo comenzó cuando se supo que fue financiado por el constructor brasileño Odebrecht, quien está siendo investigado por lo menos en siete países de América Latina por distribuir coimas a altos funcionarios y presidentes para conseguir a cambio licitaciones multimillonarias. En Perú hay tres presidentes en la mira de la justicia. El último de ellos es Alejandro Toledo, quien se encuentra de vacaciones en París y por el cual el gobierno peruano ofrece una recompensa y el FBI emitió una orden de captura internacional. Pero también está involucrado el ex presidente Alan García, que gobernó Perú entre 2006 y 2011 y reconoce haber convocado a “un grupo de amigos y de empresas” e invertido 30.000 dólares de sus ahorros personales “porque quería que fuera [el Cristo del Pacífico] una imagen que bendice y protege a Perú”.
El “Cristo de lo robado” mide 37 metros y es una copia casi idéntica del famoso Cristo del Corcovado de Río de Janeiro. La construcción requirió más de 800.000 dólares provenientes en gran parte de las arcas del constructor brasileño que en aquel momento se disponía a inaugurar la Línea 1 del Metro de Lima, “una obra – afirma el mayor diario peruano, La Razón – por la que hoy se sabe que pagó 7 millones de dólares en sobornos”.
La estatua se ha convertido en un monumento a la corrupción y más que al Salvador del Mundo recuerda los 29 millones de dólares distribuidos por Odebrecht para ganar licitaciones públicas entre 2005 y 2014, años durante los cuales pasaron los presidentes Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. Con Alejando Fujimori en la cárcel desde 2005, los presidentes peruanos en olor de corrupción son cuatro. Un nuevo récord latinoamericano.
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